Seminario
Unidad 29: Día 3, Éter 1–2


Unidad 29: Día 3

Éter 1–2

Introducción

El libro de Éter es la compilación que hizo Moroni de la historia de los jareditas. Los jareditas eran un pueblo que llegó al hemisferio occidental siglos antes que Lehi y su familia. Tras el diluvio de la época de Noé, muchos descendientes de las personas que se salvaron se volvieron inicuos. Un grupo de personas intentó construir una torre “cuya cúspide llegara al cielo” (Génesis 11:4). La historia de la nación jaredita empezó con la construcción de la Torre de Babel. El Señor se enfrentó a aquella iniquidad tan extendida confundiendo la lengua común y esparciendo a la gente sobre la faz de toda la tierra (véase Génesis 11:5–8; Éter 1:33). Este relato del libro de Éter empieza cuando Jared y su hermano piden ayuda al Señor cuando Él confundió el lenguaje del pueblo en la Torre de Babel. El Señor preservó el lenguaje de Jared, de su hermano y de sus familias y amigos, y los guió por el desierto hacia la tierra prometida. Posteriormente, el Señor mandó al hermano de Jared que construyera ocho barcos para transportar a su pueblo por el mar.

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hombres hablando en la base de la Torre de Babel

Éter 1:1–33

Moroni deja registrada la genealogía de Éter hasta Jared, de la Torre de Babel

Para ayudarte a comprender la procedencia del libro de Éter, repasa “Resumen de Mosíah 7–24”, en la lección de la Unidad 12: Día 1 (página 116). Consulta el viaje 4 y fíjate en lo que el pueblo de Limhi encontró durante ese viaje.

Lee en el principio del libro de Éter la breve descripción del libro que aparece debajo del título. Esta descripción explica que el registro de los jareditas se tomó de las veinticuatro planchas de oro que encontró el pueblo de Limhi.

Después de que Moroni finalizara el registro de su padre, tomó el registro de los jareditas y creó una versión más corta del mismo para incluirla en el Libro de Mormón. Lee Éter 1:1–4 y busca lo que Moroni dijo que no había incluido en su versión del registro de los jareditas. A continuación, lee Éter 1:5 y determina qué parte de la narración no incluyó Moroni en su registro. La torre mencionada en Éter 1:5 es la Torre de Babel. Como se explica en Éter 1:33, el Señor “confundió” (enredó o mezcló) el lenguaje de las personas que querían construir la torre para que no pudieran entenderse y esparció al pueblo por toda la tierra.

Como se registró en Éter 1:6–33, un hombre llamado Éter había escrito el registro de los jareditas. Moroni grabó el linaje de Éter hasta llegar a un hombre llamado Jared, que vivió durante la época de la Torre de Babel.

Éter 1:33–43

El hermano de Jared ora para obtener ayuda y sus familiares y amigos reciben misericordia y guía

¿Has estado alguna vez en un país o un lugar donde la gente hablaba un idioma que no entendías? ¿Cómo crees que te sentirías si no pudieras entender el lenguaje de las personas que te rodean? Si pudieras elegir solamente a algunas personas para comunicarte con ellas en esa situación, ¿a quiénes elegirías? Una situación similar es la que vivieron un hombre llamado Jared y su hermano, así como sus familias, que vivieron durante la época de la Torre de Babel. Lee Éter 1:33–37 y busca quiénes fueron las personas con quienes Jared pudo comunicarse. Después de que el hermano de Jared obtuviera la promesa del Señor de que su lenguaje no sería confundido (véase Éter 1:34–35), oró por sus amigos (véase Éter 1:36–37). Tal y como demostró el hermano de Jared, una de las características de las personas fieles es que oran para que sus amigos reciban las bendiciones del Señor.

El Señor bendijo a las familias de Jared, de su hermano y de sus amigos para que su lenguaje no fuera confundido. Después, Jared pidió a su hermano que orara a Dios para preguntarle adónde debían dirigirse sus familias (véase Éter 1:38–40).

Lee Éter 1:40–43 y determina las instrucciones que el Señor dio a los jareditas para guiarlos en su viaje. ¿Por qué crees que para Jared y su hermano fue importante seguir las instrucciones del Señor?

Éter 2:1–12

Los jareditas comienzan su viaje hacia la tierra prometida

Lee Éter 2:1–3 y observa en qué medida los jareditas respondieron a las instrucciones que el Señor les dio acerca de cómo debían prepararse para viajar a una tierra prometida (véase Éter 1:41–42). Después, busca en Éter 2:4–6 lo que sucedió a continuación. Observa que, como los jareditas habían obedecido las instrucciones del Señor, Él les dio instrucciones adicionales. Medita sobre las bendiciones y la guía que recibieron los jareditas por haber seguido las instrucciones del Señor.

De la experiencia de los jareditas aprendemos el siguiente principio: Conforme actuamos con fe según las instrucciones que el Señor nos ha dado, podemos seguir recibiendo Su guía. Puedes escribir este principio en tus libros canónicos junto a Éter 2:6.

¿Recuerdas alguna sensación o impresión que hayas recibido del Señor al orar, estudiar las Escrituras o asistir a una reunión de la Iglesia? Ten en mente esa sensación o impresión mientras lees la siguiente declaración del élder Richard G. Scott, del Quórum de los Doce Apóstoles, sobre la frecuencia con la que recibimos respuesta a nuestras oraciones: “Muy pocas veces recibirás de inmediato una respuesta completa [a la oración]; sino que la recibirás por partes, de a poco, para que de esa forma progreses en aptitud. A medida que sigas cada parte con fe, se te guiará a otras partes hasta obtener toda la respuesta. Ese modelo requiere que ejerzas fe en la capacidad que [nuestro Padre] tiene para contestar. Aun cuando en ocasiones ello sea muy difícil, aumentará significativamente tu progreso personal” (“Utilizar el don supremo de la oración”, Liahona, mayo de 2007, pág. 9).

  1. Escribe en el diario de estudio de las Escrituras cómo respondiste (o puedes responder) a la impresión espiritual anterior. También puedes incluir las bendiciones que recibiste (o puedes recibir) al actuar de acuerdo con dicha impresión.

Según se registró en Éter 2:7–12, el Señor dijo al hermano de Jared que cuando él y su pueblo llegaran a la tierra prometida, tendrían que “servirlo a él, el verdadero y único Dios, o serían exterminados” (Éter 2:8).

Éter 2:13–15

El Señor reprende al hermano de Jared por no haberlo invocado mediante la oración

Lee Éter 2:13–15 y determina qué sucedió cuando los jareditas llegaron al gran mar que separaba las tierras. Habían sido guiados por el Señor a través del desierto porque escucharon al Señor y guardaron Sus mandamientos. No obstante, tras acampar cerca del gran mar durante cuatro años, el Señor vino al hermano de Jared y le reprendió por no orar.

Éter 2:14–15 nos ayuda a aprender los siguientes principios: El Señor no está complacido cuando no invocamos Su nombre en oración. El Señor desea que invoquemos Su nombre en oración regularmente.

Lee la siguiente declaración del élder Donald L. Staheli, que sirvió como miembro de los Setenta y reflexiona sobre la frecuencia de tus oraciones: “Las fervientes oraciones que ofrezcamos a diario en busca de perdón o de ayuda particular son esenciales para nuestra vida y para nutrir nuestro testimonio. Cuando ofrecemos oraciones de forma apresurada o repetitiva, o no les damos mucha importancia, o nos olvidamos de hacerlas, tendemos a perder la cercanía del Espíritu, la cual es esencial para la dirección constante que necesitamos para afrontar con éxito las pruebas de la vida cotidiana” (“Cómo asegurar nuestro testimonio”, Liahona, noviembre de 2004, pág. 39).

En tu diario personal, o en una hoja aparte, responde las siguientes preguntas:

  • ¿Cómo te sientes con respecto a la frecuencia de tus oraciones personales?

  • ¿Cómo te sientes con respecto a la sinceridad de tus oraciones personales?

  • En tus oraciones personales, ¿sientes que realmente te comunicas con el Padre Celestial? ¿Por qué sí o por qué no?

  • Si pudieras hacer un cambio a fin de mejorar tus oraciones personales, ¿qué cambiarías?

Según se registra en Éter 2:16, el hermano de Jared se arrepintió de sus pecados y oró al Señor por sus familiares y amigos. El Señor le dijo que le había perdonado, pero que debía seguir siendo justo para poder ser guiado a la tierra prometida.

Éter 2:16–25

Los jareditas construyen barcos para cruzar el océano hacia la tierra prometida

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Barcos jareditas

Piensa en alguna decisión importante a la que te estés enfrentando o podrías enfrentarte en el futuro; por ejemplo, cómo superar una situación familiar o social complicada, cómo mejorar tu rendimiento en la escuela, con quién debes casarte o a qué profesión te debes dedicar. ¿Has pensado en cómo el Señor podría darte indicaciones o ayudarte en esa situación? Al estudiar el resto de Éter 2, medita sobre la decisión mencionada y busca aquellos principios que te ayudarán a recibir la ayuda del Señor.

Lee Éter 2:16–17 y determina qué pidió el Señor a los jareditas que hicieran para viajar hacia la tierra prometida. El hermano de Jared se enfrentó a tres problemas relacionados con el diseño de los barcos. Lee Éter 2:18–19 y marca los tres problemas que el hermano de Jared mencionó al Señor.

  1. Para ayudarte a visualizar lo que has leído en Éter 2:16–19, dibuja los barcos en el diario de estudio de las Escrituras, con el aspecto que creas que podrían haber tenido.

El cuadro siguiente te ayudará a comprender la forma en que el Señor ayudó al hermano de Jared con los problemas relacionados con los barcos. Estudia los versículos de las Escrituras que aparecen en el cuadro y basándote en ellos completa la columna “Solución al problema” del cuadro.

Versículos de las Escrituras

Problema de los barcos

Solución al problema

Éter 2:20–21

No había aire

Éter 6:4–9

No tenían timón

Éter 2:22–3:6

No había luz

Lo que el Señor hizo y lo que Él pidió al hermano de Jared que hiciera fueron cosas diferentes para cada problema. De cada problema y solución podemos aprender una verdad distinta sobre cómo nos ayuda el Señor cuando necesitamos ayuda. Compara las soluciones que has escrito en el cuadro con las que aparecen en la lista siguiente:

No había aire (Éter 2:20–21). Para solucionar este problema, el Señor dijo al hermano de Jared lo que debía hacer. Entonces, el hermano de Jared tuvo fe para seguir las instrucciones del Señor.

No tenían timón (Éter 6:4–9). Para solucionar este problema, el Señor proporcionó Su propia solución al respecto.

No había luz (Éter 2:22–3:6). Para solucionar este problema, el Señor dio al hermano de Jared algunas instrucciones. El hermano de Jared, posteriormente, tenía que pensar en una solución al problema (de acuerdo con la información de la que disponía) y pedir la aprobación y la ayuda del Señor para llevarla a cabo.

De la experiencia del hermano de Jared aprendemos el siguiente principio: Cuando nos esforzamos por hacer nuestra parte para resolver nuestros problemas, podemos recibir la ayuda del Señor. Si reflexionas sobre la decisión personal en la que has pensado anteriormente, ¿en qué forma el hecho de conocer este principio te sirve para recibir ayuda o guía con respecto a la decisión? ¿Qué consideras que el Señor esperaría que hicieras al tomar esa decisión?

  1. Escribe un párrafo en el diario de estudio de las Escrituras en el que expliques lo que has aprendido de las experiencias del hermano de Jared, acerca de la oración y de recibir la ayuda y la guía del Señor en tu vida.

  2. Escribe lo siguiente en el diario de estudio de las Escrituras, al final de las asignaciones de hoy:

    He estudiado Éter 1–2 y he terminado esta lección el (fecha).

    Otras preguntas, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con mi maestro: