2022
Llegar a ser mejores después de experimentar lo amargo
Febrero de 2022


Llegar a ser mejores después de experimentar lo amargo

Parte de este proceso doloroso y de prueba que llamamos vida es para ver si en verdad seguimos adelante.

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Ilustraciones por David Green

La caída de Adán y Eva inició un estado de probación en el que los hijos de Dios tendrían la oportunidad de ser probados “para ver si harán todas las cosas que el Señor su Dios les mandare” (Abraham 3:25). En medio de esta prueba experimentamos felicidad y gozo, pero también pruebas y aflicciones, tales como tentaciones, enfermedades, discapacidades y desánimo.

¿Por qué algunos flaquean ante el infortunio, mientras que otros se vuelven mejores después de experimentar lo amargo? Las palabras de los profetas, así como la ciencia de la resiliencia, sirven para proporcionar respuestas a esa pregunta.

Algunos definen la resiliencia como la capacidad de recuperarse o adaptarse a la desgracia, la adversidad o el cambio1. La caída de Adán produjo cambios que sirvieron para proporcionar oportunidades de resiliencia, tanto para avanzar como para elevarnos. Esta parte del plan del Padre Celestial nos abrió la puerta para que experimentásemos la vida terrenal, donde sentimos tanto el gozo como la miseria, y el crecimiento (véase 2 Nefi 2:23).

A continuación figuran cuatro principios de resiliencia que te serán de ayuda cuando tu trayecto terrenal esté lleno de adversidad.

Buscar en nuestro interior

Cuando experimentamos días oscuros y difíciles, podemos buscar en nuestro interior para encontrar los dones con los que el Padre Celestial nos ha equipado.

Pregúntate: “¿Con qué dones, fortalezas y talentos me ha bendecido Dios a los que puedo recurrir durante este tiempo de prueba?”. Estudia tu bendición patriarcal y busca indicios en las experiencias que has tenido en tu vida que puedan revelarte dones que Dios te ha dado (véase Doctrina y Convenios 46:11).

Las presiones y los desafíos de nuestros días pueden parecer extraordinarios y sofocantes. A menos que se equilibren con fe, el estrés y la preocupación pueden reducir nuestra perspectiva para centrarnos en nosotros mismos, un enfoque que es egocéntrico, temeroso y desesperante, dejándonos aún más abrumados, ansiosos y deprimidos.

También podemos sentirnos tentados a comparar nuestras circunstancias con las de otras personas que parecen estar libres de problemas. No obstante, este tipo de comparación nos roba gozo, mientras que la gratitud lo aumenta.

Podemos mejorar nuestra perspectiva mediante el conocimiento de los dones que el Padre Celestial nos ha dado. Como ha aconsejado el presidente Nelson: “… es mucho mejor contar nuestras bendiciones que contar nuestros problemas”2. Una mente positiva y agradecida aumenta nuestra energía y creatividad, y podemos ver las cosas desde un punto de vista más útil, incluso un mayor enfoque en las cosas que realmente importan y en las cosas que están bajo nuestro control.

Durante momentos de estrés, podrías preguntarte:

  • ¿Hay maneras de cuidar mejor mi cuerpo y mi mente con dieta, ejercicio y sueño? (véase Doctrina y Convenios 88:124).

  • ¿Acudo al Padre Celestial y a Jesucristo en busca de fortaleza y guía, reconociendo cómo me han bendecido Ellos a lo largo del camino?

  • ¿Confío en que el Padre Celestial y Jesucristo me bendecirán y me enseñarán a medida que los siga, sin importar mi desafío?

Debemos reconocer y recordar lo bueno en nuestra vida. Innumerables estudios han demostrado el poder que tiene la gratitud para nuestro corazón y mente, desde mejorar el estado de ánimo y el optimismo hasta reducir la ansiedad y los dolores. La gratitud permite la celebración del presente, bloquea las emociones tóxicas y fortalece las conexiones sociales3.

En tiempos de confusión, cuando nos mantenemos centrados en profundizar nuestra fe y confianza en Dios, podemos ver una perspectiva más amplia en la vida y sentirnos apoyados en nuestras pruebas, problemas y aflicciones (véase Alma 36:3).

Centrarse en lo que hay fuera

Un segundo principio de resiliencia es centrarse en lo que hay fuera, tanto en las personas a tu alrededor como en los recursos que Dios ha dado.

Muchos de los que han logrado superar los desafíos en su vida dicen que una de las claves fue encontrar fortaleza en las oportunidades y los recursos que los rodeaban. Eso puede abarcar pasatiempos; escribir en un diario; hacer ejercicio; leer las Escrituras y otros libros edificantes; hablar con un familiar, un amigo o un terapeuta; o incluso pasar tiempo con una mascota. Se ha demostrado que todos estos factores reducen la ansiedad y el estrés4.

Tanto Nefi como el hermano de Jared confiaron en los recursos que “el Señor preparó” (1 Nefi 17:5). Desde el fruto, las semillas, los árboles y la miel silvestre hasta el mineral y las dieciséis piedras, Dios proporcionó recursos para que Su pueblo los utilizara cuando experimentaran dificultades en sus travesías. ¿Qué recursos te ha proporcionado Dios para aligerar la carga en tu trayectoria?

Centrarse en lo que hay fuera también se refiere a notar el sufrimiento de los demás y reaccionar ante él aun cuando estemos pasando por dificultades. El presidente Henry B. Eyring, Segundo Consejero de la Primera Presidencia, nos invitó a “percatarnos de la tribulación de otras personas y tratar de ayudar. Eso resultará particularmente difícil cuando nosotros mismos estemos siendo probados intensamente, pero llegaremos a descubrir que cuando aliviamos la carga de otra persona, aun cuando solo sea un poco, nuestras espaldas se fortalecen y percibimos una luz en la oscuridad”5.

El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, ha hecho hincapié en la importancia de edificar un carácter semejante al de Cristo al centrarse en lo que hay fuera en medio de nuestras propias pruebas: “El carácter se revela […] en el poder de discernir el sufrimiento de otras personas cuando nosotros mismos estamos sufriendo; en la capacidad de detectar el hambre de los demás cuando tenemos hambre; y en el poder de tender una mano y de extender compasión por la agonía espiritual de los demás cuando estamos en medio de nuestra propia aflicción espiritual. Por tanto, el carácter se demuestra mirando a los demás, volviéndose hacia ellos y tendiéndoles la mano cuando la respuesta instintiva del ‘hombre natural’ en cada uno de nosotros es centrarse en uno mismo y ser egoísta y ensimismado”6.

Mirar hacia arriba

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Al buscar en nuestro interior y al centrarnos en lo que hay fuera en nuestro camino hacia la resiliencia, nunca debemos olvidarnos de mirar hacia arriba y suplicar paz y dirección divina. El Padre Celestial ha prometido que si no endurecemos nuestro corazón contra Él durante nuestras pruebas, seremos convertidos y sanados (véase Doctrina y Convenios 112:13).

Mientras se hallaba en las profundidades de la desesperación, sobreviviendo con alimentos inmundos y acostado en el frío suelo de la cárcel de Liberty, el profeta José Smith optó por mirar hacia arriba y suplicó ayuda celestial.

Recibió esta certeza del Señor: “Hijo mío, paz a tu alma; tu adversidad y tus aflicciones no serán más que por un breve momento” (Doctrina y Convenios 121:7). Luego el Señor le prometió: “… si lo sobrellevas bien, Dios te exaltará; triunfarás sobre todos tus enemigos” (Doctrina y Convenios 121:8).

Mirar hacia arriba incluye confiar en el tiempo del Señor con paciencia y perspectiva en nuestra búsqueda de paz en las tormentas de la vida. ¿Puedes ver maneras en que Dios te está bendiciendo en tus desafíos?

Seguir adelante

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En el Libro de Mormón, Nefi nos recuerda que debemos “seguir adelante con firmeza en Cristo, teniendo un fulgor perfecto de esperanza y amor por Dios y por todos los hombres” (2 Nefi 31:20).

Cuando nos sentimos agobiados, cuando tenemos días desalentadores, cuando nuestra esperanza no es perfectamente brillante y cuando nos falta amor por todos los hombres, aún podemos elegir seguir adelante. ¿No son esas las historias que nos gusta leer, de los santos fieles que han aprendido y vivido los principios de la resiliencia? Esas demostraciones de fe y valor nos muestran la forma de seguir adelante con firmeza en Cristo.

Sí, habrá ocasiones en las que sintamos que las oraciones no son contestadas de la manera que esperábamos. Seguirá habiendo divorcios, muertes, enfermedades y desilusiones, a pesar de nuestras súplicas y anhelos de días mejores. Parte de este proceso doloroso y de prueba es “para ver si har[emos] todas las cosas que el Señor [nuestro] Dios [no]s mand[e]” (Abraham 3:25). Cuando el mundo esté oscuro, ¿seguiremos buscando la Luz?

Al hablar sobre las pruebas y las dificultades, el élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, preguntó: “¿Cuánto tiempo aguardaremos para recibir alivio de las tribulaciones que nos sobrevienen? ¿Y qué me dicen de sobrellevar las pruebas individuales mientras esperamos y esperamos, y la ayuda parece tan lenta en llegar? ¿Por qué la demora, cuando las cargas parecen ser más de lo que podemos soportar?”. Luego nos aseguró: “… la fe significa confiar en Dios en los buenos tiempos y en los malos, aunque eso incluya algo de sufrimiento hasta que veamos Su brazo revelarse a nuestro favor”7.

Nuestro amoroso y omnisciente Padre no solo creó un plan de felicidad para todos Sus hijos, sino que también preparó una experiencia terrenal adaptada a nuestras necesidades y potencial de crecimiento y gozo. Testifico que podemos llegar a ser mejores después de experimentar lo amargo, a medida que aprendemos a buscar en nuestro interior, a centrarnos en lo que hay fuera, a mirar hacia arriba y a seguir adelante.

Notas

  1. Véase Merriam-Webster.com Dictionary, “resilience”, merriam-webster.com.

  2. “Presidente Russell M. Nelson: Una oración profética de gratitud, esperanza y sanación para el mundo”, video, LaIglesiadeJesucristo.org.

  3. Véase Robert Emmons, Thanks! How the New Science of Gratitude Can Make You Happier, 2007.

  4. Un excelente libro sobre este y muchos otros temas es Alex Korb, The Upward Spiral: Using Neuroscience to Reverse the Course of Depression, One Small Change at a Time, 2015.

  5. Henry B. Eyring, “Ser probados, probarnos y ser pulidos”, Liahona, noviembre de 2020, pág. 98.

  6. David A. Bednar, en Sarah Jane Weaver, “Elder Bednar Urges Mission Leaders to Seek to Develop ‘Essential Elements of a Christlike Character’”, 9 de julio de 2019, newsroom.ChurchofJesusChrist.org.

  7. Jeffrey R. Holland, “Esperar en el Señor”, Liahona, noviembre de 2020, págs. 115, 116.