2010
La vista desde un plano más alto
Agosto de 2010


Jóvenes

La vista desde un plano más alto

Cuando era jovencita, tuve muchas oportunidades de realizar bautismos por los muertos en el Templo de San Diego, California y, aunque siempre tuve buenas experiencias, hay un viaje en particular que recuerdo más que otros.

Yo tenía dieciséis años y mi hermana menor acababa de cumplir doce y era su primer viaje para hacer bautismos por los muertos, por lo que cuando terminamos, decidimos caminar alrededor del templo.

Los jardines del templo tienen un par de miradores en un lado, así que fuimos hasta allí. Como el Templo de San Diego está situado junto a una ruta de mucho tránsito, cuando uno se para en un mirador, en realidad lo que se ve es la autopista.

Aquel día, al encontrarme en un plano más elevado, el del templo, obtuve una nueva perspectiva de la vida. Estaba observando el mundo, con automóviles que pasan a toda velocidad, centros comerciales atestados de gente y señales de tránsito cubiertas de graffiti.

Fue entonces que me vino a la mente el siguiente pensamiento: “Tú no quieres formar parte de eso; la vida no se trata de eso”. Siempre me habían enseñado que el propósito de la vida es regresar a vivir con nuestro Padre Celestial y llegar a ser como Él. Sabía que no necesitaba las cosas del mundo para alcanzar esa meta.

Me di vuelta y dirigí la mirada hacia el hermoso templo; me sentí agradecida por el conocimiento del Evangelio y la perspectiva que me había dado. Sabía que, en medio de este mundo caótico y traicionero, había encontrado un plano más elevado donde posicionarme.

Aquel día en el templo le prometí al Padre Celestial que siempre estaría de Su lado y no del lado del mundo. Sin importar con qué nos ataque el mundo, podemos vencerlo si guardamos los convenios que hemos hecho y permanecemos en lugares santos (véase D. y C. 87:8).