Ayudas para las Escrituras
Génesis 5; Moisés 6


“Génesis 5; Moisés 6”, Ayudas para las Escrituras: Antiguo Testamento, 2025

Ayudas para las Escrituras

Génesis 5; Moisés 6

La posteridad de Adán llevó un registro de sus revelaciones y genealogía. Muchos de los descendientes de Adán se volvieron inicuos. El Señor llamó a Enoc para que se convirtiera en profeta y predicara el arrepentimiento. Enoc no tenía confianza en sus habilidades, pero el Señor prometió ayudarlo. Enoc llegó a ser un poderoso profeta en la tierra. Enseñó al pueblo por qué necesitaban un Salvador y cómo podían venir a Él. Explicó que, después de que Adán aprendió acerca del Plan de Salvación, fue bautizado y experimentó un renacimiento espiritual.

Recursos

Nota: La cita de una fuente no publicada por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no implica que dicha cita ni su autor cuenten con el respaldo de la Iglesia ni que representen la posición oficial de esta.

Antecedentes y contexto

Moisés 6:7

¿Cuánto tiempo ha estado el sacerdocio sobre la tierra?

El sacerdocio “es sin principio de días ni fin de años”. El sacerdocio, y sus ordenanzas, estaban al alcance de Adán, Eva y su posteridad justa. El profeta José Smith enseñó: “El sacerdocio se dio primeramente a Adán; él recibió la Primera Presidencia y tuvo las llaves de ella de generación en generación. La recibió en la Creación, antes de que se formara el mundo […]. El sacerdocio es un principio sempiterno, y existió con Dios desde la eternidad y existirá por la eternidad, sin principio de días ni fin de años”.

Génesis 5:3–32; Moisés 6:10–24

¿Los patriarcas de la antigüedad vivieron realmente cientos de años?

En la Biblia se registra que Adán y algunos de sus descendientes vivieron vidas extremadamente largas. En las Escrituras no se explica con claridad la razón de esa larga expectativa de vida. Después del relato del Diluvio se registra que las edades de los personajes principales disminuyeron durante varias generaciones, hasta que se acercaron a la expectativa de vida que conocemos hoy en día. Estas vidas prolongadas también están registradas en Doctrina y Convenios 107:41–52. Cuando José Smith dictó su nueva traducción de la Biblia, cambió algunas edades de los patriarcas, pero conservó sus vidas inusualmente largas.

Génesis 5:19–24; Moisés 6:26

¿Qué nos enseña José Smith sobre el ministerio de Enoc?

El ministerio de Enoc fue mucho más significativo de lo que se describe en la Biblia. En Génesis 5 aprendemos que “caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque lo llevó Dios”. En el libro de Hebreos se aclara que Enoc fue trasladado y Judas registra una breve profecía que hizo Enoc.

Mientras el profeta José Smith trabajaba en su traducción inspirada de la Biblia, el Señor le reveló muchos detalles importantes sobre Enoc. Esos detalles, registrados en Moisés 6–7, incluyen el llamamiento de Enoc para convertirse en profeta, su predicación, la ciudad de Sion que estableció y sus visiones, profecías y enseñanzas inspiradas.

Moisés 6:34, 39

¿Qué significa “[permanecer] en” Dios y “anda[r] con” Él?

Después de que Enoc expresara su preocupación por su capacidad para hacer lo que Dios le pedía, el Señor lo invitó a “[permanecer] en” Él y a “anda[r] con” Él. El élder David A. Bednar describió el significado de esas dos invitaciones:

“La palabra permanecer significa mantenerse fijo o estable y perdurar sin ceder. El élder Jeffrey R. Holland explicó que ‘permanecer’, como acción, significa ‘quedarse, pero quedarse para siempre. Tal es el llamado del mensaje del Evangelio para [todos en el] mundo. Vengan, pero vengan para quedarse; vengan con convicción y perseverancia; vengan y quédense permanentemente, por el bien de ustedes mismos y por el bien de todas las generaciones que les seguirán’. Así que permanecemos en Cristo cuando somos firmes e inmutables en nuestra devoción al Redentor y Sus santos propósitos, en los buenos momentos y en los malos […].

“Siempre debemos recordar la instrucción del Señor a Enoc: ‘tú permanecerás en mí, y yo en ti’ [Moisés 6:34]. Y testifico que la promesa del Salvador de permanecer en nosotros es verdadera y que está al alcance de todo miembro de Su Iglesia restaurada que guarde sus convenios […].

El andar en el Salvador y con Él pone de relieve dos aspectos vitales del discipulado: (1) obedecer los mandamientos de Dios y (2) recordar y honrar los convenios sagrados que nos conectan al Padre y al Hijo”.

Moisés 6:35–36

¿Qué le sucedió a Enoc después de que se untó los ojos con barro?

Después de seguir las instrucciones del Señor de untarse los ojos con barro, Enoc pudo contemplar “cosas que el ojo natural no percibe”. El Señor había bendecido a Enoc con el don de la videncia. Un vidente es “una persona autorizada por Dios para ver con los ojos espirituales las cosas que Dios ha escondido del mundo; un revelador y un profeta”.

Como vidente, Enoc vio “todas las cosas, aun hasta el fin del mundo”. En la Iglesia en la actualidad, la Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce Apóstoles son sostenidos como profetas, videntes y reveladores.

Enoc habla con el Señor

A Seer Hath the Lord Raised Up [El Señor ha levantado un vidente], por Eva Timothy

Moisés 6:50–62

¿Cómo nos afecta la Caída?

Enoc enseñó que Adán le preguntó a Dios por qué todas las personas debían arrepentirse y bautizarse. Como respuesta, Dios enseñó a Adán verdades importantes que aclararon cómo afectaría la Caída a la posteridad de Adán y Eva.

Primero, Dios dejó en claro no solo que Adán y Eva fueron perdonados por su transgresión en el Jardín de Edén, sino que las consecuencias de sus pecados no se transmitirían a sus hijos. El profeta José Smith reiteró esta verdad cuando enseñó: “Creemos que los hombres serán castigados por sus propios pecados, y no por la transgresión de Adán”.

Dios también enseñó a Adán que su posteridad sería “conc[ebida] […] en pecado” (o “nace[ría] en un mundo de pecado”). Como seres mortales que viven en un mundo caído, cometemos pecados, lo cual nos hace impuros y nos separa de Dios. Si bien esta experiencia nos da la oportunidad de “apreciar lo bueno” después de “pr[obar] lo amargo”, también debemos ser limpios de nuestros pecados por medio de Jesucristo, porque “ninguna cosa inmunda puede morar” en la presencia de Dios.

Dios mandó a Adán que enseñara a sus hijos a arrepentirse, bautizarse y recibir el Espíritu Santo para que pudieran ser santificados de sus pecados por medio de Jesucristo. Dios declaró: “Este es el plan de salvación para todos los hombres, mediante la sangre de mi Unigénito”.

Moisés 6:52

¿Qué importancia tiene el nombre de Jesucristo?

Citando las palabras de Dios a Adán, Enoc enseñó que Jesucristo es “el único nombre que se dará debajo del cielo mediante el cual vendrá la salvación a los hijos de los hombres”. Esta es una de las muchas declaraciones que se encuentran en las Escrituras sobre la importancia del nombre del Salvador. El élder Paul B. Pieper enseñó: “Nuestro Padre Celestial quiere dejar bien claro que el nombre de Su Hijo, Jesucristo, no es simplemente un nombre entre muchos; el nombre del Salvador tiene un poder singular y esencial; es el único nombre mediante el cual la salvación es posible”.

Moisés 6:52–66

¿Qué sabemos sobre el bautismo y el don del Espíritu Santo durante la época del Antiguo Testamento?

De las relativamente pocas referencias al Espíritu Santo en el Antiguo Testamento, ninguna trata el don del Espíritu Santo. En el Antiguo Testamento tampoco se menciona la ordenanza del bautismo. Sin embargo, la revelación recibida por medio del profeta José Smith deja en claro que Adán y su posteridad fueron bendecidos con la plenitud del Evangelio, incluso con las ordenanzas del bautismo y la imposición de manos para comunicar el don del Espíritu Santo. En el Libro de Mormón también se proporcionan ejemplos de la enseñanza e instauración de estas ordenanzas, tanto antes como después de la venida de Jesucristo.

Moisés 6:57

¿Qué nos enseñan los títulos “Hombre de Santidad” e “Hijo del Hombre” sobre el Padre Celestial y Jesucristo?

El nombre de Dios el Padre es Hombre de Santidad en el lenguaje de Adán, y al Salvador con frecuencia se le llama el Hijo del Hombre en las Escrituras. El élder D. Todd Christofferson explicó la manera en que las enseñanzas de Enoc nos ayudan a entender mejor estos títulos sagrados: “Cuando era niño, me preguntaba por qué en el Nuevo Testamento a menudo se refiere a Jesús (e incluso Él se refiere a Sí mismo) como el Hijo del Hombre cuando Él es en realidad el Hijo de Dios, pero la declaración de Enoc deja claro que esas referencias son en realidad un reconocimiento de Su divinidad y santidad; Él es el Hijo del Hombre de Santidad, Dios el Padre”.

Moisés 6:59–60

¿Qué nos enseñan los símbolos del agua, el espíritu y la sangre sobre nacer de nuevo por medio de Jesucristo?

Cuando el Señor enseñó a Adán sobre la redención de la Caída, describió tres símbolos relacionados con el nacimiento. Los elementos del agua, la sangre y el espíritu se unen para crear un alma viviente cuando una persona entra a la vida terrenal. Estos elementos también desempeñan una función importante en que una persona nazca de nuevo de forma espiritual.

El bautismo en el agua y la recepción del don del Espíritu Santo llevan a las personas al Salvador, lo que les permite cambiar por medio de Su sangre expiatoria. De esta manera, una persona puede llegar a ser justificada y santificada.

El élder D. Todd Christofferson describió lo que significa ser justificado y santificado por medio de Jesucristo: “El Salvador ofrece los dones de ser justificados o perdonados ante la ley, y también de ser santificados, es decir, ser hechos santos y sin mancha, a todos los que tengan fe y la acepten. No hay otro nombre, senda, ni medio por el cual esa redención pueda ocurrir. Y, verdaderamente, Su gracia es suficiente para lograrlo”.

Moisés 6:64–68

¿Cómo llegó Adán a ser un “hijo de Dios”?

Enoc enseñó que, después de que Adán fuera bautizado, “el Espíritu de Dios descendió sobre él, y así nació del Espíritu, y fue vivificado en el hombre interior”. Después de esa experiencia sagrada, Adán oyó una voz del cielo que decía: “He aquí, eres uno en mí, un hijo de Dios; y así todos pueden llegar a ser mis hijos”.

El título “hijo de Dios” ahora tenía dos significados diferentes para Adán. No solo era literalmente un hijo de Dios procreado en espíritu y creado a Su imagen, sino que también era un hijo de Dios porque había nacido de nuevo por medio de Jesucristo. A quienes experimentan el renacimiento espiritual y reciben las ordenanzas del Evangelio del Salvador a veces también se les llama “progenie de Cristo”.

El élder Neil L. Andersen explicó: “Conforme hagamos nuestra parte, Su promesa es que seremos llamados ‘hijos de Dios’. Cada persona en la tierra es ‘linaje’ [Hechos 17:28] de Dios, pero ser llamados ‘hijos de Dios’ significa mucho, mucho más. Al venir a Jesucristo y hacer convenios con Él, llegamos a ser ‘su posteridad’ y ‘herederos del reino’ [Mosíah 15:11], ‘progenie de Cristo, hijos e hijas de él’ [Mosíah 5:7]”.

Más información

Andar con Dios

Aprender a ver como Enoc

  • Brian Hansbrow, “Lessons from Enoch: Expanding Our View of Christ, Ourselves, and Others”, YA Weekly, febrero de 2022, Biblioteca del Evangelio.

Nacer de nuevo

  • D. Todd Christofferson, “Nacer de nuevo”, Liahona, mayo de 2008, págs. 76–79.

Multimedia

Imágenes

Enoc predica a un grupo de personas

Enoc preaching [Enoc predicando], por Robert T. Barrett

Enoc enseña a las personas en la ladera de una colina a las afueras de la ciudad de Sion

Enoch and the City of Zion [Enoc y la ciudad de Sion], por Justin Kunz

Música