Sesión del sábado por la tarde
Valorar la vida
Extractos
En ocasiones, la protección de la vida puede ir acompañada de una incertidumbre muy difícil y angustiosa […].
Se suelen asociar dos palabras a la santidad del nacimiento terrenal: vida y elección. La vida es una parte sumamente preciada del plan perfecto de nuestro Padre y, por decreto Suyo, valoramos y preservamos la vida, y elegimos la continuación de la vida una vez concebida. También valoramos el don de poder elegir, el albedrío moral, que ayuda a reforzar las decisiones justas y aprobadas por Dios que brindan felicidad eterna […].
El nutrir y proteger la vida que aún no ha nacido no es una posición política; es una ley moral confirmada por el Señor por medio de Sus profetas […].
Hablemos más a menudo, con fe y compasión, con nuestros jóvenes en nuestros hogares, y los unos con los otros en nuestras reuniones de la Sociedad de Socorro y del cuórum de élderes, sobre la ley de castidad del Señor, la santidad de la vida y el cuidado de los que aún no han nacido y de sus madres […].
A quienes estén escuchando y que hayan experimentado el profundo dolor y remordimiento de abortar o participar en un aborto, recuerden: aunque no podemos cambiar el pasado, Dios sí puede sanar el pasado. El perdón puede llegar mediante el milagro de Su gracia expiatoria si acuden a Él con un corazón humilde y arrepentido […].
Mis queridos hermanos y hermanas, la disminución del amor por los niños no nacidos en todo el mundo genera gran preocupación. Dios valora la vida. Su obra y Su gloria es brindar la inmortalidad y la vida eterna a Sus hijos. Como discípulos de Jesucristo, valoramos la vida.