2020
Nuestro espacio
Julio de 2020


Nuestro espacio

Una impresión persistente

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woman talking with missionaries

Ilustraciones por Toby Newsome.

Un día, mientras hacíamos la obra misional en las polvorientas calles de Kenia, mi compañera y yo hablamos con una señora. Ella aceptó el folleto que le entregamos, pero nos dijo que no volviéramos.

Unos días después, nos encontrábamos en esa misma calle y tuvimos la impresión de volver a conversar con ella. Me pregunté: “¿Por qué vamos a regresar si nos dijo que no volviéramos?”. Sin embargo, obedecimos la impresión que sentimos.

Al llegar a su casa, ella se sorprendió, pero dijo que le daba gusto vernos. Comenzamos a enseñarle una lección y esta pronto se convirtió en una discusión. Mi compañera y yo terminamos la lección con una oración, y nos marchamos, quedando inmediatamente de acuerdo en que no volveríamos. No obstante, al día siguiente, de nuevo tuvimos la fuerte impresión de regresar. Yo no tenía deseos de volver, pero mi compañera dijo que debíamos escuchar al Espíritu, así que me guardé mi orgullo y regresamos. Cuando llegamos, quedé atónita. La señora parecía ser otra persona; el semblante le había cambiado y estaba dispuesta a escucharnos. En nuestra siguiente visita, nos preguntó cuándo podría bautizarse.

Cuatro semanas después, se bautizó como miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Después de su confirmación, nos abrazó y nos dijo lo agradecida que estaba de que hubiésemos regresado. He aprendido que siempre debemos escuchar y actuar conforme a las impresiones que tengamos. El Padre Celestial prepara a Sus hijos para que reciban el Evangelio y se vale de nosotros para que los encontremos por medio del Espíritu Santo.

Leaha M., KwaZulu-Natal, Sudáfrica

¿Cuándo podría unirme a la Iglesia?

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woman getting baptized

Cuando yo tenía unos cinco años de edad, mi papá perdió la fe y decidió abandonar la Iglesia. Fue algo muy difícil, sobre todo cuando cumplí los ocho años. Estaba muy emocionada por bautizarme, pero mi papá dijo que no. Él quería que esperara hasta que fuera mayor para que en verdad supiera que deseaba comprometerme. Así que veía que mis amigos se bautizaban.

Recuerdo que me sentía confundida: si la Iglesia era verdadera, ¿por qué se me impedía bautizarme? Siendo adolescente, era muy difícil ver a todos los jóvenes ir al templo, ya que yo también anhelaba ir. Era muy difícil no poder participar, ¡aunque siempre supe que tendría mi oportunidad!

En mayo de 2019, finalmente me pude bautizar a los 16 años. Recordé las muchas experiencias que había tenido al sentir el gozo puro del Evangelio y obtener un testimonio. Fue una experiencia muy especial, y en medio de los problemas que tuve que atravesar para que llegara ese día, supe con todo el corazón que el Evangelio es verdadero y que siempre lo ha sido.

Trinity C., Colorado, EE. UU.

El motivo de las reglas

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classroom

Estaba muy contento de ir a la conferencia de la juventud, pero luego me enteré de que había muchas reglas: por ejemplo, no se permitían teléfonos celulares ni salir a solas. Daba la impresión de que los adultos siempre nos estaban vigilando. No obstante, lo pasé muy bien, hice muchos amigos, trabajé en un proyecto de servicio y aprendí sobre el Evangelio.

Durante la reunión de testimonios que tuvo lugar el último día de la conferencia, uno de los líderes habló de lo mucho que ama a los jóvenes de la estaca.

Si nos ama, ¿por qué nos ponen tantas restricciones?, pensé. En ese momento, como si pudiera leerme la mente, respondió a mi pregunta.

Los líderes ponen reglas, dijo él, no para fastidiarnos, sino por nuestra propia seguridad. En el momento en que dijo eso, el Espíritu me conmovió. Comprendí que el Padre Celestial nos da mandamientos por esa misma razón. No es para fastidiarnos, sino para ayudarnos a regresar a Él a salvo (véase Doctrina y Convenios 82:2–9).

El Espíritu Santo me conmovió y me ayudó a saber que esto es verdad.

Serge P., Isla de Francia, Francia