Ven, sígueme
Doctrina y Convenios 58, 60–62
Tesoros escondidos
Profundiza un poco más en las Escrituras.
Ilustración por Camdyn Miller
¿Cuán grandiosa puede ser la eternidad? Ni siquiera te lo puedes imaginar.
Los primeros santos sabían que iban a enfrentar pruebas; sin embargo, el Salvador prometió a los obedientes y fieles que esos desafíos serían superados con creces por las recompensas.
“Por lo pronto no podéis ver con vuestros ojos naturales el designio de vuestro Dios concerniente a las cosas que vendrán más adelante, ni la gloria que seguirá después de mucha tribulación” (Doctrina y Convenios 58:3).
¡Es una promesa impresionante!
El apóstol Pablo dijo algo similar: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido al corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para aquellos que le aman” (1 Corintios 2:9).
En otras palabras: ¡las bendiciones que nos esperan en la eternidad por ser fieles a Dios serán tan grandiosas que no podemos ni imaginarlas! Así que no te preocupes por los detalles: sean cuales sean, seremos felices.
A veces el Señor nos permite decidir.
A menudo, Dios nos da margen de acción sobre cómo lo obedecemos. Aquí tienes algunos ejemplos:
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En Doctrina y Convenios 60:5, el Señor manda a algunos de los primeros santos que vayan “con presteza” a St. Louis, pero también dice que “es igual” si construyen un barco o compran uno.
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En 61:22, después de haber dicho a los hermanos que no viajaran por agua por el momento, el Señor les dice que “después de un corto tiempo” podrán elegir si quieren ir por agua o por tierra, “según su criterio”.
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En 61:35, el Señor dice que esos hombres pueden “viaj[ar] juntos [en un solo grupo], o de dos en dos, como les parezca mejor”, pero agrega que, en todo caso, quiere que Reynolds Cahoon y Samuel H. Smith sean compañeros.
El Señor no debería tener que mandarnos en cada cosa pequeña (véase Doctrina y Convenios 58:26–27). Cuando no se dan instrucciones específicas, usamos el sentido común y nuestra intuición espiritual, siguiendo el principio que se encuentra en Doctrina y Convenios 62:8: “Queda en vosotros hacer estas cosas según vuestro juicio y las indicaciones del Espíritu”.