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LECCIÓN 10: CÓMO PONER EN PRIMER LUGAR LO QUE ES PRIMERO


LECCIÓN 10

CÓMO PONER EN PRIMER LUGAR LO QUE ES PRIMERO

“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;

“sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.

“Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón…

“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:19-21, 33).

PRINCIPIO DE LIDERAZGO

Los líderes deben tener presente la eternidad al planificar su tiempo.

CONCEPTOS DE LA LECCIÓN

  1. Los líderes deben dar prioridad a la vida eterna y no a las cosas del mundo.

  2. El equilibrio es un atributo importante para los líderes de la Iglesia y de la familia.

  3. Los líderes deben aprender a administrar su tiempo.

CONCEPTO 1: LOS LÍDERES DEBEN DAR PRIORIDAD A LA VIDA ETERNA Y NO A LAS COSAS DEL MUNDO.

COMENTARIOS

Durante Su Sermón del Monte, Jesús enseñó: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan…

“Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:19, 21).

El élder Delbert L. Stapley, que en vida fue miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, explicó: “La renovación y santificación de nuestro cuerpo por el poder del Espíritu Santo se logra viviendo de acuerdo con el Evangelio. Los tesoros de buenas obras que acumulemos antes de morir irán edificando nuestra mansión eterna. El proyectar nuestra manera de pensar hacia las eternidades bajo la influencia del Espíritu nos ampliará la mente y nos dará una visión clara del plan de Dios, lo cual nos ayudará a trazar un curso que nos lleve de regreso a Su presencia. Mantengan siempre la eternidad en perspectiva aquí, en la vida terrenal, y basen sus acciones, opiniones y decisiones en las leyes eternas de Dios. Debemos educarnos, no sólo para esta vida sino también para la eternidad” (en “Conference Report”, set.-oct. de 1967, pág. 75).

Cuando el élder M. Russell Ballard [del Quórum de los Doce Apóstoles] era miembro de los Setenta, aconsejó esto: “…Recordemos que la eternidad es ahora y no un indefinido y distante futuro. Si no nos preparamos para la vida eterna, entonces nos estamos preparando para algo más, algo muy inferior” (véase “El desarrollo espiritual de nuestros hijos”, Liahona, febrero de 1979, pág. 100).

El presidente Harold B. Lee, cuando era Consejero de la Primera Presidencia, dio este consejo: “La mayoría de los hombres no establecen un orden de prioridad que los guíe en el empleo de su tiempo, y casi todos se olvidan de que su prioridad debe ser mantener su propia fortaleza espiritual y física. Después viene la familia, luego la Iglesia y por último su ocupación; y todo ello requiere tiempo” (The Teachings of Harold B. Lee, ed. por Clyde J. Williams, 1996, pág. 615)

El élder Ballard agregó este otro consejo, después de pasar a integrar el Quórum de los Doce Apóstoles: “Primero, reflexionen sobre su vida y establézcanse un orden de prioridad. Dediquen regularmente unos momentos de paz para pensar profundamente a dónde quieren llegar y qué deben hacer para lograrlo. Jesús, nuestro ejemplo, muchas veces ‘se apartaba a lugares desiertos, y oraba’ (Lucas 5:16). Nosotros debemos hacer lo mismo de cuando en cuando para renovarnos espiritualmente como el Salvador lo hizo. Anoten diariamente lo que desearían hacer en el día; y al hacerlo, lo primero que deben tener presente son sus convenios sagrados con el Señor” (véase “El equilibrio en las exigencias de la vida”, Liahona, julio de 1987, pág. 13).

IDEAS PARA LA ENSEÑANZA

Lea con los alumnos Mateo 6:19-21 y Lucas 12:13-21. Analicen lo que esos versículos enseñan sobre la importancia relativa de lo temporal y sobre lo eterno (véase también la sección “Comentarios”).

Diga a los alumnos que hagan una lista de las actividades y las ocupaciones a las que deben dedicar tiempo. La lista puede incluir el estudio de las Escrituras, el servicio a los demás, el trabajo, las actividades con los amigos, el pasar tiempo con la familia, el ejercicio, las asignaciones de los estudios, y la diversión. Pídales que clasifiquen las actividades de la lista por orden de importancia, empezando por lo más importante, y que analicen el porqué de haberlas puesto en ese orden.

Asegúrese de que entiendan que a veces es necesario dejar de lado aun las que tengan prioridad para atender a una emergencia, llevar a cabo una tarea importante o prestar servicio. Del mismo modo, algunos elementos que puedan parecer menos importantes desde una perspectiva eterna, como los estudios, pueden tener mucha importancia en prepararnos para el servicio futuro en el reino. En medio de todo lo que tenga prioridad, debemos mantener nuestra vida centrada en Jesucristo y en el Evangelio.

CONCEPTO 2: EL EQUILIBRIO ES UN ATRIBUTO IMPORTANTE PARA LOS LÍDERES DE LA IGLESIA Y DE LA FAMILIA.

COMENTARIOS

El presidente Ezra Taft Benson escribió lo siguiente: “Las Escrituras dicen, refiriéndose a la preparación de Jesús para Su misión, que ‘crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres’ (Lucas 2:52). Esto abarca cuatro aspectos principales respecto a las metas: lo espiritual, mental, físico y social. ‘…Por lo tanto, ¿qué clase de hombres habéis de ser?’, preguntó el Maestro. Y Él mismo contestó: ‘…En verdad os digo, aun como yo soy’ (3 Nefi 27:27). Ahí tenemos una meta para toda la vida: seguir Sus pasos y perfeccionarnos en toda virtud como Él lo hizo” (The Teachings of Ezra Taft Benson, 1988, págs. 383-384).

El presidente Spencer W. Kimball, cuando integraba el Quórum de los Doce Apóstoles, testificó de esta manera: “El Salvador tenía una personalidad agradable; era bondadoso, amable, comprensivo; nunca se escapó por la tangente y era perfectamente equilibrado en todo. En su vida no existió la excentricidad” (The Teachings of Spencer W. Kimball, ed. por Edward L. Kimball, 1982, pág. 13).

El élder Neal A. Maxwell, miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó esto: “Debido a las desparejas etapas de la vida, el Señor desea que haya equilibrio en Sus discípulos, así como en la Iglesia colectivamente. No podemos andar a toda vela sin anclar nunca. Más aún, al progresar, ‘la raíz y la copa” deben tener ‘igual fuerza’ (Jacob 5:66) a fin de proveernos la capacidad de soportar tanto el exceso de calor como la tormenta” (If Thou Endure It Well, 1996, pág. 122).

IDEAS PARA LA ENSEÑANZA

Pida a un alumno que lea en voz alta Lucas 2:52. Anote en la pizarra las palabras del versículo que describen los aspectos en los que “creció” Jesucristo (sabiduría, estatura, gracia con Dios y los hombres). Junto a esas palabras escriba mental, físico, espiritual y social (véase la sección “Comentarios”). Dirija a la clase en un análisis de los problemas que surgen al tratar de mantener en equilibrio esos aspectos.

Considere la posibilidad de analizar el hecho de que, a veces, nuestra vida se “desequilibra” temporariamente debido a las circunstancias. Por ejemplo, los estudiantes universitarios pueden dedicar gran parte de su tiempo a los estudios; aun cuando eso sea necesario en el momento, no deben descuidar el desarrollo de otros aspectos de su vida y su personalidad. El horario de un obispo puede resultar desequilibrado en el sentido de que los deberes del barrio le impidan pasar con los miembros de su familia todo el tiempo que quisiera; sin embargo, debe hacer todo lo posible por pasar el tiempo necesario con ellos y confiar en que el Señor le ayudará a atenderlos debidamente.

CONCEPTO 3: LOS LÍDERES DEBEN APRENDER A ADMINISTRAR SU TIEMPO.

COMENTARIOS

Los líderes de la Iglesia nos exhortan a establecer un orden de prioridad que esté de acuerdo con los principios del Evangelio. El élder Richard G. Scott, del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó esto: “Pon al Salvador, Sus enseñanzas y Su Iglesia en el centro de tu vida; haz que todas tus decisiones se ajusten a esta norma” (“Cómo tomar la decisión correcta”, Liahona, julio de 1991, pág. 36). Más adelante, el élder Scott aconsejó: “…Consideremos a nuestro Padre Eterno y a Su amado Hijo lo más importante de nuestra vida, más importante que la vida misma, más importante que nuestro querido cónyuge o hijos o cualquier otro ser querido. Que nuestro único deseo sea hacer la voluntad de Ellos; entonces recibiremos todo lo que necesitemos para ser felices” (“El poder de los principios correctos”, Liahona, julio de 1993, pág. 40).

En otra oportunidad, el élder Scott hizo esta advertencia: “…Parte de esa prueba [de la vida terrenal] es tener aquí tantas cosas aparentemente interesantes para hacer, que es posible que olvidemos los principales propósitos de estar acá; Satanás se esfuerza mucho por impedir que suceda todo lo esencial…

“…En los momentos tranquilos cuando piensas en ello, reconoces lo que es y lo que no es de fundamental importancia en la vida. Ten sabiduría y no dejes que lo bueno tome precedencia sobre lo esencial…

“…Reflexiona sobre lo que haces en tu tiempo libre, ese tiempo que tienes la libertad de controlar. 62 ¿Te parece que lo concentras en aquello que tiene elevada prioridad y que es de mayor importancia? ¿O aun sin darte cuenta, lo llenas constantemente con actividades triviales que no tienen valor duradero ni te ayudan a lograr el propósito por el cual viniste a la tierra? Piensa en la perspectiva futura, no sólo en lo que sucederá hoy o mañana. No renuncies a lo que más anhelas en la vida por algo que ahora crees desear.

“Lo esencial debe realizarse durante el período de prueba en la tierra; se le debe dar la más alta prioridad; no debe sacrificarse por cosas de menor importancia, aun cuando sean buenas y de valor…” (véase “Jesucristo, nuestro Redentor”, Liahona, julio de 1997, págs. 65, 66).

Hay temporadas en que la mayoría de nosotros pensamos que no tenemos bastante tiempo para hacer todo lo que debemos o querríamos hacer. Los llamamientos de la Iglesia, las obligaciones familiares, el trabajo, los entretenimientos y otras cosas exigen nuestra atención al mismo tiempo. El élder Neal A. Maxwell, cuando era miembro de la Presidencia de los Setenta, nos aconsejó emplear el albedrío de tal manera que “hagamos aquello que tenga más importancia a fin de no sacrificar esas cosas por las menos importantes” (Deposition of a Disciple, 1976, pág. 58). Los líderes de la Iglesia y de la familia deben concentrar su vida en los tesoros celestiales con el objeto de poder ayudar a otras personas a hacer lo mismo.

IDEAS PARA LA ENSEÑANZA

Aprendemos a administrar el tiempo por la misma razón que aprendemos a administrar el dinero: a fin de estar seguros de disponer de lo suficiente para gastar en aquello que más necesitemos y queramos tener.

Explique que el primer paso para administrar el tiempo es calcular con cuánto contamos. Pregunte a los alumnos cuántas horas hay en una semana (168). Dígales que piensen en las actividades que tienen que realizar semanalmente (trabajo, estudios, descanso, alimentación, etc.) y que las anoten en una hoja de papel; luego, que escriban junto a cada una las horas que deban dedicarle por semana y las resten del total. Por ejemplo, si pasan 40 horas semanales trabajando, les quedarán 128 horas; si duermen 8 horas por día, les quedarán 72; si dedican 3 horas a las reuniones de la Iglesia el domingo, les quedarán 69 horas.

Cuando obtengan un total, pregúnteles a qué actividades les gusta dedicar sus horas libres, y que las escriban en la hoja; que anoten junto a cada una el tiempo que piensen que les pueden dedicar y después lo resten del total. (Si alguna de esas actividades coincide con las que hayan escrito en la lista de cosas que tienen que hacer, que no resten ese tiempo otra vez.)

Hágales notar que las actividades a las que damos más valor no siempre son las que llevan más tiempo. Por ejemplo, es posible que ciertos días sólo empleemos unos minutos en la oración, aunque esa oración sea lo más importante que hagamos ese día.

A continuación, dé a cada alumno un calendario semanal sencillo y dígales que se fijen en la lista de cosas que tienen que hacer y las marquen en el calendario; que marquen después las que les gustaría hacer en el espacio que les quede.

Haga hincapié en la importancia de dar prioridad a las que consideren de mayor valor. Sugiérales que administren su tiempo de tal manera que les quede algo todas las semanas para dedicar a las metas de la Iglesia de proclamar el Evangelio, redimir a los muertos y perfeccionar a los santos.

Dígales que, como líderes, debemos organizar nuestro tiempo a fin de vivir de acuerdo con los principios del Evangelio y de ayudar a otras personas a hacer lo mismo.

Explíqueles que un calendario puede ayudarles a recordar las reuniones y los otros compromisos que tengan y a mantener un equilibrio entre todas las actividades de más importancia. Hágales notar que ése es sólo un medio de administrar el tiempo, y exhórtelos a encontrar la forma que sea mejor para ellos.

FUENTES DE RECURSOS PARA EL MAESTRO