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Capítulo 10: 2 Nefi 11–16


Capítulo 10

2 Nefi 11–16

Introducción

El presidente Boyd K. Packer, Presidente del Quórum de los Doce Apóstoles, escribió acerca de una dificultad con que se enfrentan muchos lectores del Libro de Mormón:

“La mayoría de los [lectores] comprenden fácilmente el hilo narrativo del Libro de Mormón.

“Después, cuando apenas se sienten cómodos y están preparados para seguir adelante… intercalados en la narración, se encuentran capítulos que recitan las profecías de Isaías, profeta del Antiguo Testamento, que forman una especie de barrera, un obstáculo en el camino o un puesto de control más allá del cual usualmente no leerá el lector informal, el vagamente curioso.

“Tal vez ustedes también se sientan tentados a detener allí su lectura pero, ¡no lo hagan! ¡No dejen de leer! Sigan adelante y lean esos capítulos de profecías del Antiguo Testamento tan difíciles de comprender, aunque sólo comprendan un poco de lo que éstos dicen. Sigan adelante, aunque sólo lean rápidamente y capten alguna que otra impresión. Sigan adelante, aunque sólo miren las palabras” (véase Liahona, julio de 1986, pág. 54).

Tanto Nefi como Jacob declararon en forma específica que debemos “aplicar” a nosotros mismos los escritos de Isaías (1 Nefi 19:23 ; 2 Nefi 6:5). No obstante, aun al pueblo de Nefi, que vivió menos de cien años después de Isaías, le costaba entender sus escritos (véase 2 Nefi 25:1–4). Recuerde que cuando Jesucristo vino en persona a los nefitas de América les enseñó que “grandes son las palabras de Isaías” y les impartió instrucción diciendo: “Debéis escudriñar estas cosas. Sí, un mandamiento os doy de que escudriñéis estas cosas diligentemente” (3 Nefi 23:1; véase el comentario de 1 Nefi 20–21 en la página 44).

El comentario que sigue le ayudará a entender el contexto, la naturaleza dual y el simbolismo de los escritos de Isaías. Por causa del poco espacio para las notas al pie del Libro de Mormón, muchas de las notas sobre Isaías aparecen únicamente en la Biblia y no se repiten en el Libro de Mormón. Por lo tanto, para estudiar 2 Nefi 12–24 y entender mejor a Isaías, emplee las notas al pie de la edición SUD de la Biblia que aparecen en Isaías 2–14. Debe ser diligente al tratar de comprender las palabras de Isaías y debe procurar que el Espíritu lo guíe. Si le cuesta un poco, no se desanime. Con el transcurso del tiempo, por medio del estudio y la oración, el Señor le dará la bendición de llegar a entender los escritos de Isaías.

Comentario

2 Nefi 11:1–3. Nefi, Jacob e Isaías: Tres testigos especiales

  • El élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce Apóstoles, escribió acerca de la importancia de los testimonios de estos tres grandes profetas:

    “La forma del Señor de enseñar y afirmar, especialmente cuando hay un convenio de por medio, siempre ha proporcionado más de un testimonio. Su admonición ha sido siempre la de que ‘por boca de dos o de tres testigos se establecerá toda palabra’. De hecho, cuando el Libro de Mormón estaba por salir a la luz por la mano inspirada del profeta José Smith, se profetizó que ‘por el poder de Dios se mostrarán [las planchas]… Y en boca de tres testigos se establecerán estas cosas’…

    “Esos tres testigos fueron Oliver Cowdery, David Whitmer y Martin Harris…

    “Hablando de este mismo principio de los convenios, resulta interesante señalar que hubo otros tres testigos previos —testigos especiales—, no sólo de los orígenes divinos del Libro de Mormón, sino también de la Divinidad misma. Estos primeros testigos fueron Nefi, Jacob e Isaías, y no es coincidencia que sus testimonios aparezcan de forma tan visible al comienzo de este registro antiguo…

    “…Lo que se sabe es que gran parte de esa ‘mayor claridad’ del Evangelio que se encuentra en las enseñanzas de las planchas menores de Nefi proviene de las declaraciones personales de estos tres grandes testigos proféticos del Jesucristo preterrenal: Nefi, Jacob e Isaías. Estas tres voces doctrinales y visionarias dejan claro desde el principio mismo del Libro de Mormón por qué es ‘otro testamento de Jesucristo’…

    “Uno podría argumentar de forma convincente que el propósito principal de registrar, preservar y después traducir las planchas menores de Nefi fue brindar el testimonio de estos tres testigos a la dispensación del cumplimiento de los tiempos. Sus escritos constituyen un total de ciento sesenta y una de las [ciento sesenta y nueve] páginas de las planchas menores. Cuando se ha leído a Nefi, Jacob e Isaías en estas primeras páginas, se ha establecido un firme cimiento para lo que Nefi llamó ‘la doctrina de Cristo’” (Christ and the New Covenant, 1997, págs. 33–35).

2 Nefi 11:4. La “tipificación” de Jesucristo

  • En ocasiones, Isaías escribía valiéndose de símbolos o tipos. Nefi habló de la importancia de entender que todas las cosas son símbolo de Cristo. La palabra símbolo significa una “representación… perceptible de una realidad” (vigésima segunda edición del Diccionario de la Real Academia Española, 2001). Estas cosas sirven como recordatorio o emblema de Cristo. Las Escrituras en forma constante dan testimonio de Cristo y enseñan sobre Él. Algunos ejemplos de símbolos incluyen el sacrificio de un cordero macho sin defecto, lo cual era “una semejanza del sacrificio del Unigénito del Padre” (Moisés 5:7; véase también Levítico 1:3–5). Los símbolos sacramentales del pan y del vino representan o tipifican el sacrificio expiatorio (véase Moroni 4:3; 5:2). Estos recordatorios del Señor y Su misión salvadora para toda la humanidad fueron ideados para instruirnos y ayudarnos a acercarnos más al Señor nuestro Redentor.

2 Nefi 11:5. “Redención de la muerte”

  • Dijo el élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles, al hablar sobre la promesa de la inmortalidad que se proporciona mediante la expiación de Jesucristo:

    “¿Apreciamos en su plenitud la tremenda importancia de nuestra creencia en una resurrección literal y universal? La promesa de la inmortalidad constituye un concepto básico de nuestra fe. El profeta José Smith declaró:

    “‘Los principios fundamentales de nuestra religión son el testimonio de los apóstoles y de los profetas concernientes a Jesucristo: que murió, fue sepultado, se levantó al tercer día y ascendió a los cielos; y todas las otras cosas que pertenecen a nuestra religión son únicamente apéndices de eso’ (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, págs. 51–52).

    “De todas las cosas de ese ministerio glorioso, ¿por qué usó el profeta José Smith el testimonio de la muerte, sepultura y resurrección del Salvador como el principio fundamental de nuestra religión, diciendo que ‘todas las otras cosas… son únicamente apéndices de eso’? La respuesta se encuentra en el hecho de que la resurrección del Salvador es fundamental para lo que los profetas han llamado ‘el gran y eterno plan de redención de la muerte’ (2 Nefi 11:5)” (véase Liahona, julio de 2001, págs. 17–18).

2 Nefi 12–16. Isaías en el Libro de Mormón

  • Los capítulos 12–24 de 2 Nefi contienen citas de la versión del libro de Isaías que aparecía en las planchas de bronce (compárense con Isaías 2–14). Nefi incluyó estos capítulos para añadir otro testimonio de las revelaciones que recibió él sobre el futuro de su pueblo y la veracidad de Jesucristo. A pesar de que su pueblo era una rama de Israel que había sido arrancada y transplantada a otra parte, Nefi usó los escritos de Isaías para demostrar la forma en que el clemente plan de Dios también se extiende a dicho pueblo. Nefi consideraba que quienes leyeran estas profecías elevarían sus corazones y se regocijarían “por todos los hombres” (2 Nefi 11:8; véase también el versículo 2).

    Haciendo eco de lo que él y su hermano Jacob ya habían enseñado, Nefi nos alentó a “aplicar” las palabras de Isaías a nosotros mismos (véase 1 Nefi 19:23 ; 2 Nefi 6:5; 11:8). Aplicamos las Escrituras a nosotros mismos cuando reconocemos las semejanzas entre los sucesos registrados en ellas y los que ocurren en nuestra vida. También aplicamos las Escrituras a nosotros mismos cuando determinamos qué principios nos enseñan, principios que pueden servirnos de guía al tomar decisiones.

    Isaías escribió un poco más de cien años antes de la época de Nefi (740–700 a.C.). Aunque hoy en día estos escritos parecen muy distantes en el tiempo, para Nefi y Jacob estaban más cerca de lo que están las revelaciones y profecías de José Smith para el lector moderno. Las profecías inspiradas de Isaías sobre el esparcimiento de Israel y el plan misericordioso del Señor para redimir a Su pueblo condujeron a Nefi a incluir largas porciones de ellas a fin de sustentar su propio testimonio escrito y sus profecías sobre el Mesías. Estas porciones de Isaías resaltan cuatro temas principales: (1) los juicios de Dios y la necesidad de arrepentirse, (2) los convenios de Dios y Sus promesas a la casa de Israel, (3) la primera y la segunda venida de Cristo y (4) los principales sucesos relativos a los últimos días.

  • El Bible Dictionary [Diccionario Bíblico] indica que en los libros canónicos aparecen citas del profeta Isaías:

    “Isaías es el profeta más citado de todos; Jesús, Pablo, Pedro y Juan (en Apocalipsis) citan a Isaías con mayor frecuencia que a cualquier otro profeta [del Antiguo Testamento]. Igualmente, en el Libro de Mormón y en Doctrina y Convenios se cita más a Isaías que a cualquier otro profeta. El Señor dijo a los nefitas que ‘grandes son las palabras de Isaías’ y que todas las cosas que él habló acerca de la casa de Israel y de los gentiles se cumplirían (3 Ne. 23:1–3)…

    “El lector de la actualidad no tiene mejor comentario escrito ni guía para comprender Isaías que el Libro de Mormón y Doctrina y Convenios. En la medida en que uno comprenda más cabalmente estos libros, mejor comprenderá a Isaías, y en la medida en que comprenda más cabalmente a Isaías, entenderá de forma más plena la misión del Salvador y el significado del convenio que se dio a Abraham y a su descendencia, mediante el cual serían benditas todas las familias de la tierra” (“Isaiah”, pág. 707; véase el comentario de 1 Nefi 20–21 en la página 44).

2 Nefi 12:1. “Concerniente a Judá y Jerusalén”

  • Isaías vio el futuro de Judá y Jerusalén y el destino final de ambos, y habló al respecto. Sin embargo, sus palabras citadas en el Libro de Mormón también van dirigidas a toda la casa de Israel (véanse 2 Nefi 6:5; 3 Nefi 23:1–2).

2 Nefi 12:2. “El monte de la casa del Señor”

  • Una parte significativa de lo que vio Isaías empezará a cumplirse (“acontecerá”) en una época centrada en otra localidad del planeta, a saber, en la Sión de los postreros días de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, que tiene sus oficinas generales en Salt Lake City, Utah.

    El élder LeGrand Richards (1886–1983), del Quórum de los Doce Apóstoles, habló sobre el cumplimiento de esta profecía:

    “Isaías vio el monte de la casa del Señor establecido como cabeza de los montes en los postreros días…

    “A mi modo de ver, ¡cuán literalmente se ha cumplido eso en esta mismísima casa del Dios de Jacob, aquí en esta manzana! Este templo, más que cualquier otro edificio del que tengamos constancia, ha traído gente de todas partes a aprender sobre Sus caminos y a seguir Sus senderos” (en Conference Report, abril de 1971, pág. 143; o Ensign, junio de 1971, pág. 98).

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    Templo de Salt Lake

    El élder Bruce R. McConkie (1915–1985), del Quórum de los Doce Apóstoles, amplió el significado de la frase “cabeza de los montes” como referencia a los templos: “Todos los santos templos de nuestro Dios en los últimos días se edificarán en los montes del Señor, porque Sus montes —ya sea que el terreno mismo sea montaña, valle o planicie— son los lugares en los que Él se presenta, en persona y por el poder de Su Espíritu, para estar en comunión con Su pueblo” (The Millennial Messiah, 1982, pág. 275).

  • Estados Unidos, el lugar del cual se profetizó que sería “el monte de la casa del Señor” (2 Nefi 12:2), ha sido siempre un país de inmigración, desde los primeros días de su descubrimiento y asentamiento. Isaías profetizó que “todas las naciones correrán hacia él” (2 Nefi 12:2). Las grandes inmigraciones procedentes de Europa durante el siglo XIX, seguidas en la actualidad por oleadas de todas partes del mundo, poblaron y fueron una bendición para el país, sus instituciones y la Iglesia. Muchos Santos de los Últimos Días trazan su genealogía hasta este desplazamiento de gente del Viejo al Nuevo Mundo. Además, hay personas de todo el planeta, tanto las que son miembros de la Iglesia del Señor como las que no lo son, que siguen visitando el área del Templo de Salt Lake y las oficinas generales de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Muchos miembros de la Iglesia asisten dos veces por año a las sesiones de la conferencia general en Salt Lake City, Utah, mientras que otras personas que se encuentran en diferentes naciones de todo el mundo ven y escuchan la conferencia por conducto de los sistemas de comunicación modernos.

2 Nefi 12:3. “De Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Señor”

  • El presidente Joseph Fielding Smith (1876–1972) explicó el significado de la frase que dice que de Sión saldrá la ley y de Jerusalén, la palabra del Señor.

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    La antigua ciudad de Jerusalén, en Israel

    © Richard Cleave

    “Jerusalén la antigua… llegará a ser una ciudad santa, donde el Señor morará, y desde la cual enviará Su palabra a todo pueblo. En igual manera sobre este continente [América] se edificará la ciudad de Sión, la Nueva Jerusalén, y de ella la ley de Dios también saldrá…

    “…Estas dos ciudades, una en la tierra de Sión y una en Palestina, llegarán a ser las capitales del reino de Dios durante el Milenio” (Doctrina de Salvación, comp. de Bruce R. McConkie, tres tomos, 1954–1956, tomo III, págs. 66–67).

  • La frase “de Sión saldrá la ley” (2 Nefi 12:3) brinda un ejemplo excelente de la forma en que las profecías pueden tener más de una aplicación. El presidente Gordon B. Hinckley (1910–2008) dijo:

    “Al contemplar esta maravillosa estructura, adyacente al templo [el Centro de Conferencias], acuden a mi mente las palabras proféticas de Isaías:

    “‘Y acontecerá en los postreros días que será establecido el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones’…

    “Creo que esa profecía se aplica al histórico y maravilloso Templo de Salt Lake; pero creo que también se relaciona con este magnífico recinto, ya que desde este púlpito la ley de Dios saldrá adelante, junto con la palabra y el testimonio del Señor” (véase Liahona, enero de 2001, pág. 82).

2 Nefi 12:4. Época de paz

  • El élder Dallin H. Oaks habló acerca de la paz que finalmente llegará a la tierra después de la segunda venida del Señor. También explicó la razón por la cual no habrá paz antes de esa época: “Muchos encuentran consuelo en la profecía del Antiguo Testamento que dice que las naciones ‘forjarán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en hoces’ (Miqueas 4:3). Pero esta profecía se refiere a la época de paz que sigue al tiempo en que el Dios de Jacob ‘nos enseñará acerca de sus caminos, y andaremos por sus veredas’ (4:2). Por ahora tenemos guerras y conflictos, y todos ellos están arraigados en la violación de los mandamientos de Dios” (véase Liahona, julio de 1990, pág. 86).

2 Nefi 12:5–9. “Oh casa de Jacob”

  • La frase “casa de Jacob” se refiere a los descendientes de aquel gran patriarca que obtuvo el nombre de Israel en convenio por medio de su propia rectitud. Sin embargo, tanto el reino del norte de Israel como el del sur cayeron, aunque en momentos distintos, porque reemplazaron a Dios por la adoración apóstata. Estaban “llenos… de los modos de oriente” (2 Nefi 12:6) o, según la nota a al pie de Isaías 2:6, estaban “llenos de enseñanzas y creencias extrañas o extranjeras” en dioses ajenos, al igual que los filisteos. En otras palabras, abandonaron el evangelio del Señor a favor de las enseñanzas y prioridades del mundo. Tenían el corazón puesto en las riquezas y la iniquidad, y su adoración se volcó hacia los ídolos.

2 Nefi 12:9. El hombre vil y el hombre grande

  • La frase “el hombre vil [bajo o despreciable] no se inclina, ni el grande se humilla” (2 Nefi 12:9) indica que desde lo más bajo hasta lo más alto de la sociedad, nadie tenía la humildad necesaria para aceptar a Dios.

2 Nefi 12:11–22. “La mirada altiva del hombre”

  • Los habitantes de todas las naciones que sean orgullosos y soberbios “serán abatidos” (2 Nefi 12:12), y su “mirada altiva” (2 Nefi 12:11) cesará, porque en el día del Señor —la Segunda Venida—, Su gloria los herirá. Los versículos 13–22 describen algunos de los símbolos de estatus de la época, incluso bienes que adquirían los más acaudalados, los montes altos y los collados para la adoración falsa y la religión apóstata, las torres y los muros que son defensas hechas por el hombre y las naves hermosas o barcos de recreo. En resumidas cuentas, los soberbios y orgullosos caerán, y sus tesoros mundanos se desmoronarán ante la venida del Señor (véase 3 Nefi 25:1; Malaquías 4:1).

  • El presidente Henry B. Eyring, de la Primera Presidencia, sugirió que aprender a ser humilde forma parte de la preparación esencial para el gran día de la segunda venida del Señor, en el que el Salvador será ensalzado entre las naciones:

    “Empecé a leer en 2 Nefi 12 y pensé: ‘El Señor me está hablando. ¿Qué desea decirme?’. Llegué a un versículo en los pasajes de Isaías que me saltó a la vista como si ya estuviera subrayado. ‘Y sucederá que la mirada altiva del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada, y sólo el Señor será exaltado en aquel día’ (versículo 11).

    “Se describe en ese versículo el día de la venida del Salvador, un día que todos anhelamos y para el que deseamos que se preparen nuestros alumnos. El pasaje dice que en aquel día, todos aquellos que creíamos ser especiales y maravillosos pareceremos pequeños, y que el Señor será exaltado. Apreciaremos mejor quién es Él, cuánto le amamos y lo humildes que debemos ser…

    “…Entendí por qué Isaías me [decía] que sería útil prever el día en el que el Señor sería exaltado y saber lo mucho que dependo de Él. Le necesitamos y la fe que depositamos en Él nos permite ver[lo a Él] grandioso y exaltado, y a nosotros pequeños y dependientes” (“El Libro de Mormón cambiará sus vidas”, Liahona, febrero de 2004, págs. 14–15).

2 Nefi 13:1–15. Castigo de Judá y Jerusalén

  • En 2 Nefi 13, Nefi citó la descripción de Isaías de la caída próxima de Judá y Jerusalén y de los gentiles inicuos de los últimos días. Las predichas destrucciones cayeron sobre la casa de Jacob, las cuales prefiguraron las destrucciones de la Segunda Venida.

2 Nefi 13:1. “El apoyo y el sostén”

  • El pan y el agua son necesidades básicas que escasean durante un sitio. “El apoyo y el sostén” que se describen en 2 Nefi 13:1 presagian la hambruna espiritual de los que rechacen al Señor, quien es “todo sustento de pan”: el pan de vida; y “todo socorro de agua”: el agua viva.

2 Nefi 13:2–3. “El valiente… el hábil orador”

  • Todos los hombres de Judá y Jerusalén, sin importar su estatus en la sociedad (se mencionan once categorías en 2 Nefi 13:2–3), serán llevados al cautiverio.

2 Nefi 13:4. “Niños pequeños serán sus gobernantes”

  • Durante el cautiverio, los poco instruidos y los jóvenes, que no tenían estatus social, serán nombrados para gobernar a los que se enumeran en 2 Nefi 13:2–3.

2 Nefi 13:6. “Tú tienes manto”

  • La gente es tan pobre y se encuentra tan desesperada debido a la devastación y la anarquía que el simple hecho de tener ropa podría calificar a alguien para ser líder.

2 Nefi 13:7. “No seré el sanador… no me hagáis gobernante”

  • Aun el que sea asignado para dirigir por causa de su ropa no tendrá el poder para aliviar el hambre y el sufrimiento.

2 Nefi 13:8. “Arruinada está Jerusalén”

  • Aproximadamente alrededor del año 587 a.C., la ciudad de Jerusalén cayó y Judá fue llevado al cautiverio por Nabucodonosor, rey de Babilonia (véase Guía para el Estudio de las Escrituras, “Cronología: Acontecimientos ocurridos en Judá”, pág. 44). Los romanos destruyeron Jerusalén y esparcieron a los judíos por varias partes del mundo en 70 d.C (véase Guía para el Estudio de las Escrituras, “Cronología: Acontecimientos de la historia cristiana”, pág. 46) y después nuevamente en 132–135 d.C. Ciertamente, en palabras de Isaías, habían “allegado el mal para sí mismos” (2 Nefi 13:9).

2 Nefi 13:9. “La apariencia de sus rostros”

  • La rectitud y la iniquidad afectan tanto la actitud como la apariencia. El presidente Brigham Young (1801–1877) dijo: “Los que cuentan con el perdón de los pecados tienen rostros que parecen relucientes, y resplandecerán con la inteligencia del cielo” (“Speech”, Times and Seasons, 1 julio de 1845, pág. 956).

    El presidente David O. McKay (1873–1970) enseñó: “Ningún hombre puede desobedecer la palabra de Dios sin sufrir las consecuencias. Ningún pecado, por más secreto que sea, puede escapar el castigo. Es cierto que pueden mentir sin que se los descubra, que pueden faltar a la virtud sin que se entere nadie que pudiera armar escándalo, mas no pueden escaparse del juicio que sigue a tal transgresión. La mentira quedará alojada en los recovecos de la mente, con un impedimento en el carácter que en algún momento o de alguna forma se reflejará en sus rostros o portes” (en Conference Report, octubre de 1951, pág. 8).

    Jeremías escribió que las personas llegaron a ser tan pecaminosas que perdieron su capacidad de ruborizarse (véase Jeremías 6:15).

2 Nefi 13:12. “Te hacen errar”

  • El presidente Ezra Taft Benson (1899–1994) interpretó 2 Nefi 13:12 así: “De manera que hoy la destrucción del hogar y la familia va en aumento y el diablo trabaja diligentemente para destituir al padre como cabeza del hogar y crear rebelión entre los hijos. El Libro de Mormón describe esta condición cuando declara: ‘Los opresores de mi pueblo son niños, y mujeres lo gobiernan’. Y luego siguen estas palabras, las cuales quiero que consideren seriamente cuando piensen en esos líderes políticos que están promoviendo el control de la natalidad y el aborto: ‘¡Oh pueblo mío, los que te guían te hacen errar, y pervierten el curso de tus sendas!’ (2 Nefi 13:12)” (véase “Fortaleciendo la familia”, Liahona, mayo de 1971, pág. 21).

2 Nefi 13:16–24. “Hijas de Sión”

  • El presidente Joseph Fielding Smith explicó a quiénes se refiere la frase “hijas de Sión” y qué dicen estos versículos de 2 Nefi 13 sobre ellas: “Las normas que han expresado las Autoridades Generales de la Iglesia indican que las mujeres, y también los hombres, deben vestirse con recato. Se les enseña la conducta adecuada y la modestia en todo momento. El que las ‘hijas de Sión’ se vistan con falta de recato, a mi modo de ver, las hace quedar mal. Es más, esto que digo se aplica a los varones tanto como a las mujeres. El Señor le dio mandamientos al antiguo Israel de que tanto los hombres como las mujeres deben cubrirse el cuerpo y cumplir con la ley de castidad en todo momento” (Answers to Gospel Questions, comp. de Joseph Fielding Smith, hijo, cinco tomos, 1957–1966, tomo V, pág. 174; véanse también las notas al pie de Isaías 3:16–26).

2 Nefi 14. Sión será redimida

  • En el Milenio se verán la redención de Sión y la purificación de sus hijas.

2 Nefi 14:1. “Siete mujeres… un hombre”

  • Un gran número de varones morirá en la guerra o será reducido al cautiverio, lo cual dejará a las mujeres en la privación al ser viudas y no tener hijos.

2 Nefi 14:2. “En aquel día…”

  • En hebreo, los vocablos renuevo y rama con frecuencia representaban al Mesías (véase Jeremías 23:5–6). También pueden usarse para referirse a los grupos justos de la casa de Israel que han sido limpiados y redimidos (véanse Isaías 60:21; 2 Nefi 3:5; 10:1; Jacob 2:25).

    La frase “los de Israel que hayan escapado” (2 Nefi 14:2) se refiere a los miembros de la casa de Israel que, mediante la rectitud personal, han escapado a los juicios que cayeron sobre los inicuos.

2 Nefi 15. Un cantar de la viña del Señor

  • La terrible oscuridad y la apostasía que se describen en 2 Nefi 15:1–25 será abundante previamente a la destrucción de los inicuos. Sin embargo, Isaías profetizó que durante ese tiempo el Señor recogerá a Su pueblo y brindará esperanza (véanse los versículos 26–30). El élder Bruce R. McConkie describió las circunstancias que se presentan en 2 Nefi 15 empleando palabras que los lectores modernos pueden entender:

    “La visión del futuro no incluye sólo dulzura, luz y paz; ya que todo lo que ha de venir sucederá en medio de las maldades, los peligros y las desolaciones más grandes que jamás hayan azotado a la tierra.

    “Al mismo tiempo que los santos se preparan para presentarse ante su Dios, las personas carnales, sensuales y diabólicas se aprontan para obtener su castigo.

    “Mientras los mansos de la tierra tratan de fortificar su vocación y elección, los que adoran al dios de este mundo se hunden cada vez más en las profundidades de la depravación y la desesperación.

    “Con los ojos húmedos por el pesar y el corazón dolorido por los presagios, vemos la maldad y el crimen y la sensualidad extendiéndose sobre la faz de la tierra…

    “Vemos en todas partes a las fuerzas del mal unidas luchando para destruir la familia, ridiculizar la moral y la decencia, para ensalzar todo lo lascivo y vil… Satanás reina en el corazón de los hombres; es el día grande de su poder.

    “Pero entre todo eso, la obra del Señor continúa…

    “Entre todo eso, hay revelaciones y visiones y profecías; hay dones y señales y milagros. Se siente con gran fuerza la influencia del Santo Espíritu de Dios.

    “Entre todo eso, las almas creyentes… se preparan para morar con Dios y Cristo y otros seres santos en el reino eterno.

    “¿Sorprende entonces que nos alegremos y temblemos a la vez ante lo que el futuro nos depara?

    “Ciertamente el mundo está y seguirá estando en conmoción, pero la Sión de Dios permanecerá inamovible. Se desterrará de la Iglesia a los inicuos e impíos, y la piedra continuará creciendo hasta que cubra toda la tierra” (Liahona, julio de 1980, pág. 119).

2 Nefi 15:18, 20–21. Advertencias en contra del pecado

  • En 2 Nefi 15:18 se comparan los efectos del pecado con “coyundas [correas] de carro”. Las personas que cometen pecado son como quienes “están amarrados a sus pecados como las bestias a su carga [o bueyes a sus carros]” (Isaías 5:18c).

    El presidente Harold B. Lee (1899–1973) describió la forma en que el pecado se asemeja a una carga: “Si yo les preguntase cuál es la carga más pesada que uno puede soportar en esta vida, ¿qué responderían? La carga más pesada que se puede soportar en esta vida es la carga del pecado” (véase Liahona, marzo de 1974, pág. 43).

    El presidente James E. Faust (1920–2007), de la Primera Presidencia, describió la importancia de ver con claridad la diferencia entre el bien y el mal y escoger el bien: “La brecha entre lo que es popular y lo que es recto se está ensanchando. Como profetizó Isaías, hoy en día muchos ‘a lo malo llaman bueno, y a lo bueno, malo’ [Isaías 5:20]. Las revelaciones de los profetas de Dios no son como los platillos del restaurante: unos se seleccionan y otros se rechazan” (véase Liahona, noviembre de 2003, pág. 22).

2 Nefi 15:26. “Alzará estandarte a las naciones”

  • En los últimos días, el Señor alzará un estandarte para recoger y proteger al Israel recto cuando empiece la desolación de los inicuos. El recogimiento de Israel será un precursor necesario de la segunda venida de Jesucristo, que irá mano a mano con la predicación del evangelio de Jesucristo entre todas las naciones de la tierra.

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    José Smith organizando la Iglesia

    Dale Kilbourne, © IRI

    El presidente Joseph Fielding Smith definió el significado del estandarte o pendón que mencionó Isaías: “Hace más de [ciento veinticinco] años, en el pequeño pueblo de Fayette, Condado de Séneca, Nueva York, el Señor levantó un pendón a las naciones. Fue en cumplimiento de la profecía hecha por el profeta Isaías, y que acabo de leer [Isaías 11:11–12]. Ese pendón fue La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, que se estableció por última vez, para nunca más ser destruida ni dejada a otro pueblo [véase Daniel 2:44]. Fue el acontecimiento más grade que el mundo ha visto desde el día en que el Redentor fue levantado sobre la cruz y efectuó la infinita y eterna expiación. Tuvo mayor significación para el género humano que cualquier otra cosa que haya acontecido desde ese día” (Doctrina de Salvación, tomo III, págs. 39–40).

2 Nefi 15:27–29. Cascos de caballos como de pedernal, ruedas como torbellino y rugido como de león

  • El élder LeGrand Richards (1886–1983), del Quórum de los Doce Apóstoles, sugirió un posible simbolismo para los versículos de 2 Nefi 15:27–29; nos hizo notar la gran obra misional que se lleva a cabo en la actualidad:

    “Al determinar cuál sería la época del gran recogimiento, Isaías parece haber señalado que se llevaría a cabo en los días del ferrocarril y del aeroplano…

    “En vista de que no había ni trenes ni aviones en aquella época, Isaías difícilmente podría haberlos mencionado por nombre; no obstante, parece haberlos descrito con palabras inequívocas. A no ser por el tren moderno, ¿de qué forma podrían ser los cascos de ‘sus caballos’ como de pedernal y sus ruedas como torbellino? A no ser por el rugir del avión, ¿de qué forma podría ser ‘su rugido como de león’? Los trenes y las aeronaves no se detienen a descansar por la noche, por lo que ¿acaso no tenía justificativo Isaías al decir que ‘nadie dormitará ni se dormirá; a ninguno le será desatado el cinto de los lomos, ni se le romperá la correa de sus zapatos’? Con estos medios de transporte el Señor realmente puede silbar ‘desde el cabo de la tierra’ para que vengan ‘presto y aceleradamente’. En señal de que Isaías seguramente previó el avión, él dijo: ‘¿Quiénes son éstos que vuelan como nubes y como palomas a sus ventanas?’. (Isaías 60:8.)” (Israel! Do You Know?, 1954, pág. 182).

2 Nefi 16:1. ¿Quién era el rey Uzías?

  • Uzías fue el décimo rey de Judá, el reino del sur. Empezó a reinar a los 16 años, cuando aproximadamente en el año 767 a.C. unos confabuladores asesinaron a su padre Amasías. Uzías busco el consejo del profeta Zacarías y le hizo caso. Mientras anduvo por las vías de la rectitud, el Señor lo hizo próspero (véase 2 Reyes 15:34; 2 Crónicas 26:5): guió al reino de Judá en varias campañas militares de éxito contra algunos enemigos locales, fortaleció las murallas de Jerusalén, apoyó la agricultura y levantó al reino de Judá hasta un estado de prosperidad que no se había visto desde la muerte de Salomón. En las postrimerías de su vida, como siervo no autorizado del Señor, Uzías trató de hacer una ofrenda de incienso en el altar del templo, y entonces fue herido de lepra (véase 2 Crónicas 26:19). Tuvo lepra hasta su muerte aproximadamente en 742 a.C. (véase Merrill F. Unger, The New Unger’s Bible Dictionary, editores R. K. Harrison y demás, 1988, págs. 1322–1323).

2 Nefi 16. El llamamiento de Isaías a profetizar

  • Al describir su llamado a ser un profeta del Señor para todo Israel, Isaías usó un lenguaje simbólico en el que empleó imágenes y términos con los que sus lectores pudieran identificarse. Su llamado incluía una visión de Jehová (véase 2 Nefi 16:1), la ministración de ángeles (véase 2 Nefi 16:2–3, 6–7), el reconocimiento de su flaqueza mortal en comparación con la gloria de Jehová (véase 2 Nefi 16:5) y la aceptación del llamado tras una experiencia espiritual que lo limpió y fortaleció (véase 2 Nefi 16:6–8).

2 Nefi 16:2. Serafines

  • “Los serafines son ángeles que moran en la presencia de Dios, brindando gloria, honra y adoración continuas a Él…

    “El plural de serafín es serafines… El hecho de que él viera a estos santos seres con alas era simplemente un símbolo de su ‘poder para moverse, para obrar, etc.’, como sucedió en el caso de visiones que habían recibido otras personas (D. y C. 77:4)” (Bruce R. McConkie, Mormon Doctrine, segunda ed., 1966, págs. 702–703). El significado básico de la palabra hebrea de la que deriva serafín es “arder”, tal vez como señal del estado purificado que se debe tener para estar en la presencia de Dios.

2 Nefi 16:4. “La casa se llenó de humo”

  • “Se estremecieron los quiciales de las puertas, y la casa se llenó de humo” (2 Nefi 16:4). El temblor y el humo son símbolos de la presencia del Señor (véase Apocalipsis 15:8).

2 Nefi 16:9–12. “Oíd bien, mas no entendieron”

  • Isaías fue comisionado para predicar el evangelio de Jesucristo, aunque al pueblo le costaba escuchar y no veía la verdad del Evangelio. Al profeta se le indicó que sus prédicas a un pueblo descarriado por lo general no serían recibidas. Sus corazones se endurecerían contra la verdad y sus oídos se entorpecerían, sin estar dispuestos a aceptar el Evangelio que se les predicaría con sencillez. Isaías no fue comisionado para hacer que las personas se resistieran a la verdad, sino que recibió la advertencia de que su misión sería difícil. Aun así, respondiendo a la pregunta de “¿hasta cuándo?” (2 Nefi 16:11) que hizo Isaías, el Señor contestó que el pueblo tendría la oportunidad de aceptar el Evangelio hasta que “la tierra [quedase] enteramente desierta”. El Señor en Su gracia proseguirá con Su misión de llevar a cabo la salvación por medio de Sus siervos “mientras dure el tiempo, o exista la tierra, o haya sobre la faz de ella un hombre a quien salvar” (Moroni 7:36).

2 Nefi 16:13. “Santa semilla”

  • La frase décima parte en 2 Nefi 16:13 se usa para representar a un resto de la casa de Israel.

  • Por su parte, la frase “santa semilla” hace referencia al resto fiel que producirá vida nueva en el Israel esparcido, como ramas nuevas que brotan de la cepa de un árbol que ha sido talado.

    Imagen
    La alegoría del olivo

    Brad Teare, cortesía del Museo de Historia de la Iglesia

Para meditar

  • Si la gran obra de los últimos días es alzar un estandarte o pendón a las naciones y llevarles el Evangelio (véase 2 Nefi 15:26), ¿cómo puede usted cumplir de la mejor manera su papel como Santo de los Últimos Días?

Tareas sugeridas

  • Lea 2 Nefi 12:1–4; 15:26–27; lo que enseñó el élder Bruce R. McConkie en el comentario de 2 Nefi 15 (página 81); y la declaración del presidente Joseph Fielding Smith en el comentario de 2 Nefi 15:26 (página 82). Escriba un párrafo sobre la forma en que la obra del Señor al restaurar el Evangelio en los últimos días ha resultado en bendiciones para usted personalmente.

  • A Isaías se le dijo que le predicaría a un pueblo que escucharía sus palabras pero no las entendería. Lea 2 Nefi 16:9–12. Medite y ore acerca de cómo “escuchar” de mejor manera las palabras de los profetas con regularidad. Luego redacte un plan que pueda seguir y que le permita entender y aplicar esas palabras.