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Los durazneros y el progreso eterno
El Padre Celestial sabe lo que puedes llegar a ser; no te conformes con nada menos que eso.
Cuando mi familia plantó un duraznero en el patio trasero, comencé a soñar con pasteles de durazno caseros, pero el recién brotado duraznero que plantamos era pequeño, con solo unas pocas ramas delgadas. Parecía que el peso de un solo durazno derribaría toda la planta.
Después de algunos veranos, el árbol se volvió alto, frondoso y hermoso. A los pájaros les encantaba, y mi familia disfrutaba de la sombra que proporcionaba; pero todavía no estaba haciendo lo que se suponía que debía hacer: ¡producir duraznos!
Pasaron algunos años antes de que el árbol diera algún fruto. Solo daba unos pocos duraznos pequeños, pero era mejor que nada. Hizo falta otro verano para que el árbol comenzara a producir suficientes duraznos grandes y dulces para (¡finalmente!) hacer el pastel de mis sueños.
Mi familia no habría disfrutado ese pastel casero si hubiéramos permitido que el árbol dejara de crecer. La plantita, la sombra y el fruto pequeño no estaban mal, pero sabíamos que el árbol tenía potencial para más. Siempre hubo potencial para que siguiera creciendo.
Aquello se asemeja al modo en que nos ve el Padre Celestial también.
¿Salvación y exaltación?
A menudo llamamos al plan que el Padre Celestial tiene para nosotros el “Plan de Salvación”, pero ¿qué es la salvación? ¿Y cómo se relaciona con la exaltación?
La salvación “significa ser redimidos de la muerte física y de la espiritual”. Eso solo es posible mediante la Expiación y la Resurrección de Jesucristo. Gracias a Él, todos resucitaremos y viviremos para siempre (véase Doctrina y Convenios 76:39–42). Y gracias a Él, podemos arrepentirnos y ser perdonados de nuestros pecados.
Pero si los objetivos del Padre Celestial para nosotros se detuvieran ahí, sería como usar el duraznero solo para dar sombra. Él sabe que somos capaces de muchísimo más.
La exaltación “se refiere al estado supremo de felicidad y gloria del Reino Celestial” e incluye el vivir con el Padre Celestial, con Jesucristo y con nuestra familia para siempre (véase Doctrina y Convenios 76:62, 70). La exaltación incluye la bendición de seguir progresando después de esta vida, ¡por la eternidad! Debido a que somos Sus hijos, podemos crecer para llegar a ser como Él.
Prepararse para la exaltación
Aunque la exaltación se ofrece a todos, hay algunas cosas que debemos hacer para mostrar a Dios que estamos verdaderamente dispuestos a recibir ese don. Las Escrituras y los profetas han enseñado que las condiciones para recibir ese don incluyen que:
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aceptemos a Jesucristo como nuestro Salvador y ejerzamos fe en Él;
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seamos bautizados y recibamos el don del Espíritu Santo;
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hagamos convenios en el templo y los cumplamos;
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y perseveremos hasta el fin al guardar los mandamientos.
Más allá de las bendiciones inmediatas de la obediencia, el vivir las leyes de Dios y permitir que nuestra naturaleza cambie por medio de Jesucristo nos preparan para recibir el don de la exaltación. Él ha fijado las normas; seguir fielmente Su senda es la única manera de ser exaltados.
Puedes lograrlo
Eres hijo de Dios y Él te ofrece todo lo que tiene. No te conformes con nada menos que la exaltación.
El Padre Celestial te ama. Él ha preparado este plan porque quiere ayudarte a lograrlo. Como dijo el élder Patrick Kearon, del Cuórum de los Doce Apóstoles: “¿Hay cosas que debemos hacer, mandamientos que guardar, aspectos de nuestra naturaleza que debemos cambiar? Sí, pero con Su gracia, esas cosas están a nuestro alcance, no fuera de él”.
En este momento, es posible que te sientas débil e imperfecto. Sin embargo, el Padre Celestial es el Jardinero magistral, y sabe que eres mucho más que una pequeña planta; eres un duraznero en progreso, y Él te nutrirá, te cuidará y te preparará para lo que puedas llegar a ser.