2020
¿Qué podemos hacer en el día de reposo?
Julio de 2020


Páginas Locales

¿Qué podemos hacer en el día de reposo?

En Lucas 13:10–13 leemos:

“Y Jesús enseñaba en una sinagoga en el día de reposo.

“Y he aquí, había allí una mujer que tenía espíritu de enfermedad desde hacía dieciocho años, y andaba encorvada y en ninguna manera se podía enderezar.

“Y cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, quedas libre de tu enfermedad.

“Y puso las manos sobre ella, y al instante ella se enderezó y glorificaba a Dios”.

Quisiera contar una experiencia que viví hace muchos años:

Cuando era joven serví como secretario de barrio junto a un obispo que fue un gran ejemplo para mí.

Un domingo en particular fuimos a la iglesia, luego de lo cual él me invitó a su casa a comer junto a su esposa, para que después de almorzar termináramos unos informes que teníamos que hacer juntos. Comimos, después hicimos los informes. No recuerdo bien si recibió una llamada o alguien le trajo un mensaje de que una familia en particular tenía una dificultad y que debía ir a visitarla. Él sin dudarlo tomo su bicicleta de reparto con la cual trabajaba y también era su medio de movilidad y le dijo a su esposa que debía salir, entonces yo le pregunté a qué familia iba a visitar y cuando me dijo el nombre de la familia, me di cuenta de que esa casa estaba situada en nuestro barrio, arriba de una gran subida de muchas calles. Le dije que sería un gran esfuerzo ir a visitar a esa familia en plena siesta del domingo en su bicicleta y hacer esa gran subida.

Él me contestó que lo que habíamos hecho hasta ahora en ese día de reposo eran solo algunas de las cosas que podemos hacer para santificarlo, como ir a la iglesia y renovar los convenios que hemos hecho cuando nos bautizamos, cumplir nuestros llamamientos y también cuidar de los miembros de nuestro barrio con necesidades. Se despidió de mí y le dijo a su esposa que no sabía a qué hora regresaría pero que se quedara tranquila y salió a visitar a esa familia.

En particular, siempre me impresionó la vida de ese gran obispo por su servicio fiel a los miembros de nuestro barrio, y me enseñó en muchas otras ocasiones que santificar el día de reposo es como él me dijo en ese momento: Asistir a la Iglesia y renovar nuestros convenios, servir en nuestros llamamientos, cuidar de los necesitados y también fue un gran ejemplo de visitar y recibir a sus familiares ese día.

En Lucas 6:1–10 leemos:

“Y aconteció que, pasando Jesús por los sembrados en un día de reposo, el segundo después del primero, sus discípulos arrancaban espigas y, restregándolas con las manos, las comían.

“Y algunos de los fariseos les dijeron: ¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en los días de reposo?

“Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Ni aun esto habéis leído, lo que hizo David cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre;

“cómo entró en la casa de Dios y tomó los panes de la proposición, los cuales no es lícito comer, sino solo a los sacerdotes, y comió, y dio también a los que estaban con él?

“Y les decía: El Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo.

“Y aconteció también en otro día de reposo que él entró en la sinagoga y enseñaba; y había allí un hombre que tenía seca la mano derecha.

“Y le acechaban los escribas y los fariseos para ver si sanaría en el día de reposo, a fin de hallar de qué acusarle.

“Pero él, que conocía los pensamientos de ellos, dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio. Y él, levantándose, se puso de pie.

“Entonces Jesús les dijo: Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en los días de reposo hacer bien o hacer mal? ¿Salvar la vida o quitarla?

“Y, mirándolos a todos alrededor, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restaurada”.

En muchos momentos de mi vida he tenido el sentimiento de visitar o llamar a alguien, generalmente luego de notar su ausencia en la iglesia, lo cual ha sido de gran ayuda, tanto para mí como para las personas a las cuales he prestado ese servicio.

Termino con las palabras del presidente Russell. M. Nelson: “Hagamos del día de reposo una delicia”; y como me enseñó ese gran obispo, hagámoslo asistiendo a las reuniones y renovando nuestros convenios, sirviendo fielmente en nuestros llamamientos o asignaciones, bendiciendo las vidas de otras personas y disfrutando como familia este hermoso día.

¡Este es mi ruego!, en el nombre de Jesucristo. Amén.