De la Primera Presidencia
Agradecido por los padres
Por el presidente Russell M. Nelson
Adaptado de “Revelación para la Iglesia, revelación para nuestras vidas”, conferencia general de abril de 2018.
Mis ocho bisabuelos se unieron a la Iglesia en Europa. Fueron muy fieles en la Iglesia. Después de eso, algunos de mis antepasados no continuaron viviendo el Evangelio. Debido a ello, mis padres no iban mucho a la Iglesia cuando yo era niño.
Yo amaba a mis padres; me enseñaron lecciones muy importantes. No puedo agradecerles lo suficiente nuestro hogar feliz. Pero aun siendo niño, sentía un vacío en mi vida porque mi familia no iba mucho a la Iglesia. Un día, me subí a un tranvía y fui a una librería a buscar un libro sobre la Iglesia. Me encantaba aprender sobre el Evangelio.
Cuando aprendí sobre la Palabra de Sabiduría, me di cuenta de que mis padres no estaban viviendo del modo en que esta nos enseña a vivir, ¡pero quería que lo hicieran!; así que, un día, ¡estrellé contra el suelo de cemento todas las botellas con bebidas alcohólicas que había en mi casa! Creí que mi padre me castigaría, pero nunca me dijo nada sobre eso.
Al hacerme mayor, seguí aprendiendo sobre el Evangelio; comencé a entender el hermoso plan del Padre Celestial. Me bauticé cuando tenía 16 años. En Navidad, a menudo me decía a mí mismo: “¡No quiero ni un regalo más de Navidad! Solo quiero sellarme a mis padres en el templo”. Esperé muchos años para que el sueño se hiciera realidad. Cuando mis padres tenían más de 80 años, ¡por fin nos sellamos como familia! Aquel día sentí gran gozo. Cada día me sigo sintiendo muy feliz de que ellos se sellaran y de que yo me sellara a ellos.
Página para colorear
“… derramen su corazón a su Padre Celestial; acudan a Él para recibir respuestas y consuelo”. —Presidente Russell M. Nelson