2023
¿Por qué a mí?
Agosto de 2023


Voces de Miembros

¿Por qué a mí?

En el transcurso de nuestra vida terrenal tendremos muchas pruebas duras y complicadas. Algunas serán de carácter físico, otras espirituales. Los reclamos más frecuentes que solemos hacerle a Dios en estas circunstancias son: ¿por qué a mí? ¿por qué ahora?, siento que no me merezco lo que me pasa, y si no he hecho nada malo, ¿por qué me suceden estas cosas?

Hacer una misión de tiempo completo era una de las cosas que más deseaba hacer. Me había preparado tanto para este momento; y una vez que envié mis papeles, mientras esperaba la asignación, comencé a sentir dolor en los músculos de ambas piernas. No podía caminar mucho; correr era sinónimo de un dolor insoportable. No podía dejar de pensar, ¿Por qué me pasa esto si he sido obediente todos estos años? ¿Por qué ahora y no antes? Esas quejas venían a mi mente cada vez que caminaba, cada vez que intentaba correr o incluso cuando pensaba en mis papeles misionales. Lo que más me molestaba y preocupaba era que no había ninguna razón aparente o visible para el dolor que sentía. Me estaba cuidando mucho para la misión; no tuve ningún accidente o lesión que pudiera haber ocasionado tal problema.

Una tarde, como de costumbre, salí a caminar unos veinte minutos, que era hasta donde mis piernas me lo permitían. En el momento que el dolor empezaba a aparecer entre mis quejas y murmullos, vino a mi mente una voz que decía: “Pedro, ¿Por qué no a ti?”. Enseguida recordé las palabras que Alma dirigió al pueblo de Gedeón, cuando estaba hablando sobre la venida del Salvador a la tierra y de los dolores que Él padecería. Alma dijo: “Y él saldrá, sufriendo dolores, aflicciones y tentaciones de todas clases; y esto para que se cumpla la palabra que dice: Tomará sobre sí los dolores y las enfermedades de su pueblo” (Alma 7:11).

Después tuve el sentimiento de que este padecimiento era algo temporal, y la certeza de que el Señor me ayudaría en este proceso de recuperación. Luego de algunas visitas al médico y varios ejercicios específicos, logré solucionar ese problema. Y fui llamado a servir en la misión Brasil, São Paulo Este. Esta experiencia me ayudó antes y después en la misión, cada vez que me sentía incapaz de hacer cualquier cosa, o que parecía que ya no podía dar un paso más, recordaba todo el sufrimiento que había pasado el Salvador por mí. También me ayudó a poder servir de la mejor manera, ya que sabía que Él estaba conmigo y no me dejaría solo.

Las pruebas siempre van a existir, eso no es negociable. En nosotros está la decisión de cuál será la manera en que afrontamos esas dificultades y en quién nos apoyamos para superarlas. Debemos recordar el porqué de las pruebas, ya que todas ellas tienen la finalidad de acercarnos a nuestro Salvador, llevarnos a disfrutar de las bendiciones de su Expiación y poco a poco llegar a ser semejantes a Él.

Es increíble todo lo que podemos aprender de nuestras pruebas y la paciencia con la que podemos soportarlas, si cambiamos nuestra mentalidad de “¿Por qué a mí?” a, ¿Por qué no a mí? Estoy agradecido por las pruebas que tengo, porque no hay mejor manera de crecer espiritualmente. Si somos lo suficientemente humildes, a través de ellas podremos ser moldeados y poco a poco iremos alcanzando nuestro potencial divino.