Para la Fortaleza de la Juventud
La ayuda de Jesucristo: El porqué y el cómo
Para la Fortaleza de la Juventud, abril de 2025


La ayuda de Jesucristo: El porqué y el cómo

Comprende por qué Jesucristo es la respuesta y cómo te ayuda.

Jesucristo

Ilustración por Dan Wilson

“Siento que sigo fallando; es difícil seguir intentándolo”.

“Mi situación es difícil y no estoy seguro de cómo seguir adelante”.

“Me preocupa el futuro. No sé si tengo las cualidades necesarias para tener éxito”.

“Estoy exhausto, pero aún queda mucho por hacer”.

¿Te identificas con alguno de estos problemas? El presidente Russell M. Nelson ha enseñado: “Sean cuales sean las preguntas o los problemas que tengan, la respuesta siempre se halla en la vida y las enseñanzas de Jesucristo” (“La respuesta siempre es Jesucristo”, Conferencia General de abril de 2023 [Liahona, mayo de 2023, pág. 127]).

Es fácil decir: “Jesucristo es la respuesta”. Se requiere un poco más de esfuerzo para entender por qué y cómo es la respuesta.

¿Por qué es Cristo la respuesta?

Cuando efectuó Su sacrificio expiatorio, el Salvador hizo tres cosas importantes:

  1. Venció la muerte, lo que nos permite resucitar.

  2. Pagó el precio de todos los pecados, lo que hace posible que nos arrepintamos, progresemos y regresemos a Dios. Esto también nos ayuda a perdonar a los demás cuando pecan, porque Cristo tomó sobre Sí sus pecados.

  3. Sufrió nuestros dolores, aflicciones, tentaciones, enfermedades y debilidades (véase Alma 7:11–13). Esto significa que sabe exactamente cómo ayudarte y sanarte, y puede fortalecerte para que soportes las pruebas y te esfuerces por llegar a ser mejor.

Escoge cualquier problema y puedes relacionar la solución con una o más de esas tres verdades.

¿Pobreza? Gracias a que Jesucristo experimentó todas las cosas, Él sabe exactamente cómo es. Él no siempre elimina el obstáculo, pero puede fortalecer a las personas que llevan esa carga (véase Mosíah 24:15).

¿Fracaso? Debido a que Cristo venció el pecado, nuestros fracasos no tienen por qué ser permanentes. El arrepentimiento incluye mejorar y llegar a convertirnos en la persona que Él sabe que podemos ser.

¿Enfermedad? Debido a que Él venció la muerte, resucitaremos con un cuerpo perfecto inmune a las enfermedades y al dolor. Cristo también “tom[ó] sobre sí […] las enfermedades” (Alma 7:11), lo que lo convierte en la persona perfecta para brindar consuelo y apoyo.

¿Cómo ayuda Cristo?

Incluso si sabemos por qué el Salvador es la respuesta (debido a quién es Él y lo que ha hecho por nosotros), aún necesitamos saber cómo obtener ayuda y fortaleza de Él. Estas son algunas maneras:

La oración. Al orar en el nombre de Jesucristo, las personas imperfectas como nosotros podemos hablar con un Dios perfecto. Podemos orar para pedir la fortaleza que necesitamos en cualquier situación, y Dios nos responderá, no siempre de la manera que queremos o esperamos, sino de una manera que nos bendiga. La invitación del Salvador es real: “Pedid y recibiréis” (Juan 16:24; 3 Nefi 27:29; Doctrina y Convenios 4:7).

El don del Espíritu Santo. El Padre Celestial, Jesucristo y el Espíritu Santo están unidos en propósito. ¡Trabajan en conjunto! Cada vez que sientas la guía o el consuelo del Espíritu Santo puedes interpretar que Cristo también te está ayudando.

Guardar los convenios. El élder Dale G. Renlund, del Cuórum de los Doce Apóstoles, ha enseñado: “La expresión senda de los convenios se refiere a una serie de convenios mediante los cuales venimos a Cristo y nos conectamos con Él. A través de ese vínculo por convenio, tenemos acceso a Su poder eterno” (Conferencia General de abril de 2023 [Liahona, mayo de 2023, pág. 36]).

La gracia. Cuando ejercemos fe en Jesucristo y nos arrepentimos, podemos recibir ayuda y fortaleza adicionales (que también se denomina gracia) para lograr cosas que no podríamos lograr por nosotros mismos (véase Guía para el Estudio de las Escrituras, “Gracia”). Esa fortaleza, o gracia, se recibe de muchas maneras: por medio del Espíritu Santo, de un amigo, de un desconocido o de un sentimiento. Básicamente, todo lo bueno viene de Cristo (véase Moroni 7:22). Cuando descubras que tienes un poco más de paciencia, un poco más de energía, un poco más de fuerza para perseverar, reconoce que Cristo te está ayudando.

Recuerda por qué y cómo

Así que, la próxima vez que necesites la respuesta a una pregunta o un problema, acude a Cristo. Recuerda que, gracias a Su victoria sobre el pecado, la muerte y todos los demás desafíos de la vida terrenal, nada es imposible. Busca las maneras en que Él puede bendecirte y verás Su influencia en tu vida. ¡Él te ama profundamente!