Solo para la versión digital: Respuestas de un apóstol
¿Cómo puedo afrontar un futuro incierto?
Vayan con gozo, pongan su mano en la mano de Dios y dejen que Él los guíe con pie certero hacia lo desconocido.
De un discurso de graduación de la Universidad Brigham Young–Hawái, del 8 de diciembre de 2023.
Su futuro puede llevarlos hacia lo desconocido. Pero si “pon[en] [s]u mano en la mano de Dios”, sé que Su guía “será mejor que la luz y más segura que una senda conocida”.
¿Qué significa “pon[er] [s]u mano en la mano de Dios”? Ciertamente, representa una búsqueda constante para acercarnos a nuestro Padre Celestial y a nuestro Salvador Jesucristo, y sentir el gozo de Su amor perfecto. Significa suplicar que comprendamos que Ellos siempre están con nosotros, reconocer Su presencia conforme enaltece nuestra vida y experimentar el gozo y la gratitud que tal compañía debe inspirar. Significa “pensar de manera celestial”.
Mis amigos, si nos esforzamos por ser guiados simple y llanamente por la mano de Dios, y no por ninguna otra influencia, recibiremos poder para afrontar las incógnitas de nuestro futuro con una fe sustentadora y una confianza perdurable. Ruego que hallen gran gozo al dar sus próximos pasos.
Utilicen la luz del Evangelio
¿Cómo, entonces, podemos llegar allí? El Evangelio de Jesucristo está lleno de una luz que puede ayudarnos, y que nos ayudará, a encontrar la mano de Dios, la paz y el gozo que Él anhela que hallemos.
Jesucristo, nuestro amado Salvador, es la fuente trascendental de luz en nuestra vida. Él mismo nos ha asegurado: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. ¡La luz de la vida! Eso es lo que es Él; eso es lo que nos ofrece. Gracias a Su luz, realmente podemos escoger la esperanza y el gozo en medio de las confusas tormentas de la vida. Si han descubierto esto, conocerán el milagro de Su luz que puede penetrar cualquier oscuridad.
Aprovechar ese faro de luz en nuestra vida significa descubrir lo que el presidente Nelson ha descrito como el gozo del arrepentimiento diario. El volvernos repetidamente a Dios cada vez que nos desviamos del camino nos libera de las ataduras del pecado y la miseria con las que el adversario desea asfixiarnos. Podemos aprender a deleitarnos en la oportunidad de arrepentirnos a diario, incluso constantemente, y hacerlo con agradecimiento sincero.
Las Escrituras son otra valiosa fuente de luz en nuestra vida. Dondequiera que se encuentren en su estudio personal de las Escrituras, los animo a seguir buscando y aprendiendo. Nunca es demasiado tarde para abrir el corazón a las Escrituras y ser guiados por su luz.
Como un faro en una tormenta, el templo es una fuente inquebrantable de luz y un símbolo de seguridad. La doctrina inalterable de la adoración en el templo proporciona una constancia estabilizadora en un mundo de confusión e incertidumbre. Busquen a Dios en Su Santa Casa. Porque “[l]o que es de Dios es luz; y el que recibe luz y persevera en Dios, recibe más luz, y esa luz se hace más y más resplandeciente hasta el día perfecto”.
A medida que “pon[gan] [s]u mano en la mano de Dios”, al buscar a Cristo, estudiar significativamente las Escrituras y hacer convenios sagrados en el templo, la luz de ese “día perfecto”, aumentará gradualmente. De hecho, ustedes mismos se convertirán en parte de esa luz.
Prestar servicio a otras personas
Guiar a los demás de la manera en que el Salvador lideró, de la manera en que Él desea que lideremos, significa servirles. A menudo, ese servicio exige sacrificio y progreso de nuestra parte. Dicho servicio siempre nos ayudará a refinarnos y santificarnos; cambiará nuestro corazón y moldeará nuestro carácter para que lleguemos a ser más como Jesucristo, nuestro ejemplo, el mejor siervo de todos.
Al salir hacia lo desconocido, aferrándose a las fuentes puras de verdad y luz, hagan que su mantra sea: “¿A quién puedo servir?”. Recuerden que Cristo nos ha aconsejado: “El que es el mayor entre vosotros será vuestro siervo”. Para el Señor, la grandeza no se mide por nuestros logros personales, sino por la caridad con la que tratamos a Sus hijos.
¿De cuántas maneras cada uno de ustedes “levanta[rá] las manos caídas?”. Creo en su capacidad para servir a la humanidad. Y lo que es más importante, su Padre Celestial cree en ustedes. Él los conoce a cada uno personalmente y extiende Su mano para guiarlos. Vayan con gozo, pongan su mano en la mano de Dios y dejen que Él los guíe con pie certero hacia lo desconocido.