Ayudas para las Escrituras
Deuteronomio 6–8; 15; 18; 29–30; 34
Moisés habló a los hijos de Israel mientras se preparaban para entrar en la tierra prometida. Pronunció tres sermones finales que recordaron a los israelitas las leyes y los mandamientos que formaban parte de su convenio con el Señor. Les enseñó sobre la importancia de recordar y obedecer al Señor. También repitió el mandato de expulsar a los cananeos de la tierra prometida y destruir todos los elementos relacionados con su adoración a dioses falsos. Instruyó a Israel acerca de varias maneras en las que podían cuidar de los pobres y necesitados. Los israelitas renovaron el convenio que habían hecho originalmente en el monte Sinaí con el Señor. A Moisés se le mostró la tierra prometida y luego el Señor lo trasladó.
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Antecedentes y contexto
¿Qué es el libro de Deuteronomio?
El libro de Deuteronomio contiene las palabras finales de Moisés a los hijos de Israel antes de que entraran en la tierra de Canaán con Josué como su líder. El título del libro significa “segunda ley” o “repetición de la ley”. La estructura de Deuteronomio sigue el antiguo modelo de hacer convenios y renovarlos.
El siguiente es un resumen de los tres sermones de Moisés que están registrados en Deuteronomio:
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Deuteronomio 1–4: Moisés relató los acontecimientos importantes que le habían ocurrido a los israelitas durante los cuarenta años previos, incluso el convenio que Jehová hizo con ellos en el monte Sinaí.
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Deuteronomio 5–26: Moisés repasó los Diez Mandamientos y analizó muchos otros aspectos de la ley de Moisés.
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Deuteronomio 27–30: Israel renovó su convenio con Jehová. Moisés describió las bendiciones por la obediencia y las maldiciones por la desobediencia.
Esos sermones contienen las súplicas sinceras de Moisés para que los israelitas recordaran a Jehová y vivieran Sus leyes en la tierra prometida. Las instrucciones registradas en Deuteronomio se dirigían específicamente a una nueva generación cuyos padres habían muerto en el desierto después de rebelarse.
De los cinco libros de Moisés, Deuteronomio es el que con más frecuencia ha sido citado por los profetas del Antiguo Testamento. También se cita o se alude a él con frecuencia en el Nuevo Testamento. Jesucristo utilizó versículos de Deuteronomio para contrarrestar las tentaciones de Satanás y para explicar cuál era el mayor mandamiento de la ley. En el Libro de Mormón también se encuentran muchas referencias a Deuteronomio.
¿Cómo siguieron los israelitas las instrucciones de Moisés de acordarse de Jehová?
Deuteronomio 6:4 comienza con una oración que el pueblo judío de hoy llama Shemá (de la palabra hebrea que significa “escuchar”). Los judíos recitan el Shemá todos los días como oración matutina y vespertina. En su totalidad, el Shemá comprende Deuteronomio 6:4–9; 11:13–21; y Números 15:37–41. El Salvador se refirió al Shemá cuando declaró el primer gran mandamiento de la ley: “Amarás, pues, al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas”.
Para honrar la instrucción del Señor de recordar siempre esas palabras, muchos judíos colocan un pequeño trozo de pergamino con pasajes del Shemá en una mezuzá, un pequeño recipiente sujeto al lado derecho del poste de la puerta de su casa. Del mismo modo, los tefilín (también llamados filacterias o frontales) son pequeñas cajas cuadradas de cuero que contienen trozos de pergamino con pasajes del Shemá. Muchos judíos llevan una caja en la frente y se atan la otra al brazo no dominante.
No está claro cuándo los israelitas adoptaron por primera vez esas costumbres, pero los judíos las observaban durante el ministerio de Jesucristo. El Salvador condenó el orgullo asociado con esas costumbres en Su época, señalando que muchos judíos “ensanchaban sus filacterias” en sus intentos de “ser vistos por los hombres”.
Dibujo de un hombre usando una filacteria y una fotografía de una entrada con una mezuzá
¿Qué significaba que Israel no debía tentar a Jehová?
La palabra hebrea traducida como “tentar” en la versión de la Biblia del Rey Santiago significa “pon[er] a prueba”. Por lo tanto, en este pasaje se mandó a los israelitas que no probaran a Dios como lo habían hecho en Masah, donde cuestionaron si Jehová estaba con ellos cuando no tuvieron agua.
Durante el ministerio terrenal del Salvador, el diablo lo tentó a arrojarse desde el pináculo del templo. Le sugirió que Jesús podía probar que Él era el Mesías haciendo que los ángeles lo salvaran de forma dramática. En respuesta, Jesús hizo referencia a Deuteronomio 6:16 y dijo: “No tentarás al Señor tu Dios”.
¿Por qué Jehová mandó a Israel que destruyera a los cananeos?
Cuando los israelitas se prepararon para entrar en la tierra prometida en Canaán, esta estaba habitada por varias naciones o grupos de personas, denominados colectivamente cananeos. Jehová mandó a los israelitas “destrui[r] del todo” a los cananeos cuando entraran en la tierra prometida.
Moisés explicó que los cananeos debían ser expulsados de la tierra a causa de su iniquidad. Tal iniquidad incluía adorar ídolos e incluso ofrecerles a sus hijos en sacrificio. En el Libro de Mormón, Nefi explicó que los cananeos “habían rechazado toda palabra de Dios, y habían llegado a la madurez de la iniquidad; y la plenitud de la ira de Dios estaba sobre ellos”. Jehová advirtió que si los israelitas moraban entre los cananeos en la tierra prometida, su corazón se volvería a otros dioses, lo que los llevaría a su caída espiritual.
Véase también “Josué 6:17–21. ¿Qué significa que Jericó y sus habitantes fueron ‘anatema a Jehová’?”.
¿Qué hizo que Israel fuera un “pueblo especial” para Jehová?
En el monte Sinaí, Jehová prometió a los hijos de Israel que si obedecían Su convenio, serían un “especial tesoro [para Él] sobre todos los pueblos”. Cuarenta años después, antes de que la siguiente generación de israelitas entrara en la tierra prometida, Jehová les recordó su identidad como Su pueblo del convenio. Él declaró: “Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra”.
La palabra hebrea traducida como “especial” en Éxodo 19:5 y en Deuteronomio 7:6 es segullah. Esta palabra también puede significar “propiedad apreciada” o “tesoro”. Los hijos de Israel eran el pueblo especial de Jehová porque habían hecho un convenio con Él. Le recordó a los israelitas que Él también había hecho convenios con sus antepasados. Libró a Israel de la cautividad de los egipcios porque Él “es Dios, Dios fiel, que guarda el convenio y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones”.
En nuestros días, todos los que eligen hacer convenios con el Señor y guardarlos pueden llegar a ser Su pueblo santo, escogido y especial. El presidente Russell M. Nelson enseñó: “Hacer un convenio con Dios cambia nuestra relación con Él para siempre. Nos bendice con una medida adicional de amor y misericordia. Influye en quiénes somos y en cómo Dios nos ayudará a llegar a ser lo que podemos llegar a ser. Se nos promete que nosotros también podemos ser un ‘tesoro singular’ para Él (Salmo 135:4)”.
Véase también “Deuteronomio 29:1–15. ¿Por qué Israel hizo otro convenio con el Señor?”.
¿Qué era el año de remisión?
Cada siete años, Jehová mandaba a los hijos de Israel que guardaran un año sabático, tal como el día de reposo se celebraba cada séptimo día. Deuteronomio 15 contiene las instrucciones de Jehová para que los deudores hebreos fueran liberados de sus deudas y que los esclavos hebreos fueran liberados de la servidumbre durante el año sabático. Esos mandamientos ayudaron a los israelitas a actuar con generosidad hacia los demás y a recordar que lo que se les había dado venía de Dios. Otro propósito importante de esos mandamientos era recordar a Israel su propia liberación del cautiverio. Jehová declaró: “Fuiste esclavo en la tierra de Egipto, y […] Jehová tu Dios te rescató; por tanto, yo te mando esto hoy”.
¿Qué sabemos sobre la esclavitud en la época del Nuevo Testamento?
En la antigüedad, la esclavitud era una parte aceptada de la sociedad para muchas culturas. Las personas se convertían en esclavos por diversas razones y algunos incluso se vendían a sí mismos voluntariamente como esclavos para salir de deudas o para encontrar seguridad. Los esclavos llevaban vidas difíciles, pero ciertos tipos de esclavitud eran más difíciles que otros. A algunos esclavos se les brindaban oportunidades educativas y ocupaban puestos de responsabilidad.
La ley de Moisés no prohibía la esclavitud, pero sí establecía importantes protecciones para el trato que recibían los esclavos israelitas. Como parte del año sabático, los esclavos israelitas debían ser liberados con provisiones generosas, probablemente para ayudar a evitar que volvieran a la esclavitud. Los siervos israelitas también podían optar por permanecer con su señor y su casa en lugar de ser liberados.
Las Escrituras no proporcionan una explicación clara de por qué el Señor no prohibió la esclavitud entre los israelitas de la antigüedad. Sin embargo, en la revelación moderna, Él ha declarado que “no es justo que un hombre sea esclavo de otro”.
¿Quién es el profeta semejante a Moisés?
La profecía de Moisés de que Jehová levantaría a un futuro profeta semejante a él entre los israelitas se cita o menciona muchas veces a lo largo de las Escrituras. Muchos judíos de la época de Jesucristo utilizaban frases como “el profeta” al referirse al Mesías.
Después de Su Resurrección, Jesucristo declaró que Él era el cumplimiento de la profecía de Moisés. Él enseñó: “He aquí, yo soy aquel de quien Moisés habló, diciendo: El Señor vuestro Dios os levantará a un profeta, de vuestros hermanos, semejante a mí; a él oiréis en todas las cosas que os dijere. Y sucederá que toda alma que no escuchare a ese profeta será desarraigada de entre el pueblo”.
Para ver ejemplos de similitudes entre Moisés y Jesucristo, véase “Éxodo 2:1–10. ¿Qué fue lo más significativo de la vida y el ministerio de Moisés?”.
Sermon on the Mount [El Sermón del Monte], por Carl Heinrich Bloch
¿Por qué Israel hizo otro convenio con Jehová?
Antes de que Israel entrara en la tierra prometida, la siguiente generación renovó el convenio que los hijos de Israel habían hecho originalmente con Jehová en Sinaí. Ese convenio, junto con sus bendiciones y maldiciones, se describe en Deuteronomio 28. Mediante la renovación de este convenio, Jehová hizo hincapié en que Israel sería Su pueblo y que Él sería su Dios. Esta relación por convenio recíproca se menciona con frecuencia a lo largo de las Escrituras.
Véase también “Deuteronomio 7:6–12. ¿Qué hizo que Israel fuera un ‘pueblo especial’ para el Señor?”.
¿Cómo se recogerá al Israel disperso de entre las naciones?
Moisés profetizó que Israel sería esparcido por haber quebrantado su convenio con Jehová. También describió un día en el que Israel se “conv[ertiría] a Jehová” y “obedecer[ía] su voz”. Moisés enseñó que, cuando eso ocurriera, Jehová “recoger[ía] [a Israel] de entre todos los pueblos”.
En cuanto al recogimiento de Israel, el presidente Russell M. Nelson enseñó:
“Durante siglos, los profetas han predicho este recogimiento, ¡y se está llevando a cabo ahora mismo! Como preludio esencial de la Segunda Venida del Señor, ¡es la obra más importante del mundo! […]
“Cuando hablamos de recoger a Israel a ambos lados del velo, nos referimos, por supuesto, a la obra misional, del templo y de historia familiar. También nos referimos a la edificación de la fe y del testimonio en el corazón de aquellos con quienes vivimos, trabajamos y servimos. Cada vez que hacemos algo que ayude a alguien, en cualquier lado del velo, a hacer y guardar sus convenios con Dios, estamos ayudando a recoger a Israel”.
¿Qué significa tener un corazón circuncidado?
La circuncisión se practicaba como señal del convenio de Dios con Abraham y sus descendientes. La imagen de un corazón circuncidado transmite la idea de que el convenio de una persona con el Señor se ha convertido en una parte fundamental de esa persona y que ha experimentado un cambio en su naturaleza.
El élder Dale G. Renlund enseñó: “Convertirse al Señor comienza con un compromiso inquebrantable con Dios […]. Con el tiempo, ese compromiso se convierte en parte de quienes somos, se implanta en nuestro sentido de identidad y llega a estar siempre presente en nuestra vida. Al igual que nunca olvidamos nuestro nombre, no importa en qué más estemos pensando, nunca olvidamos un compromiso que esté grabado en el corazón.
¿Qué le sucedió a Moisés al final de su vida?
Al final de su vida, Moisés subió a la cima del monte Nebo, desde donde contempló la tierra prometida. El texto bíblico dice que murió cerca del monte Nebo “en la tierra de Moab”. La Traducción de José Smith aclara que Moisés no fue enterrado en la tierra de Moab, sino que “el Señor lo llevó a sus padres, en el valle en la tierra de Moab […], por tanto, ninguno conoce de su sepulcro hasta el día de hoy”. El Libro de Mormón afirma que al final de la vida de Moisés, “el Señor tomó a Moisés para sí”.
El presidente Boyd K. Packer enseñó que, al igual que Elías el Profeta, Moisés fue “trasladado, llevado de la tierra sin experimentar la muerte física […]. Había cosas que tanto Elías el Profeta como Moisés debían transmitir a otros en la carne en las generaciones que aún estaban por venir, y regresarían a la tierra para hacer eso antes de experimentar el cambio de seres mortales a resucitados”.
Como ser trasladado, Moisés se apareció en el Monte de la Transfiguración y confirió las llaves del sacerdocio a Pedro, Santiago y Juan.
The Lord Shewed Him All the Land [Le mostró Jehová toda la tierra], por Walter Rane
Más información
Amar al Señor
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D. Todd Christofferson, “El primer mandamiento en primer lugar” (artículo solo en formato digital), Liahona, febrero de 2023, Biblioteca del Evangelio.
Acordarse del Señor
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Dale G. Renlund, “Considerad la bondad y la grandeza de Dios”, Liahona, mayo de 2020, págs. 41–44.
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Ronald A. Rasband, “Para que no te olvides”, Liahona, noviembre de 2016, págs. 113–115.
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Henry B. Eyring, “¡Oh, recordad, recordad!”, Liahona, noviembre de 2007, págs. 66–69.
Relación por convenio
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Russell M. Nelson, “El convenio sempiterno”, Liahona, octubre de 2022, págs. 4–11.
Recogimiento de Israel
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“El recogimiento de Israel”, en Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Russell M. Nelson, 2024, Biblioteca del Evangelio.
Multimedia
Video
Imágenes
The Lord Shewed Him All [El Señor le mostró todo], por Eva Timothy
The Transfiguration of Christ [La transfiguración de Cristo], por Carl Heinrich Bloch