El jardín, la cruz y el sepulcro
Podemos aprender de los lugares donde el Salvador sufrió por nosotros y del lugar donde Su triunfo se dio a conocer por primera vez.
Ilustraciones por Brian Call
Cuando Jesucristo se reunió con Sus apóstoles en el aposento alto en Jerusalén, conmemoró acontecimientos que ocurrieron mucho antes y habló de acontecimientos que pronto ocurrirían.
Observó la Pascua judía, la celebración de la salvación de los antiguos israelitas del ángel destructor y de su liberación de la servidumbre en Egipto. Jesús también mandó a Sus discípulos que comieran pan y bebieran vino para recordar el sacrificio que estaba a punto de llevar a cabo. Ese sacrificio sería el que todos los sacrificios y ordenanzas anteriores (incluida la Pascua judía) pretendían simbolizar (véanse Alma 34:14; Moisés 5:6–8).
Ilustración por Mike Hall
En las horas posteriores a Sus experiencias en el aposento alto, Jesucristo estuvo en algunos lugares importantes, entre ellos un jardín, una cruz y un sepulcro. Al observar lo que sucedió en cada uno de esos lugares sagrados, puedes aprender sobre el vasto alcance del sacrificio expiatorio del Salvador, así como su significado muy personal para ti.
El jardín
¿Qué cosas importantes ocurrieron allí?
En el Jardín de Getsemaní comenzó el sufrimiento del Salvador por nosotros.
Esa noche, el Salvador fue al jardín con once de Sus apóstoles. Se apartó para orar y llevó a Pedro, Santiago y Juan con Él.
Comenzó a sentir un pesar y una angustia intensos (véase Marcos 14:33–34). Él oró: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). Un ángel vino a fortalecerlo (véase Lucas 22:43). Al orar, sudó “grandes gotas de sangre” (Lucas 22:44; véase también Mosíah 3:7) “por cada poro” (Doctrina y Convenios 19:18).
El Salvador sufrió “tentaciones, y dolor en el cuerpo, hambre, sed y fatiga, aún más de lo que el hombre puede sufrir sin morir” (Mosíah 3:7). También sufrió “aflicciones”, “enfermedades” y “debilidades” de toda clase (Alma 7:11–12). Sufrió “tanto en el cuerpo como en el espíritu” (Doctrina y Convenios 19:18).
Cuando este intenso sufrimiento aparentemente había pasado, Judas llegó al jardín con oficiales judíos y un grupo de soldados y traicionó al Salvador. Jesucristo fue arrestado y llevado para sufrir humillación y tortura.
¿Qué significa esto para ti?
El Salvador “padeci[ó] estas cosas por todos, para que no padezcan, si se arrepienten” (Doctrina y Convenios 19:16; cursiva agregada). Gracias a Jesucristo, puedes arrepentirte y quedar libre del tormento del pecado.
Además, Jesucristo sufrió todas estas cosas “para que sus entrañas sean llenas de misericordia, según la carne, a fin de que según la carne sepa cómo socorrer a los de su pueblo, de acuerdo con las debilidades de ellos” (Alma 7:12). Jesucristo sabe cómo te sientes. Él puede ayudarte en todas las circunstancias de tu vida, con cualquier cosa que sufras, con cada debilidad.
La cruz
¿Qué cosas importantes ocurrieron allí?
En la cruz, el sufrimiento del Salvador por nosotros continuó y terminó. Lo más importante es que allí padeció la muerte.
Después de haber sido azotado y humillado por los soldados romanos, Jesucristo fue conducido al Gólgota con Su cruz. Lo clavaron en la cruz y lo levantaron para que colgara allí durante varias horas.
Se burlaron de Él de varias maneras: colocaron arriba de Él un letrero que decía que era el rey de los judíos; le dijeron que se salvara a Sí mismo; y, cuando tuvo sed, le ofrecieron vinagre para beber.
En la cruz exclamó: “¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46; véase Salmo 22:1). Luego clamó en voz alta: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lucas 23:46). “¡Consumado es!” (Juan 19:30).
Él entregó el espíritu (es decir, Su espíritu dejó Su cuerpo mortal), lo que puso fin a Su vida terrenal. La tierra se estremeció. Luego, un soldado romano atravesó Su costado con una lanza, después de lo cual bajaron el cuerpo de Jesús de la cruz.
¿Qué significa esto para ti?
Las personas “lo azotan, y él lo soporta; lo hieren y él lo soporta. Sí, escupen sobre él, y él lo soporta, por motivo de su amorosa bondad y su longanimidad para con los hijos de los hombres” (1 Nefi 19:9). El Salvador sufrió porque te ama.
Jesucristo “fue levantado sobre la cruz y muerto por los pecados del mundo” (1 Nefi 11:33).
Él enseñó: “Mi Padre me envió para que fuese levantado sobre la cruz; y que después de ser levantado sobre la cruz, pudiese atraer a mí mismo a todos los hombres” (3 Nefi 27:14). Jesucristo, quien fue levantado en la cruz, te atrae a Él para que puedas vencer la muerte y el pecado.
El sepulcro
¿Qué cosas importantes ocurrieron allí?
El sepulcro vacío proclamó la victoria del Salvador sobre la muerte y el Salvador resucitado se mostró por primera vez a alguien en ese lugar.
El cuerpo de Jesucristo fue llevado al sepulcro, y fue envuelto, colocado y encerrado allí. Había guardias en el sepulcro para asegurar que Sus seguidores no se llevaran el cuerpo y afirmaran que Él se había levantado de entre los muertos.
En la mañana del tercer día después de Su sepultura, algunas mujeres fueron al sepulcro para preparar el cuerpo. Cuando llegaron, se había quitado la piedra de la entrada y el sepulcro estaba vacío. Un ángel dijo: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?” (Lucas 24:5). “No está aquí, porque ha resucitado, así como dijo” (Mateo 28:6). Jesucristo dio Su vida, pero debido a que Él era el Hijo Unigénito de Dios, con poder divino, se levantó de nuevo.
En el jardín que estaba fuera del sepulcro, el Señor resucitado se apareció primero a María Magdalena, quien había estado llorando. Él le dijo: “Ve a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios” (Juan 20:17).
¿Qué significa esto para ti?
“La muerte de Cristo desatará las ligaduras de esta muerte temporal, de modo que todos se levantarán de esta muerte” (Alma 11:42; cursiva agregada). La Resurrección de Jesucristo te permite resucitar.
“Espíritu y elemento, inseparablemente unidos, reciben una plenitud de gozo” (Doctrina y Convenios 93:33). Mediante Su Resurrección, Jesucristo hizo posible que experimentemos un gozo que no podemos experimentar de otra manera.
Recuérdalo
Cuando pienses en el jardín, la cruz y el sepulcro, recuerda al Salvador, Su amor y Su poder. Recuerda que Él vino a la tierra para llegar a ser mortal como tú. Recuerda que sufrió más de lo que cualquier otra persona podría sufrir, y lo hizo por ti. Recuerda que Él fue levantado en humillación y angustia para poder levantarte en gloria por medio de la resurrección. Y recuerda que un sepulcro vacío era una señal de nuestra esperanza de recibir una plenitud de gozo. Recuérdalo a Él.