Sesión del sábado por la noche
La adoración
Extractos
¿Qué significa adorar a Dios para ustedes y para mí […]?
Primero, las acciones que constituyen nuestra adoración
Una de las formas más comunes e importantes de adoración es congregarse en un espacio consagrado para efectuar actos de devoción […].
La adoración en el día del Señor está marcada por un énfasis particular en el gran sacrificio expiatorio de Jesucristo […]. Para la persona contrita, tomar la Santa Cena es el acto central de la adoración del día de reposo […].
Como comunidad de santos, nos fortalecemos unos a otros en la adoración y en la fe.
Aun así, no podemos olvidar los actos diarios de adoración en los que participamos individualmente y en el hogar […].
Las actitudes y los sentimientos inherentes a la adoración
La verdadera adoración significa amar a Dios y someter a Él nuestra voluntad, que es la dádiva más preciada que podemos ofrecer […].
Esa fue la norma personal de Jesús de adoración del Padre […].
La adoración es esforzarse por seguir ese ejemplo perfecto […].
Tercero, la exclusividad de nuestra adoración
Cualquier cosa que tenga precedencia por encima de la adoración al Padre y al Hijo se vuelve un ídolo […]. El objeto de nuestra adoración es exclusivamente “el único Dios verdadero, y […] Jesucristo, a quien [Él] h[a] enviado”.
Finalmente, la necesidad de emular al Padre y al Hijo
En última instancia, la forma en que vivimos podría ser la mejor y más genuina forma de adoración. Mostrar nuestra devoción significa emular al Padre y al Hijo, cultivando Sus atributos y carácter en nosotros mismos […].
Al andar por la senda de los convenios, “se manifiesta el [santificador] poder de la divinidad” en nosotros.