Sesión del sábado por la mañana
Como un niño pequeñito
Extractos
Jesús […] “llam[ó] […] a un niño […],
“y dijo: De cierto os digo que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.
“Así que, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el Reino de los cielos […]”.
¿Qué fue lo que hizo que Cristo mismo derramara lágrimas en la escena más tierna de todo el Libro de Mormón? ¿Qué estaba enseñando Jesús cuando hizo descender fuego celestial y ángeles protectores para que rodearan a esos niños, mandando a los adultos que “mira[ran] a [sus] pequeñitos”?
Desconocemos lo que motivó todo eso, pero tengo que pensar que tuvo que ver con su pureza e inocencia, su humildad innata y lo que eso podía traer a nuestra vida si la conservamos […].
Pero los niños realmente lo aman y ese amor puede extenderse hacia sus otras relaciones en el patio de juego de la vida. Como regla, aun en los años más tiernos de su vida, los niños aman con mucha facilidad, ellos perdonan con rapidez y se ríen con tanto deleite que incluso el corazón más frío y duro se puede derretir.
Pues bien, la lista continúa. ¿Pureza? ¿Confianza? ¿Valor? ¿Carácter […]?
Hermanas, hermanos y amigos, en la cabecera de la lista de las imágenes más bellas que conozco están los bebés, los niños y los jóvenes tan rectos e invaluables como aquellos a los que nos hemos referido hoy. Testifico que ellos son imágenes del Reino de Dios floreciendo en la tierra en toda su fuerza y belleza.