2020
Rama Santa Elena, Entre Ríos
Enero de 2020


Historias de conversión

Rama Santa Elena, Entre Ríos

El 23 de agosto de 2019 se cumplió el sueño de nuestra pequeña Rama Santa Elena, Entre Ríos: nuestro primer viaje al templo como rama.

Al comenzar el año, como consejo de rama, nos propusimos que teníamos que elevar el nivel espiritual de nuestros miembros y qué mejor que seguir el consejo de nuestros líderes y asistir al templo. Deseábamos que fuera una experiencia significativa, que marcara nuestras vidas para siempre; así que decidimos prepararnos y animar a toda la rama a hacer lo mismo. Nos hospedamos en el hostal del templo para servir y disfrutar el mayor tiempo posible.

Fue un trabajo muy arduo y sacrificado. Debido a lo difícil de la situación económica de nuestra ciudad, a muchos les requirió grandes esfuerzos juntar lo necesario para viajar. Incluso algunas hermanas realizaron comidas para vender, y gracias a ello muchos hermanos se beneficiaron.

La meta más importante que teníamos era que pudieran sellarse varias de las familias de conversos que soñaban con la anhelada ordenanza. Pudimos vivir milagros como el de la familia Martínez, que mientras se preparaban para ir, el hermano tuvo el infortunio de perder su trabajo; pero no perdió la fe y, al ser fiel al Señor y sus mandamientos, encontró un trabajo que le permitió proveer para su familia y viajar juntos al templo.

Otro de los milagros fue el que protagonizó el hermano Villarroel quien, a pesar de estar en silla de ruedas, pudo ser testigo del bautismo de su padre que falleció muchos años antes y poder ser confirmado en nombre de él. “Fue tan hermoso”, relataba entre lágrimas, “realmente es la Casa del Señor”.

Gracias al trabajo de nuestros jóvenes que trabajan en su historia familiar, pudimos aprovechar el Centro de Historia Familiar del hostal y ayudar a los nuevos miembros a hacer ordenanzas por sus antepasados.

En verdad puedo testificar que el Señor nos invita a venir a Él a Su Santa Casa, y disfrutar de sentir el amor del Salvador. Gracias a esta experiencia nos sentimos más unidos, más fuertes espiritualmente y más cerca de Cristo, y de nuestros antepasados.