2020
Vivir el evangelio en el hogar
Marzo de 2020


Mensaje del Área

Vivir el evangelio en el hogar

En medio de la vida tan demandante y ajetreada que llevamos, aunado a las tribulaciones, los pesares y desencuentros que en ocasiones tenemos, el Señor nos pide: “…no os canséis de hacer lo bueno, porque estáis poniendo los cimientos de una gran obra. Y de las cosas pequeñas proceden las grandes”.1 ¿Cuáles son esas cosas pequeñas? ¿Qué son esos cimientos? ¿Qué cosas grandes vendrán después?

A lo largo de nuestro sendero del discipulado encontramos atributos que debemos incorporar a nuestro diario vivir, en un esfuerzo continuo que nos lleva a ser mejores e irnos refinando. El mejor lugar para llevar a cabo este esfuerzo es el hogar, es ahí donde aprendemos qué hacer y cómo lograrlo; es donde encontramos las manos, corazones y mentes bien dispuestas para ayudarnos a lograr nuestro cometido.

En el hogar aprendemos a orar, a estudiar las escrituras, a seguir los consejos de los profetas, a amar el evangelio, a servir a nuestro prójimo. Es en nuestro hogar donde nos preparamos para ayunar, es el lugar ideal para tener consejos familiares y noches de hogar. No hay mejor lugar que el hogar para vivir el evangelio y también es el refugio para resistir las inclemencias de la vida, “…y habrá resguardo para sombra contra el calor del día, y para refugio y abrigo contra la tempestad y contra el aguacero”2.

Nuestra familia debe tener un hogar centrado en Cristo. Cuando se enseña el evangelio, se guardan los convenios y abunda el amor, entonces nuestro hogar se fortalece, es poderoso para soportar y vencer las adversidades, y blindarse ante los dardos del enemigo. Cada pequeño detalle (las cosas pequeñas) y cada buen hábito van formando los fuertes cimientos de esta gran obra. Esta gran obra es nuestro hogar, un lugar de refugio, de amor y solaz.

Vivir el evangelio en nuestro hogar trae gozo, paz, seguridad y “las tiernas misericordias de Señor”3 y cada miembro de la familia deseará pasar más tiempo en casa. En un hogar donde la oración es parte de la vida diaria hay mas unión. Cuando vivimos el evangelio en el hogar no hay palabras duras, no hay ira, hay un ambiente donde la armonía predomina.

El presidente Gordon B. Hinckley enseñó: “La fortaleza de toda nación radica dentro de los muros de sus hogares. Instamos a nuestros miembros, en todo lugar, a fortalecer a su familia de conformidad con estos valores consagrados por el tiempo”4. ¡Vale la pena y es posible!

Notas

  1. Doctrina y Convenios 64:33.

  2. Isaías 4:6.

  3. 1 Nefi 1:20; Salmos 79:8.

  4. Gordon B. Hinckley, “Permanezcan firmes frente a las asechanzas del mundo,” Liahona, enero de 1996, pág. 117.

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