La segunda parábola
La moneda perdida
Una mujer tenía 10 monedas de plata y una de ellas se le perdió; entonces la buscó por toda la casa.
Al fin encontró la moneda y se puso muy feliz. Llamó a sus amigos y vecinos para contarles. Ellos también se pusieron felices de que hubiera encontrado la moneda perdida.
Los líderes y miembros de la Iglesia son como la mujer del relato; la moneda perdida es como un miembro de la Iglesia que ya no va a la iglesia ni trata de vivir los mandamientos. Es como si estuvieran perdidos de la Iglesia. Jesucristo quiere que los miembros de la Iglesia busquen a los hermanos y a las hermanas perdidos y que les ayuden a regresar al lado de Él. Se pone muy feliz cuando eso ocurre.
Jesús el Cristo, págs. 480–481
Los amigos y vecinos del relato son como los ángeles de Dios que se ponen muy felices cuando una persona se arrepiente.