Ven, sígueme
Símbolos del Antiguo Testamento
En las Escrituras se utilizan símbolos para enseñar conceptos importantes. Comprender los símbolos que se encuentran en el Antiguo Testamento puede enriquecer su experiencia de lectura, profundizar su entendimiento de las verdades del Evangelio y aumentar su aprecio por las palabras del Señor.
Algunos símbolos pueden interpretarse de diferentes maneras. Es importante recordar que las interpretaciones correctas de los símbolos se basarán en lo que otros pasajes de las Escrituras y nuestros líderes de la Iglesia han enseñado claramente.
Los siguientes son cuatro símbolos que encontrará en la lectura de Ven, sígueme de este mes.
Rama de olivo
Los olivos se mencionan frecuentemente en las Escrituras. Simbolizan la casa de Israel, y “[e]n todo el mundo, la rama de olivo se considera un símbolo de paz”1. La hoja de olivo es la primera planta que se menciona luego del diluvio (véase Génesis 8:11), lo cual simboliza que la paz había regresado a la tierra a medida que bajaban las aguas de la inundación.
Arco iris
Luego del diluvio, Dios puso un arco iris en el cielo (véase Génesis 9:12–17). El arco iris era más que una vista hermosa; era un símbolo de la promesa de Dios de que la tierra jamás volvería a ser cubierta por un diluvio y de que el Señor moraría de nuevo en la tierra (véase Traducción de José Smith, Génesis 9:21–25 [en el apéndice de la Biblia]).
Carnero
Cuando a Abraham se le pidió que sacrificara a Isaac, Dios proporcionó un carnero para que fuese sacrificado en lugar de Isaac (véase Génesis 22:13–14). El presidente Dallin H. Oaks, Primer Consejero de la Primera Presidencia, explicó: “Debido a nuestros pecados y a nuestra condición mortal[…], estamos condenados a morir. Después de que toda otra esperanza ha desaparecido, nuestro Padre Celestial proporciona el Cordero de Dios, y por medio de Su sacrificio logramos la salvación”2.
Pozo de agua
En Génesis 26, usted leerá sobre los pozos de Isaac. El agua a menudo simboliza nuestra dependencia del Salvador Jesucristo. “Así como el agua es esencial para sostener la vida terrenal, el Salvador y Sus enseñanzas (aguas vivas) son esenciales para la vida eterna”3.