Candace J.

11 años, Buenos Aires, Argentina

Una vez, mientras una mujer daba de comer a unos gatitos cerca del edificio de la capilla, la invité a ir a una conferencia de la Iglesia. Aunque no fue, invitarla me ayudó a sentir el amor de Dios y Su Espíritu.

Me sentí muy feliz y agradecida por la oportunidad de invitarla, y sentí que podría invitar a las personas más a menudo. Aunque las personas no hagan lo que yo espero, sé que me sentiré feliz por intentarlo.

Todos deberían aprovechar la oportunidad de compartir el Evangelio y sentir el gozo que yo sentí ese día.