2010–2019
Acudan a Él y las respuestas llegarán
Octubre 2015


Acudan a Él y las respuestas llegarán

Sean obedientes, recuerden las veces que hayan sentido el Espíritu en el pasado y pidan con fe. Su respuesta llegará.

Cuando era adolescente, mis padres se unieron a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Sabíamos que los misioneros habían estado enseñándoles, pero mis padres habían tomado las lecciones misionales a solas.

Tras ese sorprendente anuncio, mis hermanos menores y yo también comenzamos a escuchar a los misioneros, y cada uno de ellos recibió el mensaje de la Restauración con alegría. Aunque yo era curioso, mi corazón no deseaba cambiar; sin embargo, acepté el desafío de orar en cuanto a si el Libro de Mormón era la palabra de Dios, pero no recibí una respuesta.

Se preguntarán por qué nuestro Padre Celestial no contestó esa oración; también yo lo hice. Desde entonces, he aprendido que la promesa de Moroni es precisa. Dios contesta nuestras oraciones acerca de la veracidad del Evangelio, pero Él las contesta cuando pedimos con “un corazón sincero” y “verdadera intención”1. Él no contesta solamente para responder a nuestra curiosidad.

Quizás hay algo en su vida sobre lo cual tengan preguntas. Quizás hay un problema al que no sepan bien cómo responder. Hoy me gustaría compartir algunas ideas que podrían ayudarles a obtener las respuestas o la ayuda que buscan. El proceso comienza al estar convertidos al evangelio de Jesucristo.

El recibir revelación depende de la condición y la intención de nuestro corazón

He pensado en los relatos de varias personas en las Escrituras. Tomemos como ejemplo a Lamán y Lemuel. Al igual que Nefi, “[nacieron] de buenos padres” y recibieron instrucción “en toda la ciencia de [su] padre”2. Aun así murmuraban porque su padre era un hombre visionario. Desde el punto de vista de ellos, sus decisiones desafiaban la lógica, porque no conocían las cosas de Dios y, por lo tanto, no creían3.

Es interesante notar que sus decisiones les permitieron el acceso a experiencias que podían fortalecer la fe. Dejaron su hogar y sus riquezas. Sufrieron en el trayecto por el desierto. Con el tiempo, ayudaron a construir el barco y acordaron viajar a un país desconocido.

Nefi pasó por esas mismas experiencias. ¿Pero edificaron esas acciones la fe de ellos? La fe de Nefi se fortaleció, pero Lamán y Lemuel cada vez estaban más escépticos y enojados. Estos hermanos incluso vieron un ángel, pero, ¡ay, siguieron dudando!4.

La vida terrenal no es fácil para ninguno de nosotros. Nos encontramos en la tierra para ser probados y evaluados. Nuestra reacción ante las experiencias de la vida a menudo influirá, en gran medida, en nuestro testimonio. Piensen en algunas de las reacciones de Lamán y Lemuel. Murmuraron cuando su padre les pidió hacer cosas difíciles5; trataron de obtener las planchas de bronce, pero cuando no tuvieron éxito, se dieron por vencidos; su actitud era: “Lo hemos intentado, ¿qué más podemos hacer”?6.

Hubo una época en que estaban afligidos por hacer el mal y pidieron perdón7. Oraron y fueron perdonados; pero las Escrituras registran que más tarde volvieron a quejarse y se negaron a orar. Fueron a Nefi y dijeron que “no [podían] comprender las palabras que [su] padre [había] hablado”8. Nefi les preguntó si habían “preguntado al Señor”9. Noten su respuesta: “No, porque el Señor no nos da a conocer tales cosas a nosotros”10.

La obediencia continua nos permite recibir respuestas

La respuesta de Nefi a sus hermanos es la clave para recibir respuestas continuas a la oración:

“¿Cómo es que no guardáis los mandamientos del Señor? ¿Cómo es que queréis perecer a causa de la dureza de vuestros corazones?

“¿No recordáis las cosas que el Señor ha dicho: Si no endurecéis vuestros corazones, y me pedís con fe, creyendo que recibiréis, guardando diligentemente mis mandamientos, de seguro os serán manifestadas estas cosas?”11.

Conozco algunos exmisioneros que han tenido experiencias espirituales innegables, pero la falta de ciertos hábitos espirituales parece que les ha hecho olvidar las veces que Dios les ha hablado. A esos exmisioneros y a todos nosotros, si han “sentido el deseo de cantar la canción del amor que redime, quisiera preguntaros: ¿Podéis sentir esto ahora”?12. Si no sienten eso ahora, pueden sentirlo otra vez, pero tengan en cuenta el consejo de Nefi. Sean obedientes, recuerden las veces que hayan sentido el Espíritu en el pasado y pidan con fe. Su respuesta llegará, y sentirán el amor y la paz del Salvador. Puede que no llegue tan rápido ni en la forma en que la deseen recibir, pero la respuesta llegará. ¡No se rindan! ¡Nunca se den por vencidos!

Comparemos a Lamán y Lemuel con los hijos de Mosíah. Ambos grupos de hombres se criaron en familias rectas, sin embargo, ambos se apartaron. Ambos fueron llamados al arrepentimiento por un ángel; pero, ¿qué fue diferente con respecto a la experiencia de los hijos de Mosíah?

Las pruebas fortalecerán nuestra fe

Su éxito misional es inolvidable. Miles se convirtieron a las vías del Señor. Sin embargo, con frecuencia olvidamos que al comenzar su misión, sus “corazones se hallaban desanimados, y [estaban] a punto de regresar… [pero] el Señor [los] consoló”. El Señor les aconsejó “[sufrir] con paciencia [sus] aflicciones”13.

El estudio de las Escrituras nos dice la voluntad de Dios

¿Por qué las pruebas de estos hijos de Mosíah fortalecieron su fe y compromiso en lugar de hacerlos murmurar o dudar? La clave es que “se habían fortalecido en el conocimiento de la verdad; porque eran hombres de sano entendimiento, y habían escudriñado diligentemente las Escrituras para conocer la palabra de Dios”14. Todos enfrentaremos pruebas y tendremos dudas, pero recuerden que debemos estar “asidos constantemente a la barra de hierro”15. “Las palabras de Cristo [nos] dirán todas las cosas que [debemos] hacer”16. Debemos dar al estudio de las Escrituras una parte diaria de nuestra vida, ya que ello abrirá las puertas de la revelación.

La oración, combinada con el ayuno, invita a la revelación

Para los hijos de Mosíah, “esto no es todo; se habían dedicado a mucha oración y ayuno; por tanto, tenían el espíritu de profecía y el espíritu de revelación”17. La oración y el ayuno nos permitirán ser susceptibles a las impresiones espirituales. La comunicación con nuestro Padre Celestial, mientras nos abstenemos de comer y beber con un propósito, nos permite “desatar las ligaduras de la maldad [y] soltar las cargas de opresión”18. La oración, combinada con el ayuno, proveerá para que cuando “[invoquemos]… responderá Jehová” y cuando clamemos, “… dirá Él: Heme aquí”19.

Acudan a Él

Estos hábitos personales religiosos —la obediencia, el estudio de las Escrituras, la oración y el ayuno— fortalecieron a los hijos de Mosíah. La falta de esos mismos hábitos personales religiosos fue una razón importante por la que Lamán y Lemuel quedaron vulnerables a la tentación de murmurar y dudar.

Si ustedes han sido tentados a murmurar, si han tenido dudas que conducen a la incredulidad, si las pruebas parecen más de lo que pueden soportar, acudan a Él. Si alguno de ustedes es uno de los que se ha apartado, o justificado su comportamiento o ha permitido que la duda lo aleje de la verdad, acuda a Él. ¿Recuerdan cuando “habló paz a [su] mente…? ¿Qué mayor testimonio [pueden] tener que de Dios?”20. Pregúntense: “¿Vivo como Cristo ahora tanto como lo hacía antes?”. Por favor, acudan a Él.

Permítanme volver a mi experiencia personal. Con el tiempo, mis deseos llegaron a ser sinceros. Recuerdo cuando el misionero que me estaba enseñando me preguntó si estaba listo para ser bautizado. Le contesté que todavía tenía algunas preguntas. Ese sabio misionero me dijo que él podía contestar mis preguntas, pero que tendría que responder a la suya primero. Él me preguntó si el Libro de Mormón era verdadero y si José Smith era un profeta. Le dije que no lo sabía, pero quería saberlo.

Mis preguntas me llevaron a una fe mayor. Para mí, la respuesta no vino como un evento, sino como un proceso. Me di cuenta de que al “experimentar con [las] palabras” y empezar a “[ejercitar] un poco de fe”, el Libro de Mormón llegó a ser “delicioso para mí” y a “iluminar mi entendimiento” y ciertamente hizo “ensanchar mi alma”. Con el tiempo, tuve esa experiencia que las Escrituras describen como que el pecho se hincha21. En ese momento fue que yo deseé ser bautizado y dedicar mi vida a Jesucristo.

Realmente sé que el Libro de Mormón es la palabra de Dios. Sé que José Smith fue un profeta. Todavía hay cosas que no comprendo, pero mi testimonio de la verdad me acerca más al Salvador y edifica mi fe.

Hermanos y hermanas, recuerden a Nefi y a los hijos de Mosíah, quienes tuvieron experiencias espirituales y después actuaron con fe, lo que hizo que recibieran respuestas y aumentara su fidelidad. Contrasten eso con Lamán y Lemuel, quienes dudaron y murmuraron. A pesar de que a veces actuaron de manera correcta, las obras sin fe están muertas. Debemos tener fe con obras para recibir respuestas.

Espero que al escuchar esta mañana, el Espíritu haya comunicado a su mente y corazón algo que puedan hacer para recibir respuestas a sus preguntas o encontrar una solución inspirada a los problemas que afrontan. Les doy mi solemne testimonio de que Jesús es el Cristo. Acudan a Él y contestará sus oraciones. En el nombre de Jesucristo. Amén.