2015
Servir con toda el alma
Enero de 2015


Servir con toda el alma

Imagen
Official portrait of Bonnie Lee Green Oscarson, Carol Louise Foley McConkie, and Evelyn Neill Foote Marriott, the Young Women general presidency, 2013. Sustained at the April 2013 general conference.

Como aprendemos del lema de la Mutual para 2015, servir a Dios es un privilegio sagrado. Esperamos que este año cada uno de nosotros aprenda a servir con más dedicación de la manera que el Señor ha instruido: con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza. ¿Cómo podemos hacerlo? A continuación se presentan algunas ideas:

Primero, servimos con todo el corazón. Entendemos que eso significa que la motivación de servir a Dios debe ser el amor que sienten por Él y por Sus hijos. “Nuestro amor por el Señor dirigirá nuestros afectos, la forma en que empleemos nuestro tiempo, los intereses que tengamos y el orden de prioridad que demos a las cosas”1. Ustedes demuestran al Señor el amor que sienten por Él cuando guardan Sus mandamientos (véase D. y C. 42:29); prestan servicio en su hogar y fortalecen a su familia; magnifican su llamamiento y se acercan a quienes necesitan un amigo; y buscan nombres de familiares para llevar al templo.

Segundo, servimos con toda el alma. Se requiere esfuerzo físico y un empeño diligente. Para la obra misional se necesita tener fortaleza y resistencia. Ustedes sirven con toda el alma cuando se ocupan de las necesidades de los demás, como “alimentar al hambriento, vestir al desnudo, visitar al enfermo, y ministrar para su alivio, tanto espiritual como temporalmente” (Mosíah 4:26).

Después, servimos con toda la mente. Sus pensamientos deben ser limpios y puros, centrados en el Salvador; han hecho convenio de recordarlo siempre; buscan la guía del Espíritu Santo por medio del estudio de las Escrituras y la oración. Al alinear sus pensamientos, palabras y acciones con la mente y la voluntad de Dios, reconocen las necesidades de los demás, son dignos de servir y están preparados para hacerlo.

Por último, servimos a Dios con toda nuestra fuerza. Una forma de obtener fuerza es ejercitar fe en la expiación del Salvador. Ustedes se arrepienten y se santifican mediante la obediencia a Sus mandamientos; sienten el poder habilitador del Salvador y presencian milagros al servir con la fuerza del Señor (véase Alma 26:12).

Al servir a Dios con toda el alma, Él promete que serán purificados del pecado y preparados para estar en Su presencia y recibir Su gloria eterna.

Nota

  1. Véase de Ezra Taft Benson, “El Señor en primer lugar”, Liahona, julio de 1988, pág. 5.