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LECCIÓN 15: LA IMPORTANCIA DE DELEGAR


LECCIÓN 15

LA IMPORTANCIA DE DELEGAR

“Además escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo por jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez.

“Ellos juzgarán al pueblo en todo tiempo; y todo asunto grave lo traerán a ti, y ellos juzgarán todo asunto pequeño. Así aliviarás la carga de sobre ti, y la llevarán ellos contigo (Éxodo 18:21-22).

PRINCIPIO DE LIDERAZGO

Los líderes prudentes emplean el principio de la delegación para ayudar a aquellos a quienes presten servicio a alcanzar metas correctas y a llegar a ser más como Jesucristo.

CONCEPTO DE LA LECCIÓN

  1. Los líderes prudentes delegan tareas y responsabilidades importantes en aquellos a quienes dirijan.

CONCEPTO 1: LOS LÍDERES PRUDENTES DELEGAN TAREAS Y RESPONSABILIDADES IMPORTANTES EN AQUELLOS A QUIENES DIRIJAN.

COMENTARIOS

Durante Su ministerio terrenal, Jesucristo delegó responsabilidades en Sus discípulos y les dio autoridad. Por ejemplo, Él comisionó a Sus apóstoles, diciéndoles: “Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios…” (véase Mateo 10:5-8).

El apóstol Pablo escribió: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,

“a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Efesios 4:11-12).

El élder Neal A. Maxwell, que integra el Quórum de los Doce Apóstoles, explicó que después de la resurrección de Cristo, “los Doce… se dieron cuenta de que no habían sido llamados para ‘servir a las mesas’, sino más bien para diseminar la palabra de Dios por la tierra. Por consiguiente, con prudencia delegaron la tarea de bienestar a otras personas. De ese modo, se atendió a las necesidades —que en verdad existían— de las viudas griegas, pero sin sacrificar el llamamiento más elevado que correspondía a los Doce [véase Hechos 6:1-7]” (We Will Prove Them Herewith, 1982, pág. 110).

El profeta José Smith ejemplificó el principio de delegar. El élder Spencer J. Condie, miembro de los Setenta, observó lo siguiente: “Una de las cualidades sobresalientes del Profeta fue su habilidad de delegar y de lograr que aquellos que lo rodeaban aprendieran técnicas de liderazgo” (“Lecciones de las Escrituras sobre el liderazgo”, Liahona, julio de 1990, pág. 35). Y el élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles, dijo: “El obispo debe ser una persona que delegue con habilidad o sucumbirá bajo el peso de sus responsabilidades o se frustrará al ver muchas de ellas sin cumplir” (“¡Obispo, ayúdeme!”, Liahona, julio de 1997, pág. 25).

El liderazgo, tanto en la Iglesia como en la familia, puede traer gozo y ser exigente al mismo tiempo. El Santo Espíritu fortalece y renueva a los líderes, pero los líderes prudentes delegan responsabilidades en la gente a la cual presten servicio, porque no pueden hacerlo todo ellos mismos y porque la gente progresa más cuando toma parte activa.

El presidente James E. Faust, cuando era miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó esto: “Uno de los primeros principios que debemos recordar es que la obra del Señor continúa avanzando por medio de asignaciones. Los líderes las reciben y las dan, y esto forma parte de un principio muy importante y necesario que es el de delegar” (“A éstos haré mis gobernantes”, Liahona, febrero de 1981, pág. 68).

El élder Neal A. Maxwell, cuando era miembro de la Presidencia de los Setenta, dijo que las razones por las que los líderes a veces no delegan pueden ser:

  1. Preferimos hacerlo nosotros mismos.

  2. No estamos dispuestos a dedicar tiempo y habilidades en capacitar a otras personas para que puedan ayudar.

  3. No nos gusta pedir ayuda a los demás, olvidando que el recibir ayuda es una parte tan importante del Evangelio como lo es brindarla.

  4. El estar un tanto abrumados por las tareas nos complace porque nos hace sentir la falsa impresión de ser nobles.

  5. Decimos que nos preocupa la ‘calidad’ del servicio si delegamos la tarea, y a veces tenemos buenas razones para preocuparnos; pero otras veces, nos preocupamos no porque las asignaciones no se cumplan bien, sino porque se cumplan demasiado bien”.

El élder Maxwell aconsejó lo siguiente: “Esa sensación que a veces tenemos de que el deber nos aplasta… se puede evitar, al menos en parte… Podríamos delegar más, si quisiéramos, contribuyendo así al mayor desarrollo de otras personas, incluso de nuestros hijos, y reduciendo de ese modo las cargas innecesarias que pesan sobre nosotros” (Wherefore Ye Must Press Forward, 1977, págs. 99-100).

El élder Sterling W. Sill, cuando era Ayudante del Consejo de los Doce, escribió: “Un líder no pierde su autoridad ni su responsabilidad cuando las delega… Debe verificar; debe capacitar; debe alentar; debe supervisar a la persona a la cual haya dado la responsabilidad… La delegación sin verificación es irresponsabilidad” (Leadership, 1958, pág. 213).

IDEAS PARA LA ENSEÑANZA

Pida a los alumnos que den la definición de la palabra delegar. (“Autorizar a otra persona para que obre en representación del que delega”.) Hablen sobre la aplicación que tiene esa definición al liderazgo en la Iglesia y en la familia.

Pida a los alumnos que busquen ejemplos de delegación en las Escrituras. Que presenten también ejemplos de ese principio que conozcan y que hayan tenido buenos resultados en la familia y en la Iglesia. Analicen la razón por la cual es importante delegar en el liderazgo de la familia y de la Iglesia.

Divida la clase en grupos pequeños y pida a cada grupo que analice las ventajas y las desventajas de la delegación. Pídales que presenten a la clase los resultados de su análisis y después sométalos a discusión de clase.

Dígales que piensen en la gran importancia que tiene la delegación para que el liderazgo sea eficaz. Pídales que se fijen en la forma en que los líderes de la Iglesia y de la familia delegan responsabilidades, y que consideren cuáles son las que los líderes pueden y las que no pueden delegar, y el porqué.

Analicen las características de las personas que saben delegar. Por ejemplo, los que delegan con buenos resultados hacen lo siguiente:

  • Dan a las personas asignaciones claras y específicas.

  • Aclaran lo que debe hacerse pero no la manera exacta de hacerlo.

  • Dan a las personas la autoridad para cumplir las tareas que se les hayan asignado.

  • Si es preciso, capacitan a las personas en las habilidades que necesitarán para tener éxito.

  • Ponen a disposición de las personas los materiales necesarios para el éxito de la tarea.

  • Mientras las personas se dedican a cumplir la tarea, les proporcionan la supervisión adecuada.

  • Si las personas están cumpliendo bien, las animan y apoyan.

  • Se ponen a disposición de las personas para aconsejarlas y dirigirlas.

  • Dan a las personas la oportunidad de informar sobre las tareas que se les hayan asignado.

Hablen de lo que los líderes pueden hacer para asegurarse de que se cumplan las responsabilidades delegadas. Diga a los alumnos que lean Éxodo 18:13-27. Analicen lo que sugieren las siguientes preguntas:

  • ¿Qué le preocupaba a Jetro sobre el liderazgo de Moisés?

  • ¿Cómo reaccionó Moisés cuando Jetro le expresó su preocupación?

  • ¿Qué aprendemos sobre liderazgo con esa experiencia de Moisés?

Lea las siguientes palabras del presidente Ezra Taft Benson, cuando era Presidente del Quórum de los Doce Apóstoles: “Esta organización por medio de la cual obramos es del Señor. Utilizamos obreros voluntarios, hijos de nuestro Padre a quienes Él ama, sean cuales sean sus errores o sus debilidades. En nuestra forma de delegar no debe haber fuerza, coerción ni intimidación. Si deseamos delegar sabiamente, debemos buscar y obtener el Espíritu para ser eficaces” (God, Family, Country: Our Three Great Loyalties, 1974, pág. 130).

FUENTES DE RECURSOS PARA EL MAESTRO