2007
El nuevo recluta
Diciembre de 2007


El nuevo recluta

Tomé el libro de recuerdos de mi esposo para leer, una vez más, su relato de cuando encontró la Iglesia hace más de medio siglo:

“En 1951, cuando tenía veinte años, estaba en la academia de sargentos que funcionaba en el castillo de Kronborg, Dinamarca. La noche de Navidad me hallaba de guardia junto al muro de contención que rodea el castillo. En cierto momento me detuve, contemplé las estrellas y sentí que entre el cielo y la tierra había algo más de lo que yo hasta entonces había pensado. En otras palabras, empecé a creer en la existencia de Dios, algo en lo que antes nunca había creído. Mis padres no eran en absoluto religiosos y sólo frecuentaban una iglesia para asistir a bautismos, confirmaciones, bodas y funerales.

“Meses después, cuando llegué a sargento, me asignaron mi propio escuadrón: cuarenta y cuatro reclutas nuevos, o, para ser más exacto, cuarenta y tres más uno. Ese uno era totalmente diferente de los demás, y cuando le pregunté qué era lo que lo hacía tan distinto, me dijo que por la noche me lo diría en mi barraca.

“Allí, en cinco noches consecutivas, me habló de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. El sexto día, un domingo, asistí a la Iglesia. Y con eso comencé una nueva vida.

“La Iglesia me absorbió por completo. Poco a poco, fui conociendo a los miembros y me di cuenta de que mi recluta no era tan diferente del resto de ellos.

“Me convencí de que la Iglesia era verdadera, que era la Iglesia del Señor, y me bauticé. Un día verdaderamente magnífico”.

Estoy agradecida de que mi esposo, Orla, que murió en 1998, haya incluido ese relato en la historia de su vida. Aquella Navidad de hace tanto tiempo, en que sintió que Dios en verdad existe, y sus conversaciones con el nuevo recluta, dieron como resultado que nos conociéramos, nos selláramos en el templo y tuviéramos cinco hijos, que han traído ahora a nuestra familia nietos y bisnietos. Tuvimos en la Iglesia una vida abundante y muchas bendiciones. Doy las gracias por aquella noche de Navidad de tantos años atrás y por aquel recluta nuevo de Dinamarca.