Capítulo 40
Samuel el Lamanita profetiz a en cuanto a Jesucristo
Samuel, un profeta lamanita, fue a Zarahemla a predicar a los nefitas inicuos; les dijo que se arrepintieran.
Los nefitas echaron a Samuel de la ciudad y él se puso en camino a su propia tierra.
Pero el Señor le dijo a Samuel que regresara a Zarahemla y dijera a la gente las cosas que el Señor pusiera en su corazón.
Los nefitas no le permitieron a Samuel entrar en la ciudad, de manera que él subió a la muralla y predicó desde allí.
Él profetizó que en 400 años los nefitas serían destruidos a menos que se arrepintieran y tuvieran fe en Jesucristo.
Samuel dijo a los nefitas que Jesucristo nacería en cinco años más y que salvaría a todos los que creyeran en Él.
Samuel les habló en cuanto a las señales del nacimiento de Jesús: que aparecería una estrella nueva y que durante la noche antes de que naciera Jesús no habría obscuridad.
Luego Samuel les habló de las señales de la muerte de Jesús: que habría tres días de absoluta obscuridad; que el sol, la luna y las estrellas no brillarían.
Habría además truenos, relámpagos y terremotos; se derrumbarían montañas y muchas ciudades serían destruidas.
Algunos nefitas creyeron las palabras de Samuel y se arrepintieron de sus pecados; fueron a buscar a Nefi, un nefita justo, para que los bautizara.
El resto de los nefitas no creyó las palabras de Samuel; le arrojaron piedras y le lanzaron flechas, pero el Señor lo protegió y ninguna de las piedras ni de las flechas lo hirió.
Cuando vieron que no podían herirlo, muchos más creyeron y fueron a ver a Nefi para que los bautizara.
Nefi también enseñó a la gente en cuanto a Jesús; deseaba que creyeran en Jesús, que se arrepintieran y que se bautizaran.
Sin embargo, la mayoría de los nefitas no creyeron en las palabras de Samuel y trataron de capturarlo.
Samuel saltó de la muralla y huyó a su propio país.
Samuel empezó a predicar entre los lamanitas; nunca más se volvió a saber de él entre los nefitas.