Capítulo 11
Enós
Un día, Enós fue a cazar al bosque. Al pensar allí sobre las enseñanzas de su padre, deseó que le fueran perdonados sus pecados.
Enós se arrodilló y oró a Dios. Oró todo el día y, al llegar la noche, todavía seguía orando.
Dios le dijo a Enós que, debido a su fe en Jesucristo, sus pecados le eran perdonados.
Enós deseaba que el Señor bendijera a los nefitas; oró por ellos y el Señor dijo que los bendeciría si obedecían Sus mandamientos.
Enós también deseaba que el Señor bendijera a los lamanitas; oró con gran fe y el Señor prometió que haría lo que Enós le había pedido.
A pesar de que los lamanitas pelearon contra los nefitas y trataron de destruir sus anales, Enós oró para que llegaran a ser un pueblo justo.
Enós oró para que los anales que él había llevado fuesen protegidos. El Señor prometió que algún día haría llegar a los lamanitas las enseñanzas que se encontraban escritas en los anales.
Enós predicó a los nefitas; deseaba que creyeran en Dios y guardaran los mandamientos.
Los nefitas trataron de enseñar el Evangelio a los lamanitas pero éstos no quisieron escucharlos. Los lamanitas odiaban a los nefitas.
Enós dedicó su vida a enseñar a la gente acerca de Jesús y del Evangelio; sirvió a Dios y lo amó hasta el fin de sus días.