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LECCIÓN 13: LA OBRA DEL LIDERAZGO


LECCIÓN 13

LA OBRA DEL LIDERAZGO

“Enséñales a no cansarse nunca de las buenas obras, sino a ser mansos y humildes de corazón; porque éstos hallarán descanso para sus almas” (Alma 37:34).

PRINCIPIO DE LIDERAZGO

Los líderes de la familia y los de la Iglesia deben trabajar diligentemente para llevar almas al Señor y para establecer Su reino.

CONCEPTO DE LA LECCIÓN

  1. Los líderes deben trabajar diligentemente para llevar almas al Señor.

CONCEPTO 1: LOS LÍDERES DEBEN TRABAJAR DILIGENTEMENTE PARA LLEVAR ALMAS AL SEÑOR.

COMENTARIOS

El élder Bruce R. McConkie, cuando era miembro de los Setenta, escribió esto: “El trabajo es el grandioso principio fundamental que hace que todo sea posible tanto en esta vida como en la a eternidad” (Mormon Doctrine, 2a ed., 1966, pág. 847). Y el presidente Gordon B. Hinckley enseñó: “No hay nada de verdadera importancia que se consiga sin trabajo. Nada sucede en este mundo a menos que haya trabajo… El trabajo tiene que existir” (Standing for Something: Ten Neglected Virtues That Will Heal Our Hearts and Homes, 2000, pág. 80).

Nuestro Padre Celestial se esfuerza por salvar y exaltar a Sus hijos (véase Moisés 1:39). La expiación de Jesucristo lo hace posible, completando así la obra del Padre (véase Juan 4:34; 5:17; 9:4). Él nos da la oportunidad de ayudarnos los unos a los otros a regresar junto al Padre. “Alguien ha dicho con razón: ‘Tal como la característica del fuego es quemar y la de la nieve congelar, así la de Dios es el trabajo’. Y nosotros somos Sus hijos” (George Reynolds y Janne M. Sjodahl, Commentary on the Book of Mormon, ed. por Philip C. Reynolds, 7 tomos, 1955-1961, tomo I, pág. 275).

La obra de los líderes no sólo ayuda a los demás en su camino, sino también al líder mismo. “El trabajo dedicado contribuye a que desarrollemos los atributos de la santidad: la autodisciplina, la perseverancia, la responsabilidad y la integridad” (en Encyclopedia of Mormonism, ed. por Daniel H. Ludlow, 5 tomos, 1992, tomo IV, pág. 1586).

La oportunidad de trabajar se presentó a la humanidad cuando el Señor puso a Adán “en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase” (Génesis 2:15). La necesidad del trabajo continuó cuando Dios expulsó a Adán del jardín (véase Génesis 3:17-19).

Si esperamos llegar a ser líderes útiles, debemos estar dispuestos a trabajar con esfuerzo. El presidente Spencer W. Kimball explicó: “Debemos hacer algo más que suplicar al Señor que nos haga excelentes. La transpiración debe preceder a la inspiración; antes de lograr la excelencia, tiene que haber un esfuerzo. Debemos hacer más que orar para obtener esos resultados… aun cuando ciertamente debemos orar. Tenemos que pensar; tenemos que esforzarnos” (The Teachings of Spencer W. Kimball, 1982, pág. 402).

Los líderes deben también tener presente este consejo del rey Benjamín: “Y mirad que se hagan todas estas cosas con prudencia y orden; porque no se exige que un hombre corra más aprisa de lo que sus fuerzas le permiten” (Mosíah 4:27).

Considere las siguientes explicaciones del élder Neal A. Maxwell; cuando era Ayudante del Consejo de los Doce, enseñó:

“En la mayoría de los casos, la obra extraordinaria de Dios la llevan a cabo personas comunes en el supuesto anonimato del hogar y la familia” (That My Family Should Partake, 1974, pág. 122).

“Hay algo de santidad en el trabajo; incluso en tiempos de abundancia es una necesidad. Aunque el trabajo no es todo en la vida, puede ayudarnos a tener presentes nuestras bendiciones” (Look Back at Sodom: A Timely Account from Imaginary Sodom Scrolls, 1975, pág. 10).

Más adelante, cuando integraba la Presidencia de los Setenta, élder Maxwell escribió lo siguiente:

“Dios da los picos y las palas a los ‘elegidos’ porque ellos están dispuestos a ponerse a trabajar y a tener las manos callosas. Quizás no sean los mejores ni los más capaces, pero son los que están más disponibles” (Deposition of a Disciple, 1976, pág. 54).

Y después de pasar a integrar el Quórum de los Doce Apóstoles, el élder Maxwell enseñó:

“Si nos ponemos a pensar en qué será lo que se levantará con nosotros en la resurrección, resulta claro que nuestra inteligencia continuará con nosotros, no sólo el cociente intelectual sino también la capacidad de recibir y de aplicar la verdad. Nuestro talento, nuestros atributos y nuestras habilidades se levantarán con nosotros; ciertamente, también la capacidad de aprender, el grado de autodisciplina que poseamos y la capacidad de trabajar. La forma precisa de nuestro trabajo aquí puede no tener paralelo allá, pero la capacidad de trabajar nunca caerá en desuso” (We Will Prove Them Herewith, 1982, pág. 12).

“Aunque hablamos con razón de ‘la fe y las obras’, la fe en sí misma… ¡es una obra sin fin! Es una obra para realizar y un proceso que se sigue mejor si estamos no sólo ‘anhelosamente consagrados’ sino también consagrados con ‘temor y temblor’. De otro modo, podríamos perder nuestra concentración en Cristo” (Lord, Increase Our Faith, 1994, págs. 111-112).

“Para nosotros, indudablemente la meta tiene que estar en hacer de la obra de Dios nuestra obra, y no al revés” (If Thou Endure It Well, 1996, pág. 101).

IDEAS PARA LA ENSEÑANZA

Canten o lean la letra de un himno sobre el trabajo (por ejemplo, “Trabajad con fervor”, N° 149; “Trabajemos hoy en la obra”, N° 158; “Pon tu hombro a la lid”, N° 164). Analicen la función que cumple el trabajo en el liderazgo de la familia y de la Iglesia.

Diga a los alumnos que lean Alma 26 y se fijen en las labores que tuvieron que realizar Ammón y sus compañeros de misión antes de tener éxito. Trate de hacerles comprender que en el liderazgo, así como en la obra misional, los frutos se cosechan después del trabajo.

Divida la clase en grupos pequeños y dé a cada grupo una o más de las frases del élder Neal A. Maxwell que aparecen en los “Comentarios”. Inste a los grupos a analizar las frases y luego que uno de los alumnos de cada grupo dé un informe de esas observaciones al resto de la clase. Comenten y analicen lo que sea apropiado.

Haga hincapié en que la obra que realicemos en el seno de la familia y en nuestros llamamientos será la más importante que llevemos a cabo en esta vida. Y, por tratarse de la obra del Señor, debemos fiarnos de Su Espíritu para tener éxito.

Canten o lean la letra de otro himno que mencione la importancia del trabajo.

FUENTES DE RECURSOS PARA EL MAESTRO