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Capítulo 16: Jacob 5–7


Capítulo 16

Jacob 5–7

Introducción

La alegoría del olivo que relata Zenós revela que Dios se involucra de forma personal en la historia y el destino de la casa de Israel (véase Jacob 6:4). El presidente Joseph Fielding Smith (1876–1972) nos instó a meditar en lo profundo que es Jacob 5: “La parábola de Zenós, registrada por Jacob en el capítulo cinco de su libro, es una de las parábolas más grandiosas que se hayan escrito. Ella en sí misma le pone al Libro de Mormón una marca de fehaciente verdad. Ningún mortal, sin la inspiración del Señor, podría haber escrito una parábola así. Es una pena que demasiadas de las personas que leen el Libro de Mormón pasen por alto y menosprecien las verdades que relata en lo referente a la historia, el esparcimiento y el recogimiento final de Israel” (Answers to Gospel Questions, comp. de Joseph Fielding Smith, hijo, cinco tomos, 1957–1966, tomo IV, pág. 141).

Después de dejar por escrito dicha alegoría, Jacob dio fin a sus escritos mediante el relato de los esfuerzos de Sherem por alejar al pueblo de Jesucristo. Usted puede fortalecerse contra los anticristos de nuestros días al aprender sobre la forma en que Jacob dejó al descubierto que los argumentos de Sherem eran engaños del diablo (véase Jacob 7:2–22)

Comentario

Jacob 5. La alegoría del olivo

  • La alegoría se vale de representaciones simbólicas para trasmitir ideas morales o espirituales. Estos símbolos le aportan significados adicionales al relato cuando se los estudia. Por ende, el valor de la alegoría radica en entender lo que representa. El élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce Apóstoles, presentó el tema principal de la alegoría de Zenós.

    “Esta alegoría, como la relata Jacob, tiene desde el inicio la intención de referirse a Cristo…

    “Así como en este esbozo histórico, de un capítulo, acerca del esparcimiento y recogimiento de Israel, el Señor de la viña y Sus obreros se esfuerzan por apuntalar, podar, purificar y de distintas formas hacer productivos los árboles, el significado más profundo de la Expiación asegura esas labores y las sobrepasa. Aunque se talan, injertan y nutren esos árboles, mezclándolos en prácticamente todas las partes de la viña, el tema principal de la alegoría es devolverlos a sus orígenes. Volver, arrepentirse, reunirse, aunarse mediante la Expiación… éste es el mensaje a lo largo y ancho.

    “…Al menos en quince ocasiones el Señor de la viña expresa el deseo de tomar la viña y su fruto para Sí mismo, y se lamenta por lo menos ocho veces: ‘Me aflige que tenga que perder este árbol’. Un estudioso de la alegoría dice que ésta debería ocupar un lugar al lado de la parábola del hijo pródigo, pues ambos relatos ‘hacen de la misericordia del Señor algo conmovedoramente memorable’.

    “Sin duda esta unificación mediante la Expiación constituye una labor dura, exigente y, en ocasiones, dolorosa, como siempre lo es la obra de la redención. Hay que cavar y abonar, regar y nutrir y podar. Y siempre hay infinitas formas de injertar, todas con un único propósito salvador: que los árboles de la viña medren ‘en sumo grado’ y se conviertan en ‘un cuerpo… [de] frutos… iguales’, con el Señor de la viña habiendo ‘preservado para sí mismo el fruto’. La obra de Cristo (y Sus discípulos) siempre ha sido, en cualquier dispensación, recoger, sanar y reunir a los hijos del Padre con su Maestro, sin importar los lugares lejanos del pecado o la enajenación en que se hallen” (Christ and the New Covenant, 1997, págs. 165–166).

  • Para obtener más información sobre el esparcimiento de Israel, obsérvese el cuadro “Breve historia del esparcimiento de Israel” en el apéndice (página 435). Para obtener más información sobre el recogimiento de Israel, obsérvese el cuadro “El recogimiento de Israel” en el apéndice (página 436).

Jacob 5:1. ¿Quién era Zenós?

  • Zenós era un profeta hebreo cuyos escritos estaban en las planchas de bronce pero que no se menciona en el Antiguo Testamento. Vivió en alguna época posterior al profeta Abraham y previa al profeta Isaías (véase Helamán 8:19–20). Sabemos que testificó de la muerte y redención del Hijo de Dios (véanse 1 Nefi 19:10; Alma 8:19). A Zenós se lo conoce especialmente por causa de su famosa alegoría del olivo, la cual deja en claro que él era profeta y vidente (véase Jacob 5).

Jacob 5:3. “Te compararé, oh casa de Israel, a un olivo cultivado”

  • Cultivar y hacer crecer olivos era una actividad común entre quienes vivían en el Israel de antaño. El élder Jeffrey R. Holland explicó por qué el símbolo que usó Zenós de un olivo tenía tanto poder como representación del amor de Dios por la casa de Israel:

    “Un autor ha dicho lo siguiente sobre esta extensa representación simbólica: ‘Una leyenda judía dice que el árbol de la vida era un olivo, y por un buen motivo. El olivo es un árbol perenne, no caducifolio. Sus hojas no se marchitan ni caen con el transcurrir de las estaciones, y parecen rejuvenecer continuamente, ya sea en el calor abrasador o el frío invernal. Si no se lo cultiva, el olivo se vuelve silvestre, difícil de controlar y fácilmente corruptible. Sólo tras un cultivo largo y paciente, por lo general de ocho a diez años, empieza a dar fruto, y con frecuencia, mucho después de eso, salen nuevos brotes de las raíces que parecen muertas. [La apariencia del tronco, lleno de nudos, da] la impresión de penalidades, de vida vieja y de vida renovada’. [Truman Madsen, “The Olive Press: A Symbol of Christ”, en The Allegory of the Olive Tree, editores Stephen D. Ricks y John W. Welch, 1994, pág. 2.]

    “Como enseñó el mismo Lehi, ningún otro símbolo, salvo el olivo, podría haber representado con mayor poder y profundidad el amor grandísimo, constante y redentor de Dios, especialmente el amor manifestado en el don de Su Hijo Unigénito” (Christ and the New Covenant, págs. 163–164).

    Imagen
    Huerto de Getsemaní

    © Richard Cleave

Jacob 5:3–77. Elementos simbólicos de la alegoría de Zenós

  • No debe extenderse demasiado el esfuerzo por correlacionar con exactitud cada elemento de la alegoría o parábola con algún significado simbólico; no obstante, hay algunos elementos principales que tienen que definirse a fin de que se entienda dicha parábola. Uno de los principios primordiales de toda la parábola de Zenós es el tierno amor del Señor por Su pueblo. Además, lo siguiente le ayudará a usted a comprender el significado de la alegoría (véanse también en el apéndice “Breve historia del esparcimiento de Israel” en la página 435 y “El recogimiento de Israel” en la página 436).

    Símbolo

    Significado

    La viña

    El mundo

    Olivo cultivado

    La casa de Israel, el pueblo del convenio del Señor

    Olivo silvestre

    Gentiles, o los que no son de Israel (posteriormente en la parábola, las ramas silvestres representan al Israel apóstata)

    Ramas

    Grupos de personas

    Las raíces del olivo cultivado

    Los convenios y las promesas del Evangelio que el Señor hace con Sus hijos, una fuente constante de fuerza y vida para los fieles

    Fruto del árbol

    Las vidas u obras de los hombres

    Cavar, podar, abonar

    La obra del Señor para con Sus hijos, la cual procura persuadirlos a ser obedientes y dar buen fruto

    Transplante de ramas

    Esparcir grupos por el mundo, o restaurarlos a su posición original

    Injertar

    El proceso de renacimiento espiritual mediante el cual la persona se une al convenio

    Ramas que se marchitan

    Iniquidad y apostasía

    Echar las ramas al fuego

    El juicio de Dios

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Chart of Olive Tree Allegory

La alegoría del olivo: Jacob 5

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Cuadro de la alegoría del olivo

El esparcimiento de Israel

La época de Cristo

La Gran Apostasía

El recogimiento de Israel

Antes de la época de Cristo (versículos 3–14)

El olivo cultivado (Israel) está secándose (versículos 3–4).

El amo poda y abona; crecen unos retoños pero la copa sigue secándose (versículos 4–6).

Se arrancan las ramas principales y se injertan ramas silvestres; se esconden las ramas nuevas (versículos 7–14).

Las ramas naturales se esconden en las partes más bajas de la viña.

Se queman las ramas marchitas (versículos 7, 9).

Olivo silvestre (gentiles; versículos 7, 9)

Dios vio la apostasía del Israel de la antigüedad, así que mandó profetas para que llamaran a las personas al arrepentimiento, pero fueron pocos los que hicieron caso. Permitió que los inicuos fueran destruidos, e introdujo a los gentiles. Se esparcieron algunas ramas rectas de Israel por todo el mundo.

(versículos 15–28)

Fruto bueno (versículos 15–18)

Terreno estéril; buen fruto (versículos 20–22)

Terreno peor; buen fruto (versículo 23)

Fruto (no se vuelve a mencionar esta rama; versículo 24)

Terreno bueno; fruto bueno y malo (versículo 25)

Dios vio que Israel (el viejo árbol de raíz) se salvó y dio buen fruto. Las ramas esparcidas de Israel también dieron buen fruto, excepto la de los nefitas y lamanitas, que dio algo de fruto bueno y algo de fruto malo.

(versículos 29–49)

Fruto malo (versículos 29–37)

Fruto malo (versículos 39, 46)

Fruto malo (versículos 39, 46)

Sólo fruto malo (versículos 39, 46)

Dios vio que el cristianismo (el viejo árbol de raíz compuesto por los israelitas y los gentiles) se había corrompido pero que las raíces todavía eran buenas. Las ramas naturales que se habían esparcido también estaban corrompidas.

El Evangelio va a todo el mundo (versículos 50–76)

Al crecer las ramas naturales, se queman las silvestres (versículos 57–58, 65–73).

Se injertan ramas de los árboles esparcidos retornándolas al árbol original (versículos 52–53).

Ramas de los árboles esparcidos se vuelven a injertar en el árbol original (versículos 54–56).

El Milenio (versículos 76–77)

Todos los árboles se vuelven como uno solo y dan fruto natural (versículos 74–76).

Cuando vuelva el mal fruto, se recogerá el fruto bueno y se quemará la viña (versículo 77).

Dios y Sus siervos restauran el Evangelio en su pureza. Comienzan a recoger al Israel esparcido y llevan el Evangelio a todo el mundo. En la medida en que aumenta la rectitud, se destruye a los inicuos hasta que no queda más maldad (la segunda venida de Jesucristo). La justicia prevalece por mucho tiempo (el Milenio). Cuando el mal vuelva a introducirse en el mundo, Dios apartará a los justos de los inicuos y purificará la tierra con fuego.

Jacob 5:8–10. ¿Qué quiere decir injertar ramas?

  • El proceso de injertar consiste en cortar ramas saludables y vivas de un árbol e implantarlas en el tronco de otro para que crezcan. Las ramas de esta alegoría representan grupos de personas que el Señor saca de un lugar y pone en otro. Finalmente, el volver a injertar a Israel implicará que lleguen “al conocimiento del verdadero Mesías” (1 Nefi 10:14).

Jacob 5:23–25. “He plantado otra rama”

  • La alegoría de Zenós nos ayuda a comprender que el esparcimiento de Israel por todo el mundo fue una bendición tanto para Israel como para los demás hijos del Padre Celestial. El presidente Joseph Fielding Smith enseñó: “En esa parábola, el olivo es la casa de Israel… Se empezó a secar en su tierra natal, así que el Señor llevó a otras partes de la tierra ramas como los nefitas, como las tribus perdidas y como otras que Él guió y de las que nada sabemos. Las plantó por toda Su viña, que es el mundo” (Answers to Gospel Questions, tomo IV, pág. 204).

    El presidente James E. Faust (1920–2007), de la Primera Presidencia, explicó cuál es el propósito de esparcir a Israel por todo el mundo: “El esparcimiento de Israel por todo el mundo salpicó la sangre creyente, de modo que ahora muchas naciones pueden participar del plan del Evangelio” (véase Liahona, enero de 1983, pág. 166).

Jacob 5:41, 47, 49. “¿Qué más pude haber hecho por mi viña?”

  • Tres veces preguntó el Señor: “¿Qué más pude haber hecho por mi viña?” (Jacob 5:41, 47, 49). El élder Jeffrey R. Holland hizo los siguientes comentarios sobre la forma en que esta pregunta nos ayuda a entender la verdadera naturaleza de Dios y Sus esfuerzos incesantes en favor de Sus hijos:

    “Después de cavar y abonar, de regar y de quitar la maleza, de podar, de transplantar e injertar, el gran Señor de la viña deja de lado la pala y las podaderas y llora, implorando al que desee escucharlo: ‘¿Qué más pude haber hecho por mi viña?’.

    “¡Qué imagen tan indeleble de la participación de Dios en nuestra vida! ¡Qué angustia la del Padre cuando Sus hijos no escogen ni a Él ni al Evangelio de Dios [Romanos 1:1] que Él envió!” (Liahona, noviembre de 2003, pág. 72).

Jacob 5:47–48. Nutrir las raíces espirituales

  • El presidente Spencer W. Kimball (1895–1985) explicó por qué es necesario desarrollar un sistema profundo de raíces espirituales antes de que crezcan las ramas y el fruto:

    “Creo que en la parábola de la viña, que se encuentra en el quinto capítulo del libro de Jacob en el Libro de Mormón, encontramos una gran lección al respecto…

    “‘…las ramas han sobrepujado a sus raíces, he aquí que aquéllas crecieron más aprisa que la fuerza de las raíces, tomando fuerza para sí mismas. He aquí, digo: ¿No será ésta la causa de la corrupción de los árboles de tu viña?’ (Jacob 5:47–48; cursiva agregada).

    “Parece que hay algunos [Santos de los Últimos Días] entre nosotros que tienen el mismo problema: desean tener abundantes cosechas, tanto espirituales como temporales, sin cultivar un sistema de raíces que produzca tales cosechas. Hay muy pocos que están dispuestos a pagar el precio correspondiente, en disciplina y en trabajo arduo, para cultivar raíces resistentes. Tal cultivo debe comenzar durante nuestra juventud. Poco podía yo imaginarme, cuando era muchacho, que los deberes diarios de cuidar el huerto, alimentar el ganado, acarrear el agua, cortar la leña, arreglar las cercas y todas las labores correspondientes a la granja pequeña eran una parte importante del arraigo de las raíces, lo cual tiene que tener lugar antes del desarrollo de las ramas. Estoy profundamente agradecido porque mis padres comprendían la relación existente entre las raíces y las ramas. Cultivemos todos raíces profundas para poder así asegurarnos los deseados frutos de nuestras labores de bienestar” (véase Liahona, febrero de 1979, págs. 113–114).

Jacob 5:62–75. “Trabajemos con nuestra fuerza esta última vez”

  • Cuando servía como integrante de los Setenta, el élder Dean L. Larsen declaró que cada uno de nosotros forma parte de este esfuerzo final de preparar al mundo para la venida de Jesucristo:

    “[Éste] es el período durante el cual el Señor y Sus siervos harán el gran esfuerzo final por llevar el mensaje de la verdad a todos los pueblos de la tierra y por reclamar para sí a los descendientes del antiguo Israel que han perdido su verdadera identidad.

    “El profeta Zenós, a quien cita Jacob en el Libro de Mormón, compara este esfuerzo con la labor de unos trabajadores que podan y nutren una viña y recogen su fruto por última vez. Zenós compara al Salvador con el amo de la viña, que dice a sus siervos: ‘Por tanto, vayamos y trabajemos con nuestra fuerza esta última vez; porque he aquí, se acerca el fin, y ésta es la última vez que podaré mi viña’ (Jacob 5:62).

    “Ustedes han venido a la tierra cuando ya se han colocado los cimientos de esta gran obra. El Evangelio ha sido restaurado por última vez, y la Iglesia se ha establecido ya en casi todo el mundo. El escenario está listo para que se desarrollen las últimas escenas dramáticas, y ustedes serán los actores principales. Están entre los últimos siervos que trabajan en la viña. Ése es el yugo que se ha colocado sobre sus hombros; ése es el servicio para el cual han sido elegidos” (véase Liahona, julio de 1983, págs. 51–52).

Jacob 6:10. “Lago de fuego y azufre”

  • La frase “lago de fuego y azufre” se menciona en repetidas ocasiones en las Escrituras (Apocalipsis 19:20; 20:10; 2 Nefi 9:16, 19, 26; 28:23; Jacob 3:11; 6:10; Mosíah 3:27; Alma 12:17; 14:14; D. y C. 76:36). Esta frase comúnmente se usa para describir el lugar que aguarda a quienes no se arrepienten después del Juicio o la angustia mental del pecado.

    Al referirse al lugar que espera a quienes no se arrepienten, la revelación moderna dice: “[Los inicuos] irán al lago de fuego y azufre, con el diablo y sus ángeles” (D. y C. 76:36).

    Al referirse a la angustia mental, el profeta José Smith (1805–1844) declaró: “El hombre es su propio verdugo y su propio juez. Por eso se dice que irá al lago ardiente de fuego y azufre. El tormento de la mente decepcionada es para el hombre tan intenso como un lago ardiente de fuego y azufre” (History of the Church, tomo VI, pág. 314).

Jacob 7:1–23. Sherem, el anticristo

  • Jacob 7 presenta al primer anticristo del Libro de Mormón (véase el comentario de Alma 30:6 en la página 220). Sherem, como otros que vinieron después, se valió de “mucha elocuencia” y palabras lisonjeras a fin de enseñar “que no habría ningún Cristo” (Jacob 7:2, 4).

    El presidente Ezra Taft Benson (1899–1994) enseñó que uno de los propósitos principales del Libro de Mormón es ayudarnos a discernir entre la verdad y el error, revelando los motivos de las personas como Sherem: “El Libro de Mormón expone a los enemigos de Cristo; confunde las falsas doctrinas y… fortalece a los humildes seguidores de Cristo en contra de los malignos designios, estrategias y doctrinas del demonio en nuestros días. La clase de apóstatas con que cuenta el Libro de Mormón es similar al tipo de apóstatas de la actualidad. Con su infinito conocimiento del futuro, Dios modeló el Libro de Mormón de tal forma que pudiéramos distinguir el error y pudiéramos saber cómo combatir los falsos conceptos educacionales, políticos, religiosos y filosóficos de nuestros tiempos” (véase Liahona, agosto de 1975, pág. 41).

Jacob 7:2–4. Para no ser engañados

  • El presidente Ezra Taft Benson compartió las siguientes tres preguntas que podemos hacernos para no ser engañados:

    “1. ¿Qué dicen los libros canónicos al respecto?…

    “El Libro de Mormón, dijo Brigham Young, estaba escrito en las tablas de su corazón y no hay duda de que lo ayudó a no ser engañado…

    “2. La segunda guía es: ¿Qué dicen los presidentes de la Iglesia al respecto, en particular el presidente actual?…

    “3. La tercera y última prueba es el Espíritu Santo, la prueba del Espíritu… Esta prueba solamente puede tener una eficacia plena si los canales de comunicación de uno con Dios están limpios y son virtuosos, sin el estorbo del pecado. Dijo Brigham Young:

    “‘Pueden saber si se dejan llevar por el bien o el mal… porque cada principio que Dios ha revelado lleva el convencimiento de su propia verdad a la mente humana…

    “‘¡Cuán lamentable sería que nos llevase un solo hombre a la destrucción total!’” (en Conference Report, octubre de 1963, págs. 16–17).

Jacob 7:13. “Muéstrame una señal”

  • El Señor ha dicho que “la generación mala y adúltera demanda señal” (Mateo 12:39). Las personas que desean recibir una señal sin primero ejercer la fe revelan cuál es su condición espiritual.

    El profeta José Smith dio un ejemplo moderno de este principio: “Cuando predicaba en Filadelfia, un cuáquero me pidió una señal. Le dije que se quedara quieto, y después del sermón me volvió a pedir una señal. Le dije a la congregación que ese hombre era adúltero, que la generación inicua y adúltera demanda señal y que el Señor me había dicho en una revelación que cualquier hombre que quisiese una señal era adúltero. ‘Es cierto’, exclamó alguien, ‘pues lo he pillado en el mismísimo acto’, lo cual el hombre después confesó, cuando se bautizó” (History of the Church, tomo V, pág. 268).

    El presidente Joseph F. Smith (1838–1918) explicó el problema de exigir una señal para sustentar la fe: “Muéstrenme Santos de los Últimos Días que necesiten alimentarse de milagros, señales y visiones con el fin de mantenerse firmes en la Iglesia, y les mostraré miembros de la Iglesia que no están en buena condición ante Dios y que caminan por senderos peligrosos. No nos afirmaremos en la verdad mediante manifestaciones maravillosas sino mediante la humildad y la fiel obediencia a los mandamientos y a las leyes de Dios” (en Conference Report, abril de 1900, pág. 40).

Jacob 7:13–20. Las señales siguen a los que creen

  • El Señor declaró: “La fe no viene por las señales, mas las señales siguen a los que creen” (D. y C. 63:9; véanse también los versículos 10–12). El élder Bruce R. McConkie (1915–1985) explicó que los justos verán señales en su vida como resultado de su fe:

    Las señales proceden de la fe. Puede ser que de paso tengan el efecto de fortalecer la fe de quienes ya tienen inclinaciones espirituales, pero el propósito principal de ellas no es convertir a las personas a la verdad sino premiar y bendecir a quienes ya están convertidos

    “Las señales son dádivas sagradas de divino favor reservadas para los fieles y a los que las reciben se les manda no jactarse de ellas” (Mormon Doctrine, segunda edición, 1966, págs. 713–714).

Para meditar

  • ¿Qué enseña la alegoría de Zenós sobre los esfuerzos de Dios a favor de Sus hijos?

  • El presidente Joseph Fielding Smith dijo: “Hoy en día los Santos de los Últimos Días van a todas partes del mundo como siervos de la viña a fin de recoger el fruto y guardarlo para la época de la venida del Amo” (Answers to Gospel Questions, tomo IV, pág. 142). Además de hacer la obra misional, ¿de qué maneras puede usted ayudar al Señor a recoger fruto?

  • ¿Por qué se usan con tanto éxito las tácticas de Sherem en el mundo actual? ¿Cómo puede fortalecerse usted en contra de ellas?

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