2025
¿Qué significa enseñar por el Espíritu?
Para la Fortaleza de la Juventud, agosto de 2025


Solo para la versión digital: Respuestas de un Apóstol

¿Qué significa enseñar por el Espíritu?

Podemos enseñar de tal manera que las personas quieran hacer las cosas que permitirán sentir el Espíritu Santo a lo largo de su vida.

Tomado de un discurso pronunciado en un seminario para nuevos presidentes de misión el 20 de junio de 1996.

misioneros

Hace años, mi amada Kathleen y yo tuvimos la bendición de estar en una reunión en la que dos misioneros jóvenes enseñaban a un hombre en la casa de un vecino. Mientras le enseñaban, preguntaron al hombre qué estaba sintiendo. Casi ni tuvieron que hacerlo, pues sabían que todos los presentes en la sala sentían el poder del Espíritu Santo.

El líder misional del barrio pidió al hombre que fijara una fecha de bautismo, pero él se resistía un poco, así que algunos de nosotros tratamos de ayudarlo. Hablamos de lo que podría significar tener la compañía del Espíritu Santo. Nos preguntó qué era, y le dijimos que es tenerlo como compañero constante.

Supongo que debido a que era ingeniero, quería saber lo que significaba “constante”. Preguntó: “Entonces se siente esto todo el tiempo?”. Y mi amada, bendita sea, dijo: “No. La vida es la vida, y hay momentos en los que nos sentimos así, pero no siempre”. A él le gustó eso, pues sabía que era sincero.

Quedó claro que la razón por la que se resistía a fijar la fecha bautismal era porque el Espíritu Santo le había indicado lo que aquello en verdad significaba, y no estaba seguro de poder asumir un compromiso tan grande. Lo persuadimos a mostrar al Señor que tenía fe.

Su vecino lo bautizó y yo le conferí el don del Espíritu Santo.

Mi objetivo al enseñar por el Espíritu

Cuando enseño, no pienso en lo que puedo hacer para sentir el Espíritu, ni siquiera en lo que otras personas pueden hacer para sentir el Espíritu. Mi objetivo es que las personas lo sientan y lo deseen tanto que lo procuren una y otra vez, y que el Espíritu les enseñe durante toda la vida.

No se trata solo de que yo les enseñe a ustedes o incluso les haga sentir que pueden tener el Santo Espíritu en estos momentos, ni es tan solo una emoción. Se trata de una experiencia con el Espíritu Santo. Entonces quiero que hagan las cosas que les permitan tener esa experiencia a lo largo de su vida.

Sabía que si mi amigo ingeniero continuaba haciendo lo que estaba haciendo, se le añadiría luz sobre luz. No es un momento, ni se trata solo de ayudarlo a establecerse en la Iglesia; es para siempre.

Es un proceso, no un suceso

Esto es un proceso, no un suceso ni un sentimiento repentino. Cuando el Espíritu Santo testifica a una persona de la verdad del Evangelio, eso conduce a la obediencia. Y la obediencia conduce a la conversión, al potente cambio, todo lo cual son funciones del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo testifica particularmente del Padre y del Hijo, Jesucristo, y del plan que Ellos tienen para nosotros. Cuando ese testimonio llega, conduce al deseo de alinearse con Su voluntad. Y cuando una persona se alinea con Su voluntad y es obediente, entonces, gracias al poder de la Expiación de Jesucristo, el Espíritu Santo lleva a cabo otra función: es un purificador y santificador.

Mi objetivo es que sean impulsados a querer hacer algo para ser obedientes, porque sé que conforme lo hagan, la Expiación de Jesucristo obrará en sus vidas y descubrirán que ocurre el potente cambio y llegarán a ser la persona que quieren ser.

Háganlo con sencillez

Al enseñar y testificar, háganlo con sencillez. El Espíritu Santo no necesita mucha ayuda, de lenguaje florido ni tampoco de relatos conmovedores. Omití algunas de las partes más conmovedoras de mi experiencia misional a propósito, porque no quería engalanarlo demasiado. No quería tan solo apelar a su sensibilidad, solamente quería decirles la verdad de la mejor manera que pudiera. A eso me refiero con “Háganlo con sencillez”.

El Espíritu Santo testifica de la verdad. Así que, si dicen la verdad de manera clara y sencilla, lo más probable es que el Espíritu Santo pueda testificar al corazón de la persona a la que le estén hablando. Ahora bien, hay ciertas cosas que hacen que sea más probable que Él testifique. Así que concluiré de esa manera.

Mi testimonio

Conozco a Dios el Padre. Lo conozco y lo amo desde que era un niño pequeño, y sé que Él me ama a mí y que los ama a ustedes.

Sé que Jesús es el Cristo porque he sentido que el poder de la Expiación ha limpiado mi vida.

Sé que el Espíritu Santo puede ser nuestro compañero porque ha sido mi compañero. Sé que a veces podemos sentir un ardor en el pecho, que es tan real como cualquier sensación física que puedan tener vez alguna. En otras ocasiones, he visto que vinieron a mí ideas, sentimientos, inspiraciones, advertencias. Sé que el Espíritu Santo es real y me habla, y está tratando de hablarles a ustedes.

Sé que conforme obedezcamos esas impresiones, el potente cambio es posible en ustedes y en mí; en toda persona, pues Jesús, el Cristo, pagó por los pecados de cada persona que conocerán, y las ama y ha preparado la vía. Si ellas pueden tan solo conocer la verdad y obedecer, pueden tener “la paz en est[e] [vida], y la vida eterna en el mundo venidero” (Doctrina y Convenios 59:23). Ofrézcanle eso a los hijos de nuestro Padre Celestial.