Conéctate
Aia O.
13 años, Ølstykke, Dinamarca
Fotografía por Ashlee Larsen
A veces me cuesta estar con otras personas, pero mi padre me ha ayudado a orar al respecto. Orar me ha ayudado a decir “Voy a intentarlo” en lugar de evitar ciertas situaciones como hacía antes.
La oración también me ha ayudado en otras ocasiones. Acabo de tomar mis exámenes anuales, y cada vez que tenía problemas con una pregunta le pedía ayuda a Dios.
En otra ocasión me pidieron que diera un discurso en la reunión sacramental. Pensé: “¿No podré hacer algo más que ponerme de pie y leer mi discurso?”. Decidí preguntarle a Dios cómo podía dar un discurso que ayudara a las personas. Estaba nerviosa y no lo hice perfectamente, pero fue genial que Él me ayudara a descubrir cómo dar un mejor discurso.
La oración personal es algo en lo que puedes sentirte a salvo. No hay otras personas que vayan a venir y juzgarte, o a decirte: “Lo dijiste mal”. Cuando oro, solo somos Dios y yo.