2022
Cómo BYU–Pathway ayudó a estos jóvenes adultos a aumentar su fe
Febrero de 2022


Solo para versión digital: Jóvenes adultos

Cómo BYU–Pathway ayudó a estos jóvenes adultos a aumentar su fe

La formación académica fue la solución para que estos tres alumnos vieran una luz en la oscuridad.

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Manos entrelazadas en oración frente a una computadora

Duda. Oscuridad. Divorcio. Depresión. Tres jóvenes adultos de todo el mundo afrontaban estas difíciles circunstancias cuando se inscribieron en BYU–Pathway Worldwide. Y a través del programa de títulos en línea, no solo mejoraron su instrucción, sino que también hallaron mayor paz y descubrieron —o redescubrieron— la luz del Evangelio.

El Señor nos ha invitado a “busca[r] conocimiento, tanto por el estudio como por la fe” (Doctrina y Convenios 88:118; cursiva agregada). Lee cómo estos jóvenes adultos hicieron precisamente eso y cómo el buscar conocimiento y mayor instrucción los condujo a un poder mayor.

Lleno de luz

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Dos jóvenes vestidos con ropa bautismal y una mujer con mascarilla

Dwight (en el centro) con su madre y su amigo Jeff, el día de su bautismo

Fotografía por cortesía de Dwight G.

Crecí aprendiendo valores cristianos. Sabía que fui creado por Dios y que Él me protegería conforme guardara Sus mandamientos. Pero con el tiempo, me alejé de mi fe y me llené de dudas. En 2020, mi amigo Jeff, que es miembro de la Iglesia, me explicó cómo BYU–Pathway Worldwide puede ayudar a los alumnos a aprender inglés y obtener una licenciatura en línea.

¡Quería aprender más!

En mi país, la mayoría de los jóvenes no pueden darse el lujo de ir al extranjero para obtener una mejor educación. BYU–Pathway fue la solución que ignoraba que necesitaba. A mi temor al futuro lo reemplazó una nueva esperanza que resplandecía en mi interior, y supe que Dios no me había abandonado.

Aprendí muchos hábitos y habilidades valiosas en mis clases, como la manera de administrar mis finanzas, mejorar mi inglés y ser un empleado proactivo. Pronto descubrí que BYU–Pathway no solo es un proceso educativo, sino también espiritual. En mis clases, también aprendí acerca de Nefi y de los profetas modernos y llegué a saber que sus enseñanzas eran verdaderas. Y me di cuenta de que, si quería comprender plenamente lo que estaba aprendiendo, necesitaba aprender más acerca de la Iglesia.

Compartí mis sentimientos con Jeff y de inmediato se puso en contacto con los misioneros de tiempo completo. Cada día de estudio con los misioneros me llenaba de una luz que aclaraba mi manera de ver el mundo. Era como un niño perdido que por fin volvía a casa. Descubrí que soy un hijo de Dios, que tengo un propósito, y que existe otro libro (el Libro de Mormón) escrito por personas de la antigüedad que registraron los milagros que el Padre Celestial y Jesucristo efectuaron para ellos.

Con el tiempo, fui bautizado y confirmado miembro de la Iglesia de Jesucristo. Mi fe en Jesucristo ha alcanzado una altura que nunca pensé que fuera posible.

Dwight G., Maritime, Togo

Volver a la maravillosa senda del Señor

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Una joven sostiene un diploma

Fotografía por cortesía de Stefanie D.

Siempre había sido una miembro activa de la Iglesia, pero después de mi divorcio, dejé de centrarme en el plan de salvación del Padre Celestial y en mi fe. Conocí a alguien y comenzamos a vivir juntos. Toda mi vida cambió. Sentía que estaba totalmente en la oscuridad y dejé de asistir a la Iglesia, porque sentía que no pertenecía a ella.

No obstante, sí continué asistiendo a Instituto. Durante ese tiempo, una misionera de servicio que conocí en Instituto me invitó a unirme a BYU–Pathway. Tenía dudas, pero ella me prometió que aquello me cambiaría la vida; así que decidí probarlo durante un semestre. Sin embargo, al poco tiempo, tuve mi primer hijo y no sabía cómo manejar el hecho de ser una madre primeriza junto con la búsqueda de una educación académica, así que lo dejé.

Luego recordé lo bien que me sentía durante ese semestre. Me había sentido tan cerca del Padre Celestial que quise que regresara aquel sentimiento. Así que, un año después, comencé BYU–Pathway de nuevo, y muchas bendiciones llegaron a mi vida enseguida.

Comencé un hermoso proceso de arrepentimiento, me casé con el hombre con quien vivía e incluso recibí mi recomendación para el templo. Luego, fui llamada como presidenta de la Sociedad de Socorro. ¡Ahora sirvo como maestra de Instituto y me encanta! Mi esposo también ha estado aprendiendo más acerca del evangelio de Jesucristo.

Podremos llevar todo el conocimiento que aprendamos a la vida venidera (véase Doctrina y Convenios 130:18–19). BYU–Pathway no es solo educación académica: me trajo de regreso a la maravillosa senda del Señor.

Stefanie D., Wanica, Surinam

De la oscuridad a la confianza

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Una pareja joven sentada al aire libre, en el césped

Fotografía por cortesía de Dane W.

En la escuela secundaria, sufría mucha ansiedad y depresión, por lo que terminé abandonando los estudios. Durante unos cinco años, me alejé de la Iglesia y de mi familia. En aquel tiempo, también empecé a consumir drogas y alcohol para sobrellevar lo solo que me sentía.

Fueron tiempos muy oscuros.

En cierto momento, mi mamá se enteró de BYU–Pathway Worldwide y comenzó a animarme a unirme. Siempre había querido tener una formación académica, pero mis experiencias con la escuela habían destruido mi confianza.

Al principio rechacé la oferta de mamá, pero esa misma semana busqué BYU–Pathway en internet y me pareció una buena opción. A pesar de las dudas, decidí hacerlo. Al mismo tiempo, comencé a trabajar para alinear mi vida con el Evangelio de nuevo.

Primeramente, al comenzar las clases, me sentía incómodo y fuera de lugar. No había estado activo en la Iglesia por años, pero las personas que asistían a mis clases eran de toda condición y me mostraban que no tenía que ser perfecto para estar allí.

Pronto empecé a sentir más el Espíritu y que las cosas iban en la dirección correcta. Antes, sentía que fracasaba en todo en la vida; pero por primera vez en mucho tiempo, sentía que estaba progresando tanto académica como espiritualmente.

Sentir el Espíritu a través de mi formación académica me ayudó a volver a estar en armonía con mi testimonio y me brindó claridad a la mente. Como sabía que el Padre Celestial y Jesucristo estaban conmigo, tenía la confianza de hacer cosas que antes no creía poder hacer cuando estaba rodeado de oscuridad. Después de todo lo que había pasado, jamás hubiera pensado que obtener una educación estaría a mi alcance; BYU–Pathway cambió eso para mí y me ayudó a tener fe en mí mismo y en Jesucristo otra vez.

Dane W., Utah, EE. UU.

El presidente Russell M. Nelson aconsejó:

“Haz de tu educación una prioridad absoluta. Obtén toda la educación académica que te sea posible. Para nosotros como Santos de los Últimos Días, la educación es una responsabilidad religiosa […].

“Su inteligencia personal —su identidad personal— es sempiterna y divina (véase Doctrina y Convenios 93:29)”1.

Además de BYU–Pathway Worldwide, hay muchas oportunidades de educación dentro del Sistema Educativo de la Iglesia o en tu área local. Independientemente del camino educativo que escojas, el buscar oportunidades para fortalecer tu mente y tu fe te bendecirá a ti y a tu familia, ¡no solo en esta vida, sino en las eternidades!

Nota

  1. Russell M. Nelson, “Education: A Religious Responsibility” (devocional pronunciado en la Universidad Brigham Young–Idaho, 26 de enero de 2010), byui.edu/devotionals.