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Divorcio


Divorcio

En “La Familia: Una Proclamación para el Mundo”, la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles “solemnemente [proclamaron] que el matrimonio entre el hombre y la mujer es ordenado por Dios y que la familia es la parte central del plan del Creador para el destino eterno de Sus hijos” (véase la página 89 de este libro). A pesar de estas verdades, el divorcio ha llegado a ser muy común en muchas sociedades y ha aumentado aun entre los miembros de la Iglesia. Esta plaga creciente no es de Dios, sino que es la obra del adversario.

Toda pareja casada debe esforzarse en unión por ser digna de las bendiciones del matrimonio eterno. Si eres casado y estás teniendo dificultades con tu cónyuge, recuerda que el remedio para la mayor parte de los problemas matrimoniales no es el divorcio ni la separación; el remedio se encuentra en el Evangelio de Jesucristo, en el arrepentimiento, el perdón, la integridad y el amor. Se halla al tratar a tu cónyuge como te gustaría que te trataran a ti (véase Mateo 7:12). Al luchar por resolver las dificultades, si ambos lo desean, pueden pedir la orientación del obispo o del presidente de rama.