Para la Fortaleza de la Juventud
Dios siempre está contigo
Para la Fortaleza de la Juventud, julio de 2025


Dios siempre está contigo

Incluso cuando no creía en Dios, Él me amaba y velaba por mí.

Una joven ve un accidente automovilístico

Ilustración por Uran Duo

Dios me conocía antes de que yo lo conociera a Él

Cuando tenía ocho años, los misioneros se encontraron con mi abuela y mi tía en la calle. Después de aprender acerca del Evangelio, todos fuimos bautizados. Sin embargo, en 2020 tuvimos que dejar de ir a la capilla debido al COVID, y con el tiempo, dejamos de creer.

Hace dos años, ni siquiera creía en Dios ni sabía si Él era real. Un día, después de la escuela, quería cruzar la calle para comprar algo de comer, pero una voz me dijo que no cruzara. Me detuve, y dos autos chocaron justo delante de mí. Si hubiera cruzado la calle, los autos me habrían atropellado o incluso me habrían matado. Entonces supe que Dios me conocía y me amaba. Aunque no creía en Él y no asistía a la iglesia en ese momento, Él todavía me amaba y me protegía.

Comencé a leer el Libro de Mormón de nuevo y llegué a saber que es la palabra de Dios. También comencé a volver a la iglesia. Cuando voy a la capilla, siento paz, el amor de Dios y Su ayuda. Siento que Él siempre está conmigo y eso me hace feliz.

Mi himno favorito es “Soy un hijo de Dios”, porque me recuerda que el Padre Celestial nos ama y nos ayuda. También me gusta el pasaje de las Escrituras de 2 Nefi 2:27, que dice que somos libres de escoger entre el bien y el mal.

Dios está conmigo en mis desafíos

Hace muchos meses, mi hermano comenzó a ir a la iglesia conmigo, pero después de un tiempo dejó de hacerlo. Le preocupa lo que sus amigos y otras personas piensen de él. Le da vergüenza ir a nuestra iglesia, pero yo le digo que no importa lo que piensen los amigos: lo que importa es lo que Dios piensa.

Mi familia no va a la iglesia, voy sola. Debido a que por mi calle no pasa ningún autobús para ir al edificio de la Iglesia, tengo que caminar unos treinta minutos para llegar. A mi familia le preocupa lo que otras personas piensen de ellos, pero yo digo que eso no importa, porque sé que es verdad.

Cuando me reúno con mis amigos, a veces beben café. Cuando los veo, a veces también quiero tomar café, pero recuerdo que Dios está conmigo. Él me toma de la mano y me ayuda. Oigo una voz que me dice que no lo haga, y sé que Dios me está ayudando a superar esos desafíos.

Una joven

Es difícil asistir a la iglesia sin su familia, pero Nara sabe que Dios la ama y la bendice, e incluso la protegió de un accidente automovilístico en una ocasión.

Mi consejo para otras personas como yo

Si tuviera que dar un consejo a alguien en mi situación, le diría: “Tienes muchas bendiciones y tienes mucha fe. No estás solo, porque los miembros y los misioneros de la Iglesia pueden darte buenos consejos. Dios te ama. Eres Su hijo o hija, y Él quiere ayudarte”.

La autora vive en Ereván, Armenia.