2022
Entrevista al élder y hermana Haynie
Febrero de 2022


Mensaje del Área

Entrevista al élder y a la hermana Haynie

A partir del 1 de enero de 2022, el Élder Allen D. Haynie, fue relevado como Primer Consejero de la Presidencia de Área, para desempeñarse en una nueva asignación en las Oficinas Centrales de la Iglesia. Deseamos reflejar por medio de esta entrevista, su testimonio, ejemplo y experiencias que junto a su esposa compartieron durante su servicio en el Área Sudamérica Sur.

Elder Haynie, ¿Cómo se sintió al ser llamado como consejero de la Presidencia del Área Sudamérica Sur?

En febrero de 2020, la hermana Haynie y yo nos sorprendimos al recibir una invitación para reunirnos con el Presidente Henry B. Eyring en su oficina en las oficinas centrales de la Iglesia. Para ser honesto, no teníamos ni idea de por qué se nos pidió que nos reuniéramos con él. Después de algunas preguntas iniciales sobre cómo estábamos disfrutando nuestro servicio en la Iglesia, nuestra salud personal y la situación de nuestros padres, hijos y nietos, nos extendió la asignación para que sirviéramos en la Presidencia de Área del Área Sudamérica Sur. Fue una sorpresa total para nosotros, ya que habíamos estado sirviendo en las Oficinas Generales de la Iglesia durante menos de dos años después de haber servido durante tres años en Filipinas.

La respuesta de la hermana Haynie al Presidente Eyring sobre nuestra nueva asignación expresó mejor cómo me sentía en ese momento. Ella dijo: “Presidente Eyring, acaba de convertir a mi esposo en el Setenta Autoridad General más feliz de la Iglesia”. Ella tenía razón. Tuve la bendición de servir como joven misionero en la Misión Argentina Córdoba en 1977–1979 y siempre soñé con regresar a Sudamérica para servir a las personas que tanto había llegado a amar, pero dudaba que alguna vez sucediera; y luego sucedió y mi esposa tenía razón. Soy el Setenta Autoridad General más feliz de la Iglesia.

Hermana Haynie, ¿Cuáles son las expectativas que tiene al apoyar, acompañar y servir junto a su esposo en este nuevo llamamiento?

A diferencia de mi esposo, nunca había visitado ninguna parte de Sudamérica. Antes de bajarme del avión en Buenos Aires en octubre de 2020, estaba un poco nerviosa porque sabía muy poco de la historia o la cultura de Paraguay, Uruguay, Chile y Argentina, y apenas comenzaba a estudiar español. Pero había algo que sí sabía en ese momento, que Dios está dirigiendo los asuntos de su Iglesia a través de profetas vivientes, videntes y reveladores, y si se sintieron inspirados a enviarnos a mi esposo y a mí al Área Sudamérica Sur, entonces sé que aquí es donde debemos estar en este momento. Debe haber cosas que Él quiere que aprendamos, cosas que Él quiere que hagamos aquí, para bendecir a Sus hijos en esta parte del mundo.

Otra cosa muy importante que he aprendido al servir junto a mi esposo es que son los miembros de la Iglesia que sirven a los demás con humildad y sin necesidad de notoriedad quienes son los más destacables. Como resultado, a medida que se levanten las restricciones por el COVID-19, estoy ansiosa por conocer mejor a los fieles coristas de la Primaria, a los secretarios auxiliares de barrio, a las secretarias de la Sociedad de Socorro, a los segundos consejeros en las presidencias del cuórum de élderes, a los consultores de historia familiar de barrio y a las hermanas y hermanos ministrantes. Esas personas son las que creo que Cristo considera Sus siervos útiles. Durante el tiempo que se nos asigne para servir en el Área Sudamérica Sur, mi deseo es servir junto a todos ustedes y ayudar a construir Su reino en la tierra: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Elder Haynie, ¿De qué manera enfrentó los desafíos durante su juventud y forjaron su identidad? ¿cuál es su fuente de inspiración?

Cuando era adolescente, recuerdo caminar desde mi casa hasta la casa del patriarca de mi estaca para recibir una bendición patriarcal. Resultó ser una experiencia espiritual profunda que me ayudó a comprender más profundamente lo ansioso que está Dios por bendecir a Sus hijos, incluyéndome a mí. Durante la bendición, el patriarca fue inspirado a mencionar el siguiente pasaje bien conocido de las Escrituras: “Confía en el Señor con todo tu corazón; y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas” (Proverbios 3:5–6). Desde ese día, cuando me enfrenté a los desafíos, he recordado esas palabras, especialmente la frase “y no te apoyes en tu propia prudencia”. No entiendo exactamente por qué surgen algunos desafíos o por qué algunas personas parecen tener más desafíos que otras, solo sé que podemos confiar en Él. Nuestro Padre Celestial nunca ignora nuestros padecimientos. Su enfoque está solo en nosotros, Sus hijos. En Su juicio divino, Él puede optar por no eliminar un desafío, pero Su promesa es que Él “visitará a Su pueblo en sus aflicciones” y los “fortalecerá para que puedan sobrellevar sus cargas con facilidad” para que puedan “someterse alegremente y con paciencia a toda la voluntad del Señor” (Mosíah 24:14–15). He aprendido a buscar esta bendición prometida de un amoroso Padre Celestial en tiempos de grandes desafíos y nunca me ha decepcionado Su respuesta.

Hermana Haynie, con la aparición del COVID-19, muchas familias han sufrido la pérdida de seres queridos o diversos desafíos temporales. ¿De qué manera podemos mantener la fe y esperanza en Jesucristo y esperar un mundo mejor?

En momentos como este, tenemos la bendición de saber que hay profetas, videntes y reveladores vivientes en la tierra. Su consejo proporciona la respuesta a la pregunta de cómo deberíamos responder a la angustia, el sufrimiento y la pérdida muy reales que resultan de la pandemia mundial del COVID-19. El presidente Russell M. Nelson nos ha enseñado en más de una ocasión que, incluso en tiempos de tristeza, hay cosas importantes que podemos aprender, a las que se refirió como “el lado positivo”. Por eso, ha enfatizado la necesidad de cultivar un espíritu de gratitud, aunque toda la tierra, como está profetizado en las Escrituras, esté en un estado de conmoción.

El presidente Dallin H. Oaks nos recordó que el mundo ha enfrentado desafíos similares al COVID-19 antes y que esto en realidad presenta una “oportunidad para que los justos crezcan”. También, el presidente Henry B. Eyring ha testificado que Dios nos está cuidando y que “la única forma de lidiar con el miedo es la fe”.

La mayor revelación para mí personalmente sobre cómo lidiar con un desafío tan grande como una pandemia mundial ha sido el énfasis repetido por la Primera Presidencia sobre estudiar, internalizar y proclamar doctrina fundamental, como la fe en Cristo, y participar en ordenanzas sagradas, como la Santa Cena. El poder del Evangelio restaurado se puede encontrar en su doctrina y en sus ordenanzas. Todos necesitamos ese poder hoy y aún más en los años venideros.

Elder Haynie ¿Qué consejos les darían a los hermanos que se sienten apartados del Evangelio por diversos motivos?

El primer consejo que les daría sería que recuerden que son un hijo o una hija de Dios y que Él los ama. Una comprensión genuina de nuestra verdadera identidad nos hace desear cosas mejores y tener una esperanza genuina para el futuro. Nada de lo que hayamos hecho niega esa relación entre padres e hijos divinamente establecida o elimina permanentemente nuestro potencial para algún día, con la ayuda de la expiación del Salvador, regresar y permanecer en la presencia de Dios. Cuando damos incluso pequeños pasos para evidenciar nuestro amor por Dios, siempre sentimos Su amor perfecto de nuevo. Después de sentir ese amor, todo se vuelve más fácil.

El segundo consejo que compartiría con ellos sería que los necesitamos y que hay una razón por la cual han sido bendecidos con la oportunidad en la vida terrenal de ser miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, que en realidad es Su Iglesia. Afortunadamente, pueden pedirle a Dios que confirme esa realidad y Él responderá.

Por último, les aconsejaría que no esperen la perfección de ellos mismos ni de los miembros de la Iglesia. La mayoría de nosotros estamos tratando de honrar los convenios, pero nos quedamos cortos. Nuestra disposición a seguir siendo parte del Israel reunido, cuando a veces puede parecer más fácil permitirnos convertirnos en el Israel disperso una vez más, es quizás la mejor manera en que podemos demostrar nuestro amor por Dios y nuestra disposición a perdonar y amar a los demás. Entonces resulta que, independientemente de nuestras circunstancias, “toda la ley y los profetas” realmente dependen de estos dos grandes mandamientos (Mateo 22:40).

Elder Haynie ¿Podría contarnos cómo obtuvo su testimonio individual de Jesucristo?

No puedo recordar un momento en el que no creyera en la realidad de Dios y en Su Hijo y nuestro Salvador, Jesucristo. Quizás algunos de ustedes hayan tenido una experiencia similar, mientras que otros pueden señalar un momento específico en el que la vida y la misión de Jesucristo se volvieron importantes en su vida. Aunque siempre he creído, eso no significa que no haya sido bendecido por haber aumentado mi fe y la realidad de un Salvador personal se ha vuelto más seguro.

El estudio de las Escrituras que testifican de Cristo y Su doctrina me ha ayudado en mi jornada de fe. Leer las palabras de los apóstoles vivientes de Jesucristo ha aumentado mi comprensión de la Expiación eterna de Cristo. Pero ha sido el don del Espíritu Santo que recibí cuando era niño después de entrar en el convenio del bautismo, un convenio que no entendí completamente en ese momento, lo que ha marcado la mayor diferencia en mi vida cuando se trata de conocer a Jesucristo.

Las Escrituras enseñan que “los misterios de Dios [nos] serán revelados por el poder del Espíritu Santo” (1 Nefi 10:19). Cristo nos promete lo que prometió a Sus discípulos: “cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre … él dará testimonio de mí” (Juan 15:26) y “cuando el Espíritu Santo haya venido sobre nosotros”, “seremos testigos” de él. (Hechos 1:8)

Testifico humildemente de la veracidad de esas palabras. El Espíritu Santo ha testificado a mi espíritu que Jesucristo es el Hijo de Dios y nuestro Redentor personal, abogado ante el Padre y Amigo más valioso. Así es como lo conozco, que Él es el Santo de Israel y que volverá.