Para la Fortaleza de la Juventud
Aun Dios llora
Para la Fortaleza de la Juventud, junio de 2025


Aun Dios llora

Todos experimentamos emociones negativas, pero aun así podemos sentir gozo.

Jesucristo

Heavenly Communication [Comunicación celestial], por Yongsung Kim

El Padre Celestial es feliz. Eso es algo que sabemos.

Él ha prometido darnos todo lo que tiene si somos fieles (véanse Doctrina y Convenios 84:38; 88:107; 132:20). También nos ha prometido “plenitud de gozo” (3 Nefi 28:10) e “interminable felicidad” (Mosíah 2:41; Alma 28:12). Esas son cosas que Dios mismo tiene y disfruta.

Pero, un momento: hay muchos pasajes de las Escrituras que mencionan que Dios es feliz, pero también hay muchas ocasiones en las que el Señor está triste, enojado o decepcionado.

Aparentemente, Dios puede experimentar esos sentimientos sin permitir que dominen o superen la sensación general de “interminable felicidad” y “plenitud de gozo”.

El profeta Enoc se sorprendió al descubrir esto. Vio llorar al Señor y dijo: “¿Cómo es posible que tú llores, si eres santo, y de eternidad en eternidad?” (Moisés 7:29). La respuesta del Señor fue más o menos esta: ¡Mira cómo van a sufrir mis hijos a causa de su iniquidad! ¿Acaso no es llorar la respuesta apropiada? (véase Moisés 7:37).

Eso no responde a la pregunta de cómo la tristeza puede coexistir con la felicidad eterna, pero nuestras experiencias aquí en la vida terrenal podrían ayudarnos a hacernos una idea.

Oposición en todas las cosas

Seamos realistas: el mundo tiene cosas terribles. Tratamos de centrarnos en lo positivo —y hay muchas cosas positivas—, pero además de guerras y desastres, también hay pruebas en nuestra vida personal. Nadie está libre de pesar y dolor;

sin embargo, en general, la mayoría de nosotros se las arregla para salir adelante. Podemos ser felices —o al menos estar en paz— a pesar de las cosas terribles que nos rodean.

Algunas personas se sienten culpables por sentirse felices cuando hay tristeza en el mundo, pero cuando sentimos gozo, no es que hayan dejado de importarnos el sufrimiento y la injusticia. Simplemente podemos pensar en más de una cosa a la vez. Y tenemos que hacerlo, ¡porque, de lo contrario, no podríamos funcionar!

Dios nos envió a vivir en un mundo que Él sabía que incluiría miseria, pero, al mismo tiempo, desea que sintamos gozo (véase 2 Nefi 2:25). Debe de haber una manera de sentir ambas cosas.

Y esa manera es el Salvador.

Escoge tu enfoque

El presidente Russell M. Nelson expresó esto de una manera memorable: “El gozo que sentimos tiene poco que ver con las circunstancias de nuestra vida, y tiene todo que ver con el enfoque de nuestra vida”. Luego añadió: “Si centramos nuestra vida en el Plan de Salvación de Dios […], y en Jesucristo y Su Evangelio, podemos sentir gozo independientemente de lo que esté sucediendo —o no esté sucediendo— en nuestra vida. El gozo proviene de Él, y gracias a Él”.

Otros líderes inspirados se hacen eco de los sentimientos del presidente Nelson: “Todos los que padecen cualquier clase de debilidad terrenal deben recordar que nuestro Salvador también sufrió ese tipo de dolor, y que, mediante Su Expiación, nos ofrece a cada uno de nosotros la fortaleza para sobrellevarlo”. “Por medio de la Expiación de Jesucristo, podemos […] recibir auxilio en nuestras debilidades”. “Al venir a Él, serán recompensados con fortaleza para afrontar los desafíos de la vida”.

El apóstol Pablo tenía una gran actitud. Él dijo: “He aprendido a contentarme con lo que tengo” (Filipenses 4:11), ¡y estaba en la cárcel cuando lo dijo!

La capacidad de experimentar toda la gama y la profundidad de sentimientos sin dejar de sentir una “plenitud de gozo” es una de las muchas cosas que Dios ha perfeccionado y en las que todavía seguimos trabajando. ¡Pero lo lograremos! Mientras tanto, Él puede ayudarnos a centrarnos en lo bueno sin dejar de ser conscientes de lo malo.