2019
La maravillosa Casa del Señor
Junio de 2019


Voces de los Santos

La maravillosa Casa del Señor

Hemos tenido la oportunidad y la bendición de visitar la ciudad de Roma, en Italia; fue una hermosa experiencia. Estábamos emocionados pensando que, por esas mismas calles, por esos caminos donde nos encontrábamos, quizá anduvieron los Apóstoles predicando el evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Al conocer la historia de los cristianos de aquella época, nos preguntamos si en nuestros días, como discípulos de Jesucristo, tendríamos tanto valor y tanta fe como los seguidores de Jesús de los cuales se habla en las Escrituras.

No tenemos duda de que construir un templo de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos días en Roma es un hecho histórico, y que nada frena la obra de nuestro Padre Celestial. Fue una dicha estar en el programa de puertas abiertas del templo y sabemos que los miembros de esa parte de la viña del Señor han esperado con mucha ansia este acontecimiento tan especial e importante.

Habíamos visto el Templo de Roma por redes sociales, pero no es comparable con estar tan cerca viendo su maravillosa estructura; es un edificio hermoso, tanto por fuera como por dentro.

La lámpara del vestíbulo, formada con cristales en forma de hojas, fue montada por los jóvenes de la Iglesia. Sus peculiares colores hacen que, al entrar el sol, se forme un maravilloso arcoíris. La pila bautismal es ovalada, de mármol y, en el fondo, tiene un color que nos recuerda al mar. Nos impactó mucho una pintura en la pared hecha especialmente para ese templo, representando el bautismo de Jesús por Juan el Bautista. Los colores y las expresiones son espectaculares. Se puede sentir la influencia del Espíritu en ese lugar. Otras pinturas representan varios paisajes. Nos quedamos impactados por tanta belleza.

El salón celestial tiene una hermosa lámpara en forma de gotas de agua, que ha sido ensamblada por las hermanas de la Sociedad de Socorro. ¡Qué manos tan sublimes tienen esas hermanas! Se puede ver su delicadeza y ternura en esa gran lámpara.

La sala de sellamientos, especialmente luminosa y con enormes espejos que reflejan la eternidad, estremeció nuestra alma de asombro.

En el centro de visitantes nos quedamos sin palabras al contemplar a Jesucristo y Sus doce Apóstoles. ¡Qué maravilla! Y no podemos dejar de nombrar la maravillosa vidriera que representa a Jesucristo sanando a un enfermo en la ciudad; es algo espléndido.

No tenemos ninguna duda de que la Casa del Señor, esté donde esté, es un lugar que invita al Espíritu. Quizá sea difícil asistir al templo por diferentes circunstancias; pero, si ponemos nuestra mira en el templo del Señor y centramos nuestra vida en nuestro Salvador Jesucristo, podemos recibir revelación familiar y personal para ayudarnos en nuestra vida.

También tenemos la oportunidad de hacer la obra por nuestros antepasados y poder sentir el gozo de ayudar a nuestra familia.

Es maravilloso ser miembros de esta Iglesia donde, aun a pesar de ser imperfectos, se nos da la oportunidad de progresar y de ser instrumentos en las manos de nuestro Señor. Estamos agradecidos de haber vivido esta maravillosa experiencia.