2010
Cómo dar un discurso eficaz
Agosto de 2010


El prestar servicio en la Iglesia

Cómo dar un discurso eficaz

Ser miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días significa algo más que sentarse en la capilla a escuchar lo que digan los demás. El Salvador ha organizado Su Iglesia de manera que nos ofrezca a todos oportunidades de crecer espiritualmente. Una de esas oportunidades es la de tomar la palabra en la Iglesia, que puede ser una experiencia emocionante y espiritualmente satisfactoria.

Para lograr que sus discursos sean fructíferos, los buenos oradores muestran entusiasmo, comparten relatos y experiencias personales, utilizan citas y pasajes de las Escrituras y hablan por el poder del Espíritu Santo.

Muestre entusiasmo

Cuanto más entusiasmo tengamos respecto al Evangelio, los demás percibirán más nuestra vehemencia y desearán experimentar los mismos sentimientos. Por otro lado, si nuestros discursos, especialmente al principio, están llenos de disculpas o de afirmaciones negativas, podemos perder credibilidad, diluir nuestro mensaje y ofender al Espíritu. Los buenos oradores están entusiasmados y ansiosos por compartir su mensaje, es decir, el mensaje del Señor, y de esa manera bendicen a los demás.

Comparta historias y experiencias personales

Cuando compartimos una historia o experiencia personal poderosa, nuestro mensaje puede ejercer una influencia duradera en las personas que nos escuchan. A todos nos encanta escuchar relatos, por eso levantamos la cabeza y prestamos más atención cuando alguien los comparte.

Todos hemos vivido acontecimientos memorables. Sólo hace falta cierta creatividad y energía para que nuestra experiencia les resulte interesante a los demás. Si no se nos ocurre una experiencia personal apropiada, siempre podemos compartir alguna que aparezca en las revistas de la Iglesia.

Al compartir experiencias personales, los buenos oradores:

  • Ensayan de antemano la manera en que las contarán, para evitar tener que leerlas y para poder mantener contacto visual con la congregación.

  • Las relatan de manera breve e interesante.

  • Varían su tono de voz y transmiten sus sentimientos.

  • Aportan detalles descriptivos cuando sea adecuado hacerlo.

  • En ocasiones muestran sentido del humor, pero comprenden que no es necesario incluir un chiste en todos los discursos.

  • Al terminar cada experiencia, explican el principio que ésta ilustra.

Utilice citas y pasajes de las Escrituras

Las palabras del Señor y de Sus siervos enseñan, inspiran, guían y motivan. Si somos capaces de dar vida a sus palabras en nuestros discursos, podemos influir en los demás de manera positiva y profunda.

Al utilizar pasajes de las Escrituras y citas, los buenos oradores:

  • Explican el trasfondo y la historia de los pasajes y citas para que los oyentes comprendan su trascendencia.

  • Se centran solamente en unos pocos pasajes y citas.

  • Recalcan las partes importantes.

Hable por medio del poder del Santo Espíritu

Hablar por el poder del Espíritu Santo es la vía de comunicación más importante, como observó Nefi: “Cuando un hombre habla por el poder del Santo Espíritu, el poder del Espíritu Santo lo lleva al corazón de los hijos de los hombres” (2 Nefi 33:1).

Podemos hacernos merecedores de esa influencia al ayunar, orar y prepararnos diligentemente para nuestros discursos. Si estamos preparados adecuadamente, no tenemos por qué temer (véase D. y C. 38:30).

Al disfrutar de la compañía del Espíritu Santo y mostrar entusiasmo, compartir experiencias, pasajes de las Escrituras y citas, así como agregar nuestro testimonio de las verdades que compartimos, elevaremos e inspiraremos a los demás.

Para mejorar la presentación de su discurso, muestre entusiasmo, mantenga contacto visual y sonría.

IZQUIERDA: ILUSTRACIÓN FOTOGRÁFICA POR CHRISTINA SMITH; DERECHA: ILUSTRACIÓN FOTOGRÁFICA POR JOHN LUKE.