2019
¿Puede nuestra ministración ayudar a sanar a otras personas?
Junio de 2019


¿Puede nuestra ministración ayudar a sanar a otras personas?

Un domingo, mientras me hallaba sentada en la reunión sacramental meditando, leí en las Escrituras que debemos hacer las obras que hizo el Salvador (véase 3 Nefi 27:21). Me pregunté: “¿Cuáles fueron las obras de Cristo en la tierra?”. Pensé principalmente en dos cosas: el servicio y la sanación. El servicio lo podía prestar, pero ¿la sanación?

He meditado en el concepto de la sanación con frecuencia. En mi vida me he sometido a dieciséis cirugías hasta ahora, y he tenido mucho que sanar. No obstante, me preguntaba cómo podría ser semejante a Jesucristo y ayudar a sanar a los demás. Indudablemente, yo no poseía los poderes sanadores que Él poseía. Así que, ¿de qué forma quería Él que efectuara Sus obras de sanación en la tierra? ¿Qué podía hacer yo?

Al meditar sobre la manera en que otras personas me habían ayudado a sanar, recordé las increíbles obras de sanación —brindar consuelo, prestar servicio y ministrar— que otras personas habían efectuado por mí a lo largo de mi vida. Al centrarnos en el objetivo de ministrar a otras personas de las maneras en que lo haría el Salvador, este concepto de ayudar a sanar a los demás es muy potente. Todos pasamos por sufrimientos durante nuestra vida en la tierra. Muchas personas tienen enfermedades físicas o mentales, o sufren espiritualmente. Todos tenemos necesidad de sanación. Como explico en mi artículo (página 20), y como el élder Neil L. Andersen enseña en su artículo (página 12), todos podemos ministrar a los demás de maneras que los ayuden a sanar.

Atentamente,

Merrilee Boyack