Capítulo 13
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Jesús y la casa de Su Padre Celestial
Jesús fue al templo en Jerusalén. Allí había muchas personas que habían ido a hacer un sacrificio; para hacerlo, mataban a un animal y lo quemaban sobre un altar. El sacrificio ayudaba a las personas a pensar en el Salvador, porque Él se sacrificaría a Sí mismo al sufrir y morir por ellos.
Algunas personas no llevaban un animal para el sacrificio, pero había quienes les vendían animales en el templo. Los vendedores querían ganar mucho dinero. No pensaban en Dios.
Jesús vio a las personas que vendían animales en el templo y dijo que el templo era la casa de nuestro Padre Celestial, un lugar santo. Dijo también que la gente no debía estar comprando o vendiendo cosas allí.
Jesús hizo un azote, volcó las mesas, tiró el dinero en el piso y echó del templo a los vendedores. Él no les permitió hacer cosas inicuas en la casa del Padre Celestial.