2024
¿Cuál es tu “actitud”?
Septiembre de 2024


Jesucristo es tu fortaleza.

¿Cuál es tu “actitud”?

Tu actitud hacia los principios de la guía Para la Fortaleza de la Juventud puede contribuir a elevarte a mayores alturas.

avión

Los pilotos se refieren a la posición de un avión en el aire como su actitud. El avión ¿asciende o desciende? ¿Está girando o vuela recto y nivelado? En español, la palabra actitud también puede referirse a la mentalidad para lidiar con los altibajos de la vida. Un viejo refrán sobre la aviación y la vida dice así: “La actitud determina la altitud”.

¿Qué actitud tendremos al leer Para la Fortaleza de la Juventud: Una guía para tomar decisiones? La actitud que tengamos hacia sus principios puede cambiar nuestra vida e influir en que nos elevemos a nuevas alturas o nos hundamos a un nivel más bajo.

El Salvador nos dio un buen punto de partida. Él dijo: “Bienaventurados los mansos” (Mateo 5:5). Podemos practicar el tener una actitud mansa siendo justos, humildes y estando dispuestos a seguir las enseñanzas del Evangelio. Las siguientes son tres preguntas que expresan diferentes actitudes que podríamos tener en cuanto a los principios que se nos han dado.

Actitud 1: ¿Cuán malo puedo ser?

Los que tienen esa actitud dicen: “¿Dónde está el límite? Quiero vivir lo más cerca posible de él sin cruzarlo”. Es tan peligroso como un paracaidista que pregunta: “¿Cuán cerca puedo estar del suelo antes de abrir el paracaídas?”.

Actitud 2: ¿Cuán bueno tengo que ser?

Esta actitud busca el menor esfuerzo posible. Es como preguntarle a un maestro: “¿Cuánto es lo mínimo que puedo hacer y aún así aprobar el curso?”. Es como si el paracaidista dijera: “Quiero hacer un buen trabajo empacando el paracaídas, pero no tanto”.

Actitud 3: ¿Cuán valiente puedo ser?

Un niño me dijo una vez que él iba a Seminario a las 5 de la mañana. Yo le dije: “Eso es muy temprano. ¿Por qué vas?”. Él se limitó a responder: “Porque quiero. Me encanta. Seminario es la mejor parte del día”. Tenía la actitud de: “¡Quiero ser valiente!”. Para él, la obediencia era un cometido y no una molestia.

Es como si el paracaidista dijera: “Preparo el paracaídas con esmero y lo abro mucho antes de tocar el suelo porque me encanta saltar en paracaídas y quiero seguir haciéndolo”. Ese tipo de actitud nos ayudará a elevarnos.

En el Libro de Mormón, el padre del rey Lamoni ofreció una hermosa oración que expresa perfectamente esta tercera actitud:

“¡Oh Dios! […] ¿te darías a conocer a mí?, y abandonaré todos mis pecados para conocerte” (Alma 22:18).

El rey no dijo “¿Cuán malo puedo ser y aún así conocerte?”, ni “¿exactamente cuán bueno tengo que ser para conocerte?”. No, su actitud fue: “[A]bandonaré todos mis pecados para conocerte”.

Para la Fortaleza de la Juventud: Una guía para tomar decisiones

Hábitos más elevados y santos

El Señor confía en que no busquemos pretextos, sino hábitos más elevados y santos. Si algo no se explica tan claramente en la guía como esperábamos, no preguntemos “¿Qué permitirá Dios?”, sino “¿Qué preferiría Dios?”. La segunda pregunta revela el corazón dispuesto que el Señor desea que cada uno de nosotros desarrolle mientras nos enseña a ser mansos.

Si me subo a un avión no quiero que el piloto se pregunte “¿Cuán malo puedo ser?”, ni siquiera “¿Cuán bueno tengo que ser?”. Quiero que se pregunte: “¿Cuán valiente puedo ser?”. En el vuelo, y en la vida, la actitud determinará nuestra altitud. La guía Para la Fortaleza de la Juventud no se escribió para explicar mínimos de comportamiento, sino doctrina para el discipulado; es verdaderamente el siguiente nivel.

Nota

  1. Véase Guía para el Estudio de las Escrituras, “Mansedumbre, manso”, Biblioteca del Evangelio.