2010
Aceptar la invitación
Agosto de 2010


Aceptar la invitación

Imagen
David L. Beck

Una de las actividades más memorables en la que participé como joven fue un gran festival de baile. Estoy seguro de que jamás me habría ofrecido voluntariamente para tal actividad. Sin embargo, tras algo de amable persuasión, acepté la invitación a participar, aunque al principio la idea no me entusiasmaba mucho.

Practicábamos mucho, y el aprendizaje de las danzas se llevaba a cabo lentamente. Estoy agradecido por los dedicados instructores, por la paciente compañera de baile y por mi madre, quien cosió el traje y me alentó a dar lo mejor de mí.

El festival se celebró en un estadio de fútbol americano. Jamás había participado en algo tan grande; cada grupo amenizó a la multitud al interpretar danzas coreografiadas en trajes multicolores. Luego el campo de fútbol americano literalmente se colmó de bailarines cuando interpretamos todos juntos el número final. Resultó ser un espectáculo impresionante.

Disfruté el festival de baile mucho más de lo que había pensado, y me permitió ver la Iglesia de un modo diferente. Vi una vasta cantidad de jóvenes que pasaban un momento maravilloso. Conocí nuevos amigos, cultivé nuevas habilidades y desempeñé una pequeña parte en una gran producción que entretuvo a millares de personas.

Debido a que acepté la invitación para bailar en ese festival —así como otras invitaciones que se me han extendido en la Iglesia— mi vida ha sido bendecida, y he tenido la oportunidad de bendecir a otras personas. Me siento muy privilegiado por haber tenido tantas experiencias maravillosas como miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.