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Capítulo 12: 2 Nefi 25–27


Capítulo 12

2 Nefi 25–27

Introducción

Nefi hizo comentarios proféticos sobre las profecías de Isaías que citó. Preste mucha atención a los conceptos que aporta Nefi sobre la función del Salvador para llevar a cabo la salvación de los hijos del Padre Celestial, los grandes males con que tendrán que enfrentarse quienes deseen ser justos en los últimos días y las bendiciones de la restauración prometida. La salida a luz del Libro de Mormón constituyó una parte significativa de la restauración profetizada. Además de preparar al mundo para reconocer la gran obra del Señor en los últimos días, los escritos de Nefi le ayudarán a saber cómo aplicar la Expiación para que pueda ser perdonado.

Comentario

2 Nefi 25:1–8. Pautas para entender a Isaías

  • Para consultar algunas pautas sobre cómo entender a Isaías, véase el comentario de 1 Nefi 20–21 en la página 44.

2 Nefi 25:4. “Llenos del espíritu de profecía”

  • El presidente Joseph Fielding Smith (1876–1972) aclaró el significado de la frase “el espíritu de profecía” y explicó cómo podemos obtener ese don:

    “Todo miembro de la Iglesia puede recibir revelación. El Profeta dijo que todo hombre debe ser profeta, y que el testimonio de Jesús es el espíritu de profecía. Cada miembro de la Iglesia tiene no sólo el privilegio sino el deber de conocer la verdad que lo hará libre, cosa que no puede saber a menos que le sea revelada…

    “Se da el don del Espíritu Santo a los miembros de la Iglesia para que tengan el espíritu de profecía y revelación. No obstante, que quede bien entendido que no recibirán revelación para dirigir la Iglesia” (Church History and Modern Revelation, dos tomos, 1953, tomo II, págs. 217–218).

2 Nefi 25:9–30:18. El sermón de Nefi a los judíos, a los hijos de Lehi y a los gentiles

  • En la siguiente reseña se hace un resumen de los capítulos 25–30 de 2 Nefi, los que componen un sermón que Nefi dio para tres grupos distintos de personas: los judíos, los hijos de Lehi y los gentiles.

    El mensaje de Nefi a los judíos (2 Nefi 25:10–20)

    • La destrucción de Jerusalén; el cautiverio en Babilonia; el regreso a Jerusalén (véanse los versículos 10–11)

    • Los judíos rechazan a Cristo; Su crucifixión y resurrección (véanse los versículos 12–13)

    • Se vuelve a destruir Jerusalén en 70 d.C. y 135 d.C. (véase el versículo 14)

    • Consiguiente esparcimiento de los judíos (véanse los versículos 17–20)

    El mensaje de Nefi a los hijos de Lehi (2 Nefi 25:21–26:11)

    • Se conservan los escritos de Nefi y pasan de mano en mano; la posteridad de Jacob será preservada (véase 25:21)

    • Los nefitas se regocijan en Cristo; el propósito de la ley de Moisés (véase 25:23–30)

    • Señales seguidas por destrucción; Cristo visitó a los nefitas; la destrucción de los nefitas (véase 26:1–11)

    El mensaje de Nefi a los gentiles (2 Nefi 26:12–29:14)

    Resumen (2 Nefi 30:1–8)

2 Nefi 25:13. “Con salvación en sus alas”

  • El élder Richard G. Scott, del Quórum de los Doce Apóstoles, habló sobre la necesidad del efecto sanador de la Expiación, no sólo para obtener el perdón de las transgresiones, sino en todas las dificultades de la vida:

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    La segunda venida del Salvador

    Harry Anderson, © IRI

    “[El Salvador] se ha levantado de los muertos ‘con salvación en sus alas’.

    “¡Cuánta falta nos hace a todos la salvación que provee el Redentor! Éste es un mensaje de esperanza para aquellos que anhelan recibir alivio de las pesadas cargas que sobrellevan sin haberlas buscado y a pesar de vivir dignamente. Deriva de los principios plasmados en las enseñanzas del Salvador. El problema que tienen puede provenir de una seria incapacitación física, de la lucha con una dolencia prolongada o del enfrentamiento diario con una enfermedad que amenace la vida; puede estar arraigado en la muerte de un ser querido o en la angustia de ver a otro en las garras del pecado, o puede provenir del abuso en cualquiera de sus perversas formas. Cualquiera que sea la causa, testifico que se puede conseguir un alivio permanente si se cumplen las condiciones que el Señor ha establecido” (véase Liahona, julio de 1994, pág. 7).

2 Nefi 25:15–17. El regreso de Judá

  • El presidente Wilford Woodruff (1807–1898) les habló a las personas de la tribu de Judá, resaltando las enormes bendiciones que pueden recibir al cumplir la labor que se les ha asignado por profecía, la de congregarse para tomar posesión de su patria y reedificar el gran templo de Jerusalén: “Ésta es la voluntad de tu gran Elohim, oh casa de Judá, y cuando sea que se te llame a efectuar esta obra, el Dios de Israel te ayudará. Tienes un gran futuro y destino por delante, y no puedes evitar cumplirlo; eres la simiente real y escogida, y el Dios de la casa de tu padre te ha guardado como nación destacada durante mil ochocientos años, bajo el yugo del mundo de los gentiles… Cuando te encuentres con Siloh, tu rey, lo conocerás; tienes el destino marcado, y no lo puedes evadir. Es cierto que después de que regreses y congregues en casa a tu nación y reedifiques tu Ciudad y Templo, que los gentiles quizá junten sus ejércitos para ir a hacerte la guerra… pero cuando llegue tal aflicción, el Dios viviente, el que guió a Moisés por el desierto, te librará, y tu Siloh vendrá y aparecerá en tu seno y peleará tus batallas, y sabrás quién es, y las aflicciones de los judíos habrán llegado a su fin” (cita en Matthias F. Cowley, Wilford Woodruff: History of His Life and Labors, segunda edición, 1909, págs. 509–510).

2 Nefi 25:17. “Una obra maravillosa y un prodigio”

  • La frase “una obra maravillosa y un prodigio” aparece también en Isaías 29:14, y hace referencia a la restauración del Evangelio en los últimos días. En 2 Nefi 27 se nos enseña que el Libro de Mormón cumple una función importante en dicha restauración. Isaías profetizó que el Libro de Mormón ayudaría a disipar la oscuridad de casi dos mil años de apostasía, la “sabiduría” de los supuestamente “sabios e instruidos perecerá, y el entendimiento de sus prudentes” quedará en nada (2 Nefi 27:26).

  • El presidente Gordon B. Hinckley (1910–2008) relató algunos de los sucesos sobresalientes que efectuaron esta obra maravillosa y prodigio:

    “El albor de ese día glorioso fue en el año 1820, [cuando] un jovencito, con sinceridad y fe, se dirigió hacia una arboleda y elevó su voz en oración, en busca de esa sabiduría que tanto necesitaba.

    “Recibió como respuesta una gloriosa manifestación. Dios el Eterno Padre y el Señor Jesucristo resucitado se le aparecieron y hablaron con él. El velo que había estado cerrado la mayor parte de dos milenios se abrió para introducir la dispensación del cumplimiento de los tiempos.

    “A ello siguió la restauración del santo sacerdocio, primero el Aarónico, y luego el de Melquisedec, bajo las manos de aquellos que lo habían poseído en la antigüedad. Otro testamento, que hablaba como una voz desde el polvo, salió a luz como segundo testigo de la realidad y divinidad del Hijo de Dios, el gran Redentor del mundo.

    “Las llaves de la autoridad divina fueron restauradas, incluyendo aquellas llaves necesarias para unir a las familias por esta vida y por la eternidad en un convenio que la muerte no podía destruir.

    “La piedra era pequeña al principio; algo en lo que uno no repararía; pero ha ido creciendo y está rodando hasta llenar toda la tierra” (véase Liahona, enero de 2000, pág. 89).

2 Nefi 25:19. “Su nombre será Jesucristo”

  • Es significativo que el nombre Jesucristo aparece con frecuencia en el Libro de Mormón. La adoración de la fuente de salvación, que se señala claramente que es Jesucristo, representa un vínculo común entre los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y los que adoraban a Jesucristo en la América antigua. Él es la misma persona que estableció Su Iglesia entre los santos del Antiguo Testamento, y fue en el nombre de Jesucristo que se bautizó Adán (véase Moisés 6:52). Por tanto, los santos de todas las épocas de la historia del mundo tienen a Jesucristo como fuente de fuerza y salvación, aquel de quien Nefi dio testimonio de que es “el Hijo de Dios” (2 Nefi 25:19).

2 Nefi 25:20–21. Los registros de Nefi fueron preservados para las generaciones futuras

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    Nefi escribiendo en las planchas

    © 1988 Paul Mann

    A Nefi el Señor le mandó llevar su registro. Nefi sabía que había recibido el mandamiento de escribir y también sabía qué escribir, aunque es posible que no siempre supiera por qué debía hacerlo. Sin embargo, él “sí sabía que sus anales serían preservados y entregados a generaciones futuras para ayudar a llevar a cabo la Restauración” (Robert J. Matthews, Selected Writings of Robert J. Matthews: Gospel Scholars Series, 1999, pág. 356).

2 Nefi 25:22. Seremos juzgados por nuestra disposición a recibir el Libro de Mormón

  • El presidente Ezra Taft Benson (1899–1994) habló sobre la importancia de estudiar el Libro de Mormón e indicó que descuidar su estudio puede tener consecuencias no previstas:

    “¿Habrá consecuencias eternas que dependan de nuestra reacción a este libro? Sí, ya sea para nuestra bendición o para nuestra condenación.

    “Todo Santo de los Últimos Días debería empeñarse en el estudio de este libro durante toda su vida, ya que está poniendo en peligro su alma, descuidando aquello que puede darle unidad espiritual e intelectual a toda su vida. Existe una gran diferencia entre un converso edificado en la roca de Cristo mediante el Libro de Mormón, que permanece aferrado a esa barra de hierro que le sirve de constante guía, y otro que no lo está” (véase Liahona enero de 1987, págs. 6–7).

2 Nefi 25:23. La doctrina de la gracia

  • La palabra gracia se refiere a la ayuda o fuerza de origen divino, que se otorga mediante la abundante misericordia y el amor de Jesucristo. “Es por medio de la gracia del Señor Jesucristo, hecha posible por Su sacrificio expiatorio, que la humanidad será levantada en inmortalidad, cuando cada persona reciba su cuerpo de la tumba en un estado de vida eterna. Es igualmente mediante la gracia del Señor que las personas, por medio de la fe en la expiación de Jesucristo y el arrepentimiento de sus pecados, reciben fortaleza y asistencia para realizar buenas obras que de otro modo no podrían mantener si se les dejara a sus propios medios. Esta gracia es un poder habilitador que permite a los hombres y a las mujeres asirse de la vida eterna y la exaltación después de haber dedicado su mejor esfuerzo.

    “Toda alma necesita gracia divina, como consecuencia de la caída de Adán, y también a causa de las debilidades y faltas del hombre. Sin embargo, la gracia no es suficiente sin el esfuerzo total por parte del que la recibe. De ahí la explicación: ‘…es por la gracia por la que nos salvamos, después de hacer cuanto podamos’ (2 Nefi 25: 23). Verdaderamente es la gracia de Jesucristo que hace posible la salvación. Este principio se expresa mediante la parábola de Jesucristo sobre la vid y el pámpano (Juan 15:1–11). Véanse también Juan 1:12–17; Efesios 2:8–9; Filipenses 4:13; D. y C. 93:11–14)” (Bible Dictionary, “Grace”, pág. 697).

  • El élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles, habló sobre los efectos de la gracia y sobre cómo ésta constituye un importante punto doctrinal para los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días:

    “Algunos cristianos acusan a los Santos de los Últimos Días… de negar la gracia de Dios, al afirmar que pueden obtener su propia salvación. Respondemos a tal acusación con las palabras de los profetas del Libro de Mormón. Nefi enseñó: ‘Porque nosotros trabajamos diligentemente… a fin de persuadir a nuestros hijos… a creer en Cristo y a reconciliarse con Dios; pues sabemos que es por la gracia por la que nos salvamos, después de hacer cuanto podamos’ (2 Nefi 25:23). Y ¿qué es ‘cuanto podamos’? Por cierto, comprende el arrepentimiento (véase Alma 24:11) y el bautismo, guardar los mandamientos y perseverar hasta el fin. Moroni suplicó: ‘Sí, venid a Cristo, y perfeccionaos en él, y absteneos de toda impiedad, y si os abstenéis de toda impiedad, y amáis a Dios con toda vuestra alma, mente y fuerza, entonces su gracia os es suficiente, para que por su gracia seáis perfectos en Cristo…’ (Moroni 10:32).

    “No nos salvamos en nuestros pecados; en otras palabras, no somos salvos incondicionalmente al confesar a Cristo y después, por naturaleza, cometer pecados a lo largo de la vida (véase Alma 11:36–37). Somos salvos de nuestros pecados (véase Helamán 5:10) por medio de una renovación semanal de nuestro arrepentimiento y purificación por medio de la gracia de Dios y de Su bendito plan de salvación (véase 3 Nefi 9:20–22)” (Liahona, julio de 1998, pág. 65).

2 Nefi 25:26. “Nos regocijamos en Cristo”

  • El presidente Gordon B. Hinckley hizo notar que el conocimiento que se obtiene mediante la Restauración nos permite verdaderamente regocijarnos en nuestro Salvador: “Como Iglesia, tenemos a quienes nos critican; [tenemos] muchos de ellos; afirman que no creemos en el Cristo tradicional del cristianismo. Hay algo de verdad en lo que dicen. Nuestra fe, nuestro conocimiento, no está basado en las tradiciones antiguas, los credos que provienen de un conocimiento limitado y de las innumerables deliberaciones de los hombres que tratan de llegar a una definición del Cristo resucitado. Nuestra fe, nuestro conocimiento, provienen del testimonio de un profeta de esta dispensación que vio ante él al gran Dios del universo y a Su Amado Hijo, el Señor Jesucristo resucitado. Ellos hablaron con él; él habló con Ellos. Él testificó abiertamente, sin lugar a dudas, y de modo seguro de esa gran visión. Era una visión del Todopoderoso y del Redentor del mundo, más gloriosa de lo que podamos comprender, pero cierta e inequívoca en el conocimiento que trajo. Es debido a ese conocimiento, arraigado en el profundo suelo de la revelación moderna que, en las palabras de Nefi, ‘hablamos de Cristo, nos regocijamos en Cristo, predicamos de Cristo, profetizamos de Cristo y escribimos según nuestras profecías, para que [nosotros y] nuestros hijos [sepamos] a qué fuente [hemos] de acudir para la remisión de [nuestros] pecados’ (2 Nefi 25:26)” (Liahona, mayo de 2002, págs. 90–91).

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    Primera Presidencia y Quórum de los Doce Apóstoles junto al Christus

    © IRI

  • El élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce Apóstoles, estableció una relación entre regocijarse en Cristo y el mandato de obedecer las leyes y ordenanzas del Evangelio:

    “Mi mayor gozo y la más dichosa de todas las realizaciones es que tengo la oportunidad, como dijo Nefi, de ‘[hablar] de Cristo… [regocijarme] en Cristo… [predicar] de Cristo, [y profetizar] de Cristo’ (2 Nefi 25:26) dondequiera y con quienquiera que esté, hasta el último aliento de mi vida. Ciertamente, no puede haber propósito más noble ni privilegio más grande que el de ser ‘[testigo especial] del nombre de Cristo en todo el mundo’ (D. y C. 107:23).

    “Pero de esa misma responsabilidad deriva mi mayor preocupación. Una frase de las Escrituras nos recuerda con fulminante hincapié: ‘los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio’ (1 Corintios 9:14). Además de mis palabras, enseñanzas y expresiones de testimonio, mi vida misma debe formar parte de ese testimonio de Jesucristo; mi propia persona debe reflejar la divinidad de esta obra. No podría soportarlo si por cualquier cosa que yo dijera o hiciera disminuyese en lo más mínimo la fe que ustedes tienen en Cristo, su amor por esta Iglesia o su estima por el santo apostolado” (véase Liahona, enero de 1995, pág. 35).

2 Nefi 25:28. Seguir a Cristo y a Sus líderes

  • El élder Charles Didier, de los Setenta, señaló que para fortalecer el testimonio es importante escuchar al Salvador y a los líderes por Él designados en la tierra:

    “Una vez que nace un testimonio, es igual que un fuego que necesita combustible y oxígeno para mantenerse encendido; es necesario alimentarlo y mantenerlo o, de lo contrario, se extinguirá. El testimonio debilitado es, en realidad, el comienzo [del sendero] hacia la negación de Cristo, nuestro Salvador y Redentor…

    “Lamentablemente, hay quienes obtienen un testimonio pero después lo niegan y lo pierden. ¿Cómo es que esto sucede? Si seguimos ciertos pasos para obtenerlo, debemos hacer exactamente lo contrario para negarlo o perderlo: dejemos de orar y la puerta de la revelación permanecerá cerrada; no seamos humildes, sino escuchemos a la voz superior del propio yo; no participemos en las ordenanzas del Evangelio y sigamos las prácticas del mundo; no sigamos a los líderes y critiquémoslos; no escuchemos a los profetas para hacer lo que aconsejan e interpretemos sus palabras según los propios deseos y apetitos” (véase Liahona, enero de 1992, pág. 73).

2 Nefi 26:11. “El Espíritu del Señor no siempre luchará con el hombre”

  • El élder Joseph B. Wirthlin (1917–2008), del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó la importancia de esforzarse diligentemente para merecer la presencia continua del Espíritu Santo: “Al igual que todos los dones, éste se debe recibir y aceptar para que se le disfrute. Cuando se colocaron manos sobre la cabeza de ustedes para confirmarlos miembros de la Iglesia, escucharon las palabras: ‘Recibe el Espíritu Santo’. Eso no quería decir que el Espíritu Santo se convertía incondicionalmente en su compañero constante. Las Escrituras nos advierten que el Espíritu del Señor ‘no contenderá… con el hombre para siempre’. Cuando somos confirmados se nos confiere el derecho a la compañía del Espíritu Santo, pero es un derecho [que debemos seguir mereciendo] mediante la obediencia y la dignidad. No podemos restarle importancia a este don” (Liahona, mayo de 2003, pág. 27).

2 Nefi 26:15–16. Palabras desde el polvo

  • Nefi hizo una paráfrasis de Isaías 29:4 para demostrar que a pesar de que su pueblo sería destruido, “aquellos que serán destruidos les hablarán desde la tierra, y sus palabras susurrarán desde el polvo, y su voz será como uno que evoca a los espíritus” (2 Nefi 26:16). Aunque esta expresión de “una voz que evoca a los espíritus” hoy nos suene extraña, antiguamente se usaba para comunicar la idea de que los que han fallecido pueden ejercer influencia en esta vida desde más allá de la tumba. En ese sentido, la voz del pueblo de Nefi, la voz de “aquellos que han dormido en el polvo” (2 Nefi 27:9) por siglos ahora nos susurra “desde el polvo” por conducto de las páginas del Libro de Mormón que José Smith literalmente sacó de la tierra (Isaías 29:4; véase José Smith—Historia 1:51–52).

2 Nefi 26:22. “Los lleva del cuello con cordel de lino”

  • Cuando servía como miembro de los Setenta, el élder Carlos E. Asay (1926–1999) explicó cómo se hace un cordel de lino y cómo se convierte en un yugo de opresión inquebrantable: “La primera vez que se hace algo indebido es como tener una sola hebra de lino, la cual puede romperse fácilmente y arrojarse a un lado. Pero cada vez que se repite ese hecho indebido, se entrelaza otra hebra a la primera, y así sucesivamente hasta que se teje un cordel casi irrompible de muchas hebras. ‘Las cadenas del hábito’, dijo Samuel Johnson, ‘son demasiado ligeras para sentirlas, hasta que se vuelven demasiado fuertes para romperlas’” (The Road to Somewhere: A Guide for Young Men and Women, 1994, pág. 88).

2 Nefi 26:29. El pecado de la superchería sacerdotal

  • Nefi explicó que la superchería sacerdotal ocurre cuando los hombres “se constituy[en] a sí mismos como una luz al mundo” (2 Nefi 26:29). Por otra parte, Jesús les enseñó a los nefitas: “Yo soy la luz que debéis sostener en alto” (3 Nefi 18:24).

  • El élder M. Russell Ballard, del Quórum de los Doce Apóstoles, agregó que la superchería puede venir tanto de dentro de la Iglesia como de los enemigos de ella: “Por tanto, cuidémonos de los falsos profetas y de los falsos maestros, tanto hombres como mujeres, quienes se eligen a sí mismos para declarar las doctrinas de la Iglesia, y que buscan esparcir su falso evangelio y atraerse seguidores patrocinando simposios, libros y publicaciones cuyos contenidos desafían las doctrinas fundamentales de la Iglesia. Cuídense de los que hablan y escriben oponiéndose a los profetas verdaderos de Dios, que de forma activa buscan ganar prosélitos, desatendiendo así de manera imprudente el bienestar eterno de aquellos a quienes seducen. Al igual que Nehor y Korihor, del Libro de Mormón, ellos confían en la sofistería para engañar y atraerse a otras personas a sus criterios. ‘Se [constituyen] a sí mismos como una luz al mundo, con el fin de obtener lucro y alabanza del mundo; pero no buscan el bien de Sión’ (2 Nefi 26:29)” (véase Liahona, enero de 2000, pág. 74).

2 Nefi 26:33. “Él invita a todos ellos a que vengan a él”

  • El presidente James E. Faust (1920–2007), de la Primera Presidencia, nos extendió el desafío de dejar a un lado el prejuicio y de trabajar como hermanos y hermanas en el reino:

    “Espero que podamos vencer cualquier diferencia de cultura, raza y lengua…

    “…En mi opinión, ninguna raza o clase es superior a cualquier otra en lo que concierne a espiritualidad y fidelidad…

    “La paz espiritual no se encuentra en ninguna raza, cultura o nacionalidad, sino mediante nuestros compromisos con Dios y los convenios y las ordenanzas del Evangelio” (Liahona, julio de 1995, págs. 68–69, 71).

  • El élder M. Russell Ballard explicó que las bendiciones del Evangelio son para todos los hijos de Dios:

    “Nuestro Padre Celestial ama a todos Sus hijos por igual y de una manera perfecta e infinita. El amor que siente por Sus hijas no es diferente del que siente por Sus hijos. Nuestro Salvador, el Señor Jesucristo, también ama por igual a hombres y mujeres. Su sacrificio expiatorio y Su evangelio son para todos los hijos de Dios. Durante Su ministerio terrenal Jesús sirvió, sanó y enseñó a hombres y mujeres por igual.

    “…Por ejemplo, la fe, el arrepentimiento, el bautismo y el don del Espíritu Santo son requisitos para todos los hijos de Dios, sin importar su sexo. Lo mismo se aplica a los convenios y a las bendiciones del templo. La obra y gloria de nuestro Padre es llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna de Sus hijos (véase Moisés 1:39)… Su don más grandioso, el don de la vida eterna, se halla al alcance de todos” (“La igualdad a pesar de las diferencias”, Liahona, enero de 1994, pág. 105).

2 Nefi 27. El Señor efectuará “una obra maravillosa y un prodigio”

  • El último de los escritos de Isaías que citó Nefi (Isaías 29) revela que en los anales bíblicos faltan muchas importantes profecías sobre la Restauración del Evangelio en los últimos días. Una comparación concienzuda de Isaías 29 y el mismo capítulo en las planchas de bronce (2 Nefi 27) demuestra que algunas de las partes “claras y sumamente preciosas” que se han “quitado” (1 Nefi 13:26–27) incluyen:

    1. El contexto de la profecía en los últimos días (véase 2 Nefi 27:1).

    2. Un “libro” que Isaías profetizó que saldría a luz en los últimos días (versículo 6).

    3. El libro estaría “sellado” (versículos 7–8).

    4. Las funciones de Moroni y José Smith para sacar a luz el Libro de Mormón (véanse los versículos 9–10).

    5. “Tres testigos” que verían el “libro” y testificarían “de la verdad… de las cosas que contiene” (versículos 12–13).

    No es difícil imaginarse que al quitar estas profecías sobre la Restauración que habría de venir, el adversario tramaba “pervertir las rectas vías del Señor, para cegar los ojos y endurecer el corazón de los hijos de los hombres” (1 Nefi 13:27).

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Las planchas de oro

© 1987 Greg K. Olsen

2 Nefi 27:1–2. “Ebrios de iniquidad”

  • El presidente Boyd K. Packer, Presidente del Quórum de los Doce Apóstoles, expresó su preocupación por los grandes problemas de la sociedad de hoy en día:

    “No sé de nada en la historia de la Iglesia o en la historia del mundo que se compare con nuestras circunstancias actuales. No sucedió nada en Sodoma y Gomorra que excediera la maldad y depravación que nos rodea ahora.

    “Se oyen palabras de irreverencia, vulgaridad y blasfemia por todos lados. Antes en los rincones obscuros se escondían innombrables maldades y perversiones; ahora éstas están al descubierto y gozan incluso de protecciones legales.

    “En Sodoma y Gomorra, estas cosas ocurrían sólo en ese lugar. Ahora se esparcen por todo el mundo, y están incluso entre nosotros” (“The One Pure Defense”, una noche con el presidente Boyd K. Packer, 6 de febrero de 2004, pág. 4, www.ldsces.org).

2 Nefi 27:7–11. “He aquí, el libro estará sellado”

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    El profeta José Smith traduciendo las planchas de oro

    © 1982 Robert Barrett

    El élder Neal A. Maxwell (1926–2004), del Quórum de los Doce Apóstoles, habló de Escrituras que todavía no han sido reveladas, especialmente unas del Libro de Mormón: “Todavía recibiremos muchas Escrituras más, incluso los escritos de Enoc (véase D. y C. 107:57), todos los escritos del apóstol Juan (véase Éter 4:16), los anales de las tribus perdidas de Israel (véase 2 Nefi 29:13) y esa porción de aproximadamente dos terceras partes de las planchas del Libro de Mormón que está sellada: ‘Y vendrá el día en que las palabras del libro, que fueron selladas, se leerán desde los techos de las casas; y serán leídas por el poder de Cristo, y se revelarán a los hijos de los hombres todas las cosas jamás habidas entre ellos, y cuantas haya aun hasta el fin de la tierra’ (2 Nefi 27:11). Hoy cargamos con conveniencia la combinación triple y la Biblia, pero llegará el día en que, por motivo de las Escrituras adicionales que están por venir, tal vez tengamos que tirar de un carrito rojo repleto de libros” (A Wonderful Flood of Light, 1990, pág. 18).

2 Nefi 27:12. “Tres testigos que lo verán”

  • El élder Dallin H. Oaks aportó las siguientes ideas sobre el poderoso testimonio de los Tres Testigos: “Los tres hombres elegidos como testigos del Libro de Mormón fueron Oliver Cowdery, David Whitmer y Martin Harris. ‘El testimonio de tres testigos’ por escrito se ha incluido en todos los casi cien millones de ejemplares del Libro de Mormón que la Iglesia ha publicado desde 1830. Esos testigos testifican solemnemente que ellos han ‘visto las planchas que contienen esta relación’ y ‘los grabados sobre las planchas’. Testifican que esos escritos ‘han sido traducid[o]s por el don y el poder de Dios, porque así su voz nos lo declaró’. Ellos testifican: ‘Declaramos con palabras solemnes que un ángel de Dios bajó del cielo, y que trajo las planchas y las puso ante nuestros ojos, de manera que las vimos y las contemplamos, así como los grabados que contenían; y sabemos que es por la gracia de Dios el Padre, y de nuestro Señor Jesucristo, que vimos y testificamos que estas cosas son verdaderas’” (véase Liahona, julio de 1999, pág. 41).

  • Obsérvese el cuadro “Los testigos de las planchas del Libro de Mormón” en el apéndice (página 429), que presenta información sobre cada uno de los Tres Testigos y de los Ocho Testigos.

2 Nefi 27:13. “Unos pocos” más van a “dar testimonio” de las planchas

2 Nefi 27:15–19. “Entregará el libro… al instruido”

  • El Señor le dijo a José Smith que debía enviar a Martin Harris a visitar a un señor instruido. Oliver Cowdery dejó registrado que durante la primera visita de Moroni a José Smith el 21–22 de septiembre de 1823, el ángel citó la profecía de Isaías que aparece aquí en 2 Nefi 27 y dijo que José habría de cumplirla: “‘Mas’, dijo él, ‘se debe cumplir la Escritura antes de que se la traduzca, la cual dice que las palabras de un libro, que estaban selladas, fueron presentadas al instruido, puesto que es así que Dios ha determinado dejar a los hombres sin excusa y mostrar a los mansos que Su brazo no se ha retirado y que puede salvar’” (“Letter IV. To W. W. Phelps”, Messenger and Advocate, febrero de 1835, pág. 80). Esta profecía se cumplió en 1828 cuando Martin Harris visitó al “instruido” Charles Anthon (véase José Smith—Historia 1:63–65).

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    Martin Harris y Charles Anthon

    William Whitaker, © IRI

    El élder Neal A. Maxwell, del Quórum de los Doce Apóstoles, le dio mayor alcance al singular hecho con el profesor Anthon para abarcar también la reacción general de los instruidos de este mundo ante el Libro de Mormón: “Esta referencia no se aplica únicamente al profesor Anthon, ya que en [2 Nefi 27:20] se emplea el plural: instruidos. Tal referencia da a entender cuál es la mentalidad de la mayor parte de los instruidos del mundo, quienes, por lo general, no consideran con seriedad el Libro de Mormón. Incluso cuando lo leen, no lo leen realmente, a menos que sea con una mentalidad que excluye milagros, incluyendo el milagro de que el libro saliera a luz por ‘el don y el poder de Dios’” (“The Book of Mormon: A Great Answer to ‘the Great Question’”, en Monte S. Nyman y Charles D. Tate Jr., editores, The Book of Mormon: First Nephi, The Doctrinal Foundation, 1988, pág. 9).

2 Nefi 27:20. “Yo puedo efectuar mi propia obra”

  • El élder Neal A. Maxwell habló sobre el hecho de que el Señor al final vencerá toda objeción a Su obra: “Dios vive en una actualidad eterna en [que] el pasado, el presente, y el futuro están continuamente delante de Él (véase D. y C. 130:7). Sus determinaciones divinas son inquebrantables puesto que cualquier cosa que Él ‘disponga en su corazón hacer’, sin duda la hará (véase Abraham 3:17). ¡Él conoce el fin desde el principio! (véase Abraham 2:8). Dios es perfectamente ‘capaz de hacer Su obra’ y de lograr que se cumplan Sus propósitos, algo que no sucede ni en los planes más perfectos del hombre, porque ¡muchas veces erramos al emplear nuestro albedrío! (véase 2 Nefi 27:20)” (Liahona, mayo de 2003, pág. 70).

  • En una ocasión anterior, el élder Maxwell además hizo notar que Dios cumple sus propósitos sin anular el albedrío del hombre: “Y porque la Expiación, que es lo principal del plan de Dios, ya se verificó, sabemos que todo lo demás de ese plan divino al fin triunfará. ¡De cierto Dios puede efectuar Su propia obra! (Véase 2 Nefi 27:20–21.) En Sus planes para la familia humana, hace mucho tiempo Dios tomó medidas contra todos los errores terrenales y todos Sus propósitos triunfarán sin quitarle el albedrío moral del hombre. Además, todos Sus propósitos se cumplirán en su hora (véase D. y C. 64:32)” (véase Liahona, enero de 1991, págs. 77–78).

2 Nefi 27:21. “En mi propio y debido tiempo”

  • El élder Neal A. Maxwell analiza nuestros tiempos y los tiempos de Dios: “La fe también supone confianza en la hora señalada por Dios, puesto que Él ha dicho: ‘Mas todas las cosas tienen que acontecer en su hora’ (D. y C. 64:32). Pero, por contradictorio que parezca, algunos que sí reconocen a Dios no logran entender que para Dios todo tiene su hora, tanto en lo que toca a las personas en forma individual como a todo lo demás” (Liahona, julio de 1991, pág. 97).

    En otra oportunidad, el élder Maxwell dijo: “Tener fe en el tiempo del Señor [es] poder decir ‘hágase Tu voluntad en Tu hora’, aun cuando no la entendamos plenamente” (“Glorify Christ”, una noche con el élder Neal A. Maxwell, 2 de febrero de 2001, pág. 7, www.ldsces.org).

2 Nefi 27:35. “Los que murmuraron aprenderán doctrina”

  • El élder Bruce R. McConkie (1915–1985), del Quórum de los Doce Apóstoles, señaló la forma en que las personas que murmuran contra la verdad revelada aprenderán nueva doctrina: “Ése es el propósito del Libro de Mormón. Los miembros de las iglesias falsas que se equivocan en lo espiritual, que creen que tienen la verdad, son llevados por el Libro de Mormón a la plenitud del Evangelio. Quienes han fundado sus creencias en versículos aislados y pasajes crípticos y se han maravillado y han murmurado ante los aparentes conflictos entre partes de la Biblia, llegan a aprender sana doctrina. Ya no los inquieta la Expiación, la salvación sólo por la gracia, el bautismo de niños pequeños, el sacerdocio, los dones del Espíritu, ni los pasajes sobre una apostasía, una restauración del Evangelio y el recogimiento de Israel. Todo encaja por causa de este nuevo testigo de Cristo y Su evangelio” (The Millennial Messiah, 1982, págs. 174–175).

Para meditar

  • ¿Qué quiere decir para usted la frase “después de hacer cuanto podamos” en lo referente a ser salvo por la gracia? (2 Nefi 25:23).

  • ¿En qué formas ha visto que el orgullo y el amor por el dinero han contribuido a la disminución de la espiritualidad en las personas que le rodean?

  • En 2 Nefi 27, Nefi habló sobre la importancia de los testigos. Determine a qué testigos específicos él se refiere (véanse los versículos 12–14). ¿En qué modo cada miembro de la Iglesia, entre ellos usted, cumple una función como testigo al establecer la palabra de Dios? (véase el versículo 14).

Tareas sugeridas

  • Explíquele a un familiar o a un amigo de confianza la doctrina de la gracia tal y como la declaró el profeta Nefi.

  • Prepare un discurso o una lección para la noche de hogar acerca del cumplimiento de la profecía de Isaías sobre la “obra maravillosa y un prodigio” (2 Nefi 27:26) que el Señor efectúa en los últimos días.