2019
Un nuevo capítulo
Junio de 2019


Un nuevo capítulo

La autora vive en Colorado, EE. UU.

“Estas muchas bendiciones hacen que me sienta muy agradecido de ser yo” (Children’s Songbook, 11).

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A New Chapter

Sarah estaba vaciando una caja en su habitación cuando entró su mamá.

“¿Podemos pintar la pared de amarillo?”, le preguntó a su mamá.

Acababan de mudarse a una casa diferente. ¡Sarah había podido escoger un acolchado y cortinas para su nueva habitación!

“Creo que sí —dijo mamá—. El amarillo es un color alegre”.

Sarah puso algunos libros en un pequeño estante junto a su cama. Desde hacía un tiempo su mamá no siempre se sentía feliz, desde que su papá había fallecido en el accidente. Sarah puso su foto favorita de su papá al lado de los libros, donde pudiera verla cada mañana al despertarse.

Escuchó un sollozo y vio lágrimas en los ojos de su mamá.

“Te quiero, mamá”, dijo Sarah, mientras le rodeaba la cintura con los brazos y la apretaba fuerte.

“Yo te quiero más”.

El sábado antes de que comenzaran las clases, Sarah y su mamá se pusieron ropa vieja, movieron los muebles hacia el centro de la habitación de Sarah y cuidadosamente metieron los rodillos en cubetas con pintura amarilla. Al cabo de un rato, las paredes estaban cubiertas de amarillo, ¡y también sus caras y su ropa!

“Parece que los rayos del sol te han salpicado todo el cuerpo”, dijo su mamá con una carcajada.

Sarah se rio. “¡Y parece que a ti te explotó un plátano!”

Todavía reían mientras hacían la limpieza. Pero la sonrisa de Sarah se disipó cuando pensó que al día siguiente iría a la Primaria y el día después a la escuela.

“Estoy preocupada por ir a la Iglesia y a mi nueva escuela”, le dijo a su mamá, mientras lavaban los pinceles. “No conoceré a ningún maestro ni a ningún niño ni a nadie”.

Su mamá cerró el agua y abrazó a Sarah.

“Harás amigos; tienes un corazón bondadoso que hará que los demás quieran ser tus amigos. Sigue siendo esa persona maravillosa y los amigos llegarán”.

Sarah se sintió un poco mejor, pero aún estaba nerviosa.

“Ojalá estuviese aquí papá para darme una bendición —dijo ella—, como siempre lo hacía antes de que yo regresara a la escuela”.

Su mamá se quedó callada un momento. “¿Qué tal el tío Wyatt —dijo—. Estoy segura de que le encantaría darte una bendición”.

Sarah asintió. Quizá una bendición sería de ayuda.

Aquella noche, el tío de Sarah colocó las manos sobre la cabeza de ella para darle una bendición.

“Te bendigo para que sepas que el Salvador está cuidando de ti al comenzar este nuevo capítulo de tu vida —dijo él— Él no te dejará sola”.

Sarah puso especial atención en las palabras nuevo capítulo. A ella le encantaba leer y siempre se emocionaba al comenzar un nuevo capítulo de un libro.

A la mañana siguiente, Sarah y su mamá fueron a la Iglesia. Después de la reunión sacramental, la mamá ayudó a Sarah a encontrar el salón de la Primaria. Una niña le sonrió y la saludó.

“Puedes sentarte aquí si quieres”, le dijo, tocando levemente la silla vacía junto a ella.

“Gracias —dijo Sarah—. Me llamo Sarah. Soy nueva aquí”.

“Yo soy Melody. ¡Y también soy nueva! Esta es solo mi segunda semana”.

Poco después, Melody y Sarah estaban hablando con los demás niños de la Primaria. Su maestra era muy amable.

“¡Espero que la escuela vaya así de bien!”, pensó Sarah, al acostarse aquella noche.

Al día siguiente, subió al autobús para ir a su nueva escuela. Estaba ilusionada por ver a algunos niños de la Primaria en su clase de tercer grado.

“Gracias, Padre Celestial”, oró Sarah en silencio, mientras almorzaba con sus nuevos amigos. “Quizás este será será un buen capítulo, después de todo”.