2022
Permanezcan en el bote salvavidas
Abril de 2022


“Permanezcan en el bote salvavidas”, Para la Fortaleza de la Juventud, abril de 2022.

Permanezcan en el bote salvavidas

Cuando el mundo se inclina, como lo hizo el Titanic, algunas personas comienzan a buscar un bote salvavidas. Jesucristo y Su Iglesia son ese bote.

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un niño nadando hacia un bote salvavidas, con un barco que se hunde en el fondo

Ilustraciones por Melissa Manwill

“Este es un momento pésimo para ser joven”, me dijo un adolescente. “Parece que el mundo se está desmoronando”.

“Definitivamente hemos enfrentado algunos desafíos”, le respondí. “Pero plantéatelo así: el mundo es el Titanic ¡y la Iglesia es el bote salvavidas! ¡En realidad es un gran momento para ser joven! Estás en el bote salvavidas: el lugar perfecto para tender una mano y ayudar a los demás”.

Cuando el Titanic zarpó en su viaje inaugural en 1912, la gente decía que era un barco que no podía hundirse. Sin embargo, cuando chocó contra un iceberg en el Atlántico Norte, comenzó a hundirse. El capitán les dijo a todos que subieran a los botes salvavidas, pero aquellas personas estaban convencidas de que estaban en un barco insumergible. La mayoría de los pasajeros no vieron la necesidad de subirse a un bote salvavidas, hasta que el Titanic se inclinó peligrosamente hacia un lado. Entonces todos quisieron subirse a un bote salvavidas1.

Pero para entonces ya era demasiado tarde.

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una joven con una mascarilla

En 2019, algunas personas proclamaron: “Nada puede detener la economía mundial. Las tasas de desempleo en el mundo son las más bajas de la historia”. Entonces llegó un virus que ni siquiera podemos ver, que puso al mundo patas arriba. No solo enfermaron millones de personas y murieron multitudes, sino que muchas otras perdieron sus empleos y el miedo se sentía en todas partes. Durante la pandemia, muchas personas se dieron cuenta de la manera en que Jesucristo y Su Iglesia son un bote salvavidas.

Creer en Dios

Un reciente estudio internacional indicó que hay más jóvenes que nunca que se declaran ateos. Esas personas piensan que creer en Dios no marca una diferencia en lo que respecta a ser una persona buena, moral y ética2.

Este es el desafío: Dios nos ha dado la libertad para creer o no creer en Él, pero no es correcto decir que eso no marca una diferencia. Nuestra creencia en Dios afecta cómo nos vemos a nosotros mismos y cómo vemos y tratamos a los demás. Los estudios reflejan que, en épocas de dificultades y crisis, los creyentes salen adelante mucho mejor que los incrédulos3.

Apreciar la religión organizada

Muchos creen en Dios, pero no en la religión organizada. Dicen: “Soy espiritual, pero no religioso”. El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó que la espiritualidad podría ser todo lo que necesitáramos si viviéramos solos en la cima de una montaña, pero vivimos en familias, comunidades y sociedades4. Es fácil sentarse solo en la cima de una montaña y decir: “Amo a todos”. Sin nadie más alrededor, uno nunca tiene que poner en práctica esa creencia espiritual. Necesitamos las normas y los valores de la religión para que nos ayuden a llevar ideales como “amar a todos” a la realidad del momento en el que nos resulta difícil amar a alguien. Eso es lo que la Iglesia de Jesucristo nos ayuda a hacer.

Algunas personas dicen que no ven la necesidad de la religión organizada y, sin embargo, exigen escuelas, ciudades, tiendas y hospitales organizados. Ven el beneficio de acudir a un hospital donde el trabajo y los trabajadores están organizados, y donde hay reglas y expectativas para todos. En una Iglesia organizada vemos ese mismo beneficio.

Ayudar a otras personas a encontrar el bote salvavidas

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Jesucristo abrazando a una niña

Cuando el mundo se inclina, como lo hizo el Titanic, algunas personas comienzan a buscar un bote salvavidas. Jesucristo y Su Iglesia son ese bote. ¡Este es un gran momento para ser joven, porque pueden marcar la diferencia! Están en una posición maravillosa para ayudar a los demás a encontrar lo que se están perdiendo antes de que sea demasiado tarde. No regresen al Titanic. Permanezcan en el bote salvavidas, donde pueden encontrar seguridad, fortaleza y la oportunidad de ayudar a otras personas a unirse a ustedes.

Notas

  1. Véase Susan Wels, Titanic: Legacy of the World’s Greatest Ocean Liner, 1997.

  2. Véase Christine Tamir y otros, “The Global God Divide”, Pew Research Center, 20 de julio de 2020, pewresearch.org.

  3. Véase Jacqueline Ruth Mickley y otros, “God and the Search for Meaning among Hospice Caregivers”, Hospice Journal, tomo XIII, nro. 4, 1998, págs. 1–17, doi.org.

  4. Véase Jeffrey R. Holland, “Religion: Bound by Loving Ties”, devocional de la Universidad Brigham Young, 16 de agosto de 2016, pág. 2, speeches.byu.edu.