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Escrituras


Escrituras

Cuando los hombres santos de Dios escriben o hablan por el poder del Espíritu Santo, lo que digan “será Escritura, será la voluntad del Señor, será la intención del Señor, será la palabra del Señor, será la voz del Señor y el poder de Dios para la salvación” (D. y C. 68:4). Las Escrituras oficiales que forman el canon de la Iglesia, a menudo llamadas los libros canónicos, son la Biblia, el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios y la Perla de Gran Precio. Dichos libros de Escritura se describen en las páginas 76–78.

Importancia del estudio diario de las Escrituras

El propósito principal de las Escrituras es testificar de Cristo, lo cual nos ayuda a venir a Él y recibir la vida eterna (véase Juan 5:39; 20:31; 1 Nefi 6:4; Mosíah 13:33–35). El profeta Mormón testificó:

“Todo aquel que quiera, puede asirse a la palabra de Dios, que es viva y poderosa, que partirá por medio toda la astucia, los lazos y las artimañas del diablo, y guiará al hombre de Cristo por un camino estrecho y angosto, a través de ese eterno abismo de miseria que se ha dispuesto para hundir a los inicuos,

“y depositará su alma, sí, su alma inmortal, a la diestra de Dios en el reino de los cielos, para sentarse con Abraham, con Isaac, y con Jacob, y con todos nuestros santos padres, para no salir más” (Helamán 3:29–30).

Los profetas de los últimos días nos aconsejan estudiar las Escrituras todos los días, tanto personalmente como con nuestra familia. Nos instan, como lo hizo Nefi a sus hermanos, a aplicar las Escrituras a nosotros mismos, buscando la forma en que los relatos sagrados de antaño se aplican a nuestra vida en la actualidad (véase 1 Nefi 19:23–24). Nos exhortan a “[escudriñar] las escrituras” (Juan 5:39) y a “[deleitarnos] en las palabras de Cristo” (2 Nefi 32:3).

Tú te beneficiarás grandemente si sigues ese consejo. El estudio diario y significativo de las Escrituras te ayudará a ser receptivo(a) a las impresiones del Espíritu Santo. Edificará tu fe, te fortalecerá en contra de la tentación y te ayudará a acercarte a nuestro Padre Celestial y a Su Hijo Amado.

Elabora un plan para tu propio estudio personal de las Escrituras. Considera apartar un tiempo todos los días para estudiarlas. Durante ese tiempo, léelas detenidamente y mantente atento a la guía del Espíritu. Pide a nuestro Padre Celestial que te ayude a saber lo que Él desea que aprendas y hagas.

Continúa leyendo las Escrituras, en especial el Libro de Mormón, durante toda la vida; así volverás a descubrir una y otra vez los tesoros que encierran, y encontrarás en ellas un nuevo significado y aplicación al estudiarlas en las distintas etapas de la vida.

Si eres casado(a), aparta un tiempo todos los días para leer las Escrituras con tu familia; dicho esfuerzo puede ser difícil, pero rendirá resultados maravillosos y eternos. Bajo la guía del Espíritu, planifica la lectura de las Escrituras de tal manera que satisfaga las necesidades de tu familia. No temas leer las Escrituras a los niños pequeños. El lenguaje de esos registros sagrados tiene el poder de conmover aun a los más pequeños.

La Biblia

La Biblia se divide en dos partes: El Antiguo y el Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento es un registro sagrado de los tratos de Dios con Su pueblo del convenio en la Tierra Santa. Incluye las enseñanzas de profetas como Moisés, Josué, Isaías, Jeremías y Daniel. El Nuevo Testamento es un registro del nacimiento, el ministerio terrenal y la expiación del Salvador. Concluye con el ministerio de los discípulos del Salvador.

Como la Biblia se ha traducido muchas veces, se publican varias versiones. En español, la versión que acepta la Iglesia es la de Reina-Valera.

En La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, veneramos la Biblia y sus sagradas enseñanzas. Podemos recibir fortaleza y consuelo de los relatos bíblicos sobre los tratos de Dios con Su pueblo.

El Libro de Mormón: Otro Testamento de Jesucristo

El Libro de Mormón salió a luz en esta dispensación por la voluntad del Señor. Es un registro de los tratos de Dios con el pueblo que habitó la antigua América. Los profetas del Señor grabaron los registros originales en planchas de oro. El Señor declaró que el Libro de Mormón contiene “la plenitud del evangelio de Jesucristo” (D. y C. 20:9; véase también D. y C. 42:12).

El 22 de septiembre de 1827, un ángel llamado Moroni, el último profeta del Libro de Mormón, entregó estos registros al profeta José Smith. Por el don y el poder de Dios, el profeta José tradujo el registro al inglés. Desde aquella época, el Libro de Mormón se ha traducido en muchos idiomas.

El propósito primordial del Libro de Mormón es convencer a todo pueblo “que Jesús es el Cristo, el Eterno Dios, que se manifiesta a sí mismo a todas las naciones” (portada del Libro de Mormón). Enseña que es necesario que todos los hombres “vengan a él, o no serán salvos” (1 Nefi 13:40). José Smith dijo que el Libro de Mormón es “la clave de nuestra religión; y que un hombre se acercaría más a Dios al seguir sus preceptos que los de cualquier otro libro” (Introducción del Libro de Mormón).

El Libro de Mormón es otro testigo de las verdades que se enseñan en la Biblia. También restaura verdades “claras y preciosas” que se han perdido de la Biblia por errores de traducción o que se han “quitado” en los intentos por “pervertir las rectas vías del Señor” (véase 1 Nefi 13:24–27, 38–41). La Biblia y el Libro de Mormón “crecerán juntamente para confundir las falsas doctrinas, y poner fin a las contenciones, y establecer la paz” (2 Nefi 3:12).

Cerca del final del Libro de Mormón, el profeta Moroni nos enseña cómo podemos saber que el libro es verdadero: “Cuando recibáis estas cosas, quisiera exhortaros a que preguntéis a Dios el Eterno Padre, en el nombre de Cristo, si no son verdaderas estas cosas; y si pedís con un corazón sincero, con verdadera intención, teniendo fe en Cristo, él os manifestará la verdad de ellas por el poder del Espíritu Santo” (Moroni 10:4; véanse también los vers. 3 y 5).

Doctrina y Convenios

Doctrina y Convenios contiene revelaciones dadas al profeta José Smith; también incluye unas pocas revelaciones dadas a otros profetas de los últimos días. Este libro de Escritura es singular porque no es una traducción de documentos antiguos, sino una colección de revelaciones dadas por el Señor a Sus profetas escogidos en estos últimos días.

El profeta José Smith dijo que Doctrina y Convenios es “el fundamento de la Iglesia en estos últimos días, así como un beneficio para el mundo, que manifiesta que de nuevo se han confiado al hombre las llaves de los misterios del reino de nuestro Salvador” (encabezamiento de D. y C. 70).

La Perla de Gran Precio

La Perla de Gran Precio contiene el libro de Moisés, el libro de Abraham, la traducción inspirada del Capítulo 24 de Mateo y algunos escritos del profeta José.

El libro de Moisés es un pequeño extracto de la traducción inspirada de la Biblia que hizo José Smith. Es un registro más completo que el de los escritos de Moisés, que están al principio del libro de Génesis del Antiguo Testamento. Contiene muchas doctrinas y enseñanzas que se perdieron de la Biblia y nos da información adicional en cuanto al plan de salvación, la creación de la tierra y los tratos del Señor con Adán y con Enoc.

El libro de Abraham es una traducción de unos registros antiguos escritos en papiro que llegaron a manos de la Iglesia en 1835. El profeta José Smith tradujo los registros mediante la revelación. Este libro contiene verdades acerca del concilio de los cielos en la vida preterrenal, la creación de la tierra, la naturaleza de Dios y el sacerdocio.

José Smith—Mateo aumenta nuestro conocimiento sobre las enseñanzas del Salvador sobre Su Segunda Venida.

Los escritos de José Smith en la Perla de Gran Precio incluyen:

  • José Smith—Historia, que es un extracto de la historia de la Iglesia que escribió José Smith. Es una narración de los acontecimientos que llevaron a la restauración de la Iglesia, entre ellos, la Primera Visión, las visitas de Moroni al profeta José, la obtención de las planchas de oro y la restauración del Sacerdocio Aarónico.

  • Los Artículos de Fe, que escribió el profeta José Smith como declaraciones básicas de creencia y doctrina.