“El cambio de corazón de Farid”, Para la Fortaleza de la Juventud, abril de 2022.
El cambio de corazón de Farid
Todo comenzó con una simple invitación en un mensaje de texto.
Cuando Farid tenía catorce años, pensaba que sabía lo que quería en su vida, y la religión no formaba parte de ella. Le dijo a su familia que no quería asistir a ninguna iglesia.
Vivía una vida plena en la hermosa ciudad de San Pedro Sula, Honduras. Sus actividades favoritas eran la música, el baile, el fútbol, el voleibol, la natación y el senderismo. Pasaba la mayor parte del tiempo leyendo libros de filosofía y con sus amigos. Farid estaba esforzándose por llegar a estudiar Medicina y solo quería disfrutar de la vida.
Farid dijo que era un joven egoísta de catorce años que solo pensaba en sí mismo. “No me importaban mi familia ni sus necesidades”, dice; “peleaba mucho con mi primo”.
Entonces, un domingo, la vida de Farid dio un giro inesperado. Mientras estaba aburrido en casa, su amigo Isaías le mandó un mensaje de texto y le preguntó si quería ir a su Iglesia con él. Esa fue la primera vez que Farid visitó La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Luego, Isaías lo invitó a asistir a Seminario y le gustó mucho.
“Sentí algo en mi alma que me dijo que estaba en el lugar correcto, con las personas correctas y en la Iglesia correcta”, dice Farid.
Poco después de asistir a Seminario por primera vez, se unió a la Iglesia. Y poco después de aquello, comenzó a notar algunos cambios inesperados en sí mismo.
Del egoísmo al altruismo
Farid dice: “Pasé de ser un joven inmaduro de catorce años que solo quería ser rebelde a un joven con perspectivas eternas. Mi familia también se dio cuenta”.
Farid dejó de pelear con su primo y, por el contrario, ahora trata de encontrar maneras de servirle, tales como prepararle el almuerzo, limpiar su habitación o preguntarle si necesita ayuda. Pero a pesar de los cambios positivos en la vida de Farid, algunos de sus familiares se molestaron cuando se unió a la Iglesia.
“Nunca permito que sus comentarios cambien mi opinión sobre la Iglesia”, dice Farid. “Me siento agradecido de que mi fe nunca se detuvo. En vez de ello, creció cada vez más. Ahora mi familia acepta mis creencias porque han visto mi ejemplo y cómo he cambiado”.
También ha habido otros grandes cambios en la familia de Farid. Su mamá ahora está tomando las lecciones de los misioneros ¡y quiere bautizarse!
“El Padre Celestial nos promete que, si nos esforzamos, recibiremos bendiciones”, dice Farid, “pero Él lo hace a Su tiempo. Han tenido que pasar casi cuatro años para que un miembro de mi familia quiera bautizarse. No ha sido fácil para mí. He sido tentado a pensar que la Iglesia es falsa. Pero cuando le he preguntado al Padre Celestial acerca de la veracidad de la Iglesia, he recibido mi testimonio, el cual me mantiene fuerte”.
Familias eternas
Farid dice que la mayor bendición que ha recibido desde que se unió a la Iglesia es el conocimiento de que las familias pueden estar juntas para siempre. Un año después de que Farid se uniera a la Iglesia, su abuelo falleció. “Lo amaba mucho”, dice Farid. “Él era uno de mis mayores ejemplos. Me sentía muy inseguro en cuanto a dónde iría él en la vida venidera”.
Uno de sus amigos de la Iglesia habló con él sobre el Plan de Salvación y cómo podía hacer la obra del templo por su abuelo. Farid comenzó a trabajar en su historia familiar, fue al templo y se bautizó por su abuelo.
“Tengo fe en que cuando muera y pase por el velo, él me estará esperando”, dice Farid. “La obra del Señor no termina en esta vida. Ahora sé que si mis abuelos o padres fallecen, tendremos la oportunidad de volver a vernos en la vida venidera. Seremos una familia eterna”.
Perseverar hasta el fin
Muchos jóvenes de Honduras afrontan los desafíos de estar rodeados de drogas y de la actividad de pandillas callejeras. Farid encuentra fortaleza al pensar en las bendiciones que se reciben al guardar los mandamientos de Dios. El centrarse en esas bendiciones lo ayuda a perseverar.
“En Seminario aprendí a verlo todo en la vida con una perspectiva eterna”, dice. “Eso me ha cambiado la vida. Ahora pienso en los beneficios que me brindará servir en una misión de tiempo completo. Sé que si me mantengo digno, recibiré muchas bendiciones. Pienso en mis futuros hijos, ellos podrán saber que su papá fue misionero y, cuando los invite a servir a una misión, podrán apoyarse en mi ejemplo”.
Farid también desea que otros jóvenes perseveren en su fe y quiere decirles esto:
“Sigan intentándolo y pidan al Padre Celestial que los llene de fe y fortaleza para nunca darse por vencidos. No se guarden su testimonio para ustedes; compártanlo siempre con alguien: un amigo, un vecino, un primo —quienquiera que sea— y verán que otras personas empiezan a interesarse en la Iglesia. Eso es lo que me sucedió a mí. El Padre Celestial trabaja de manera diferente con cada uno de nosotros. No se den nunca por vencidos. Perseveren hasta el fin y el Padre Celestial les dará su recompensa en Su debido tiempo”.